"Un hogar sin libros es como un cuerpo sin alma", decía el filósofo romano Cicerón, allá por el siglo I a.C. Y lo hacía en una época en la que tener uno estaba reservado a la élite de la sociedad. Gracias a la imprenta de Guttenberg, 1.500 años después, se democratizó el acceso a ese objeto que ofrece infinidad de aventuras, experiencias y enseñanzas. Pero su riqueza no reside sólo en su interior. Tanto si se quiere que formen parte del interiorismo de una estancia o que resalten como elementos con entidad propia, los libros ofrecen una enorme cantidad de posibilidades decorativas (una vez leídos, se entiende).
Bien lo sabe Alexandra Barker, fundadora del estudio de arquitectura e interiorismo BFDO Architects de Nueva York, que ha proyectado varias obras con los libros como protagonistas. "Tengo varios clientes que son escritores. Para ellos, su biblioteca es una parte fundamental de su vida. A menudo incluyen colecciones que han ido reuniendo desde su infancia y quieren que destaquen en sus casas. También son objetos a los que necesitan tener un acceso rápido y cómodo", explica.
Con esta premisa diseñó Casa para poetas y gatos, un proyecto en el que incorpora buena parte de la biblioteca en una estantería de obra a medida. "Una artista, poetisa y profesora y su marido, administrador de la Biblioteca del Congreso, compraron una casa en Windsor Terrace (Brooklyn, Nueva York). En él, querían encontrar maneras interesantes de traer color y luz y de crear espacios abiertos para exhibir su extensa colección de arte y libros", revela Barker. Además, su trabajo sirve de diversión para las dos mascotas de la pareja: los estantes son escalones para que los gatos puedan subir y observen así las actividades de sus dueños desde las alturas.
En forma de esculturas
En esta obra en particular, al tratarse de una vivienda de dos plantas y cerca de 200 metros cuadrados, el espacio no era un gran problema. Sin embargo, éste suele ser uno de los mayores inconvenientes a los que se enfrentan los propietarios de extensas colecciones.
Las exigencias de los apartamentos reducidos obligan a agudizar la creatividad y autilizar las propias estanterías para que realicen distintas funciones, ya no sólo la de almacenar volúmenes. "Me encanta encontrar nuevas maneras de incorporar la textura y la escala de una colección de libros en un diseño. En algunos casos, una estantería se convierte en una pared gruesa para separar espacios. En otros, se pueden utilizar para enmarcar una abertura entre habitaciones", añade la arquitecta.
Estos sistemas modulares suelen ser pesados y de medidas estándar. Sin embargo, la estantería Ptolomeo, firmada por Bruno Rainaldi, es ligera y versátil. Sobre su base cuadrada se organizan los estantes y ejemplares en posición horizontal. Unos encima de los otros. La imagen que resulta es la de una escultura a base de libros que puede encajar casi en cualquier rincón. Asimismo, Barker apuesta por otra solución similar: el sistema Rakks, "a base de soportes de aluminio y rieles, personalizable". Una de sus ventajas es que puede ir modificándose y ampliándose a medida que crece la colección. Además, como las baldas se cuelgan directamente en la pared, se puede jugar con el diseño.
El sistema 'Trap' está formado por elementos trapezoidales que permiten crear múltiples combinaciones. KAMBIAM
Orden y concierto
No existe una regla universal a la hora de colocar los libros, más allá del orden alfabético si lo que se desea es encontrar rápidamente el ejemplar que se busca. Si se pretende usar los lomos de los ejemplares con un fin más decorativo, pueden ordenarse por colecciones, tamaños o colores. Además de procurar aislamiento acústico extra a las paredes y muros, "los libros proporcionan hermosos colores y texturas que suelen ser más naturales que el papel pintado en los espacios donde predominan el color blanco o los tonos neutros", sostiene Barker.
También hay portadas que son obras de arte en sí mismas. Y es una pena que lo único que se vea de algunos libros sea el lomo. Por ello, si lo que se desea es exhibir las cubiertas más vistosas o de ejemplares únicos, se pueden usar estantes estrechos para poder admirarlos de frente.
También existen estanterías originales que pueden dar otro aire a una habitación, como Trap, de la firma Kambiam. Se trata de un sistema modular de formas muy atractivas que permite crear múltiples combinaciones. Cuenta con un panel de fondo en diferentes colores y acabados: madera, cuero, terciopelo, tela impresa, lienzo, espejo o metálico. En este caso, el propio mueble y su contenido se convierten en parte integral de la decoración.
Ejemplares decorativos
Aunque parezca mentira, hay ejemplares que no son para leer. Son los llamados coffee table books, libros de lujosa encuadernación, con poco texto e imágenes impactantes para captar la atención del lector ocasional. Aparecieron por primera vez en el mundo editorial en los 50, con los volúmenes de fotografía de Paul Steiner, fundador de la editorial Chanticleer Press. Hoy, su uso se ha ido extendiendo a otras disciplinas en las que el apartado visual es fundamental, como la arquitectura, el diseño o la moda.
"Hay algo en los libros físicos que permite a los propietarios hacer en su hogar una declaración sobre sí mismos, algo que otras personas pueden captar inmediatamente", afirma Josh Baker, director artístico de Taschen, editorial especializada en este tipo de volúmenes.
Tanto los libros de Taschen, como los de Phaidon, Rizzoli o Assouline, grandes editoriales del sector, son ideales para colocarse en mesas de centro o auxiliares. A modo decorativo.
Según Naos Libros, la tienda especializada en Arquitectura y Arte, las novedades editoriales más atractivas y vistosas para usar en decoración son Watercolors (editorial Hatje Kantz), un muestrario de las acuarelas del diseñador danés Finn Juhl, y Annie Leibovitz Portraits 2005-2016 (Phaidon), con los últimos retratos de la célebre fotógrafa estadounidense. Ambos merecen un lugar de honor en el hogar de cualquier amante de la lectura.
Fuente: http://www.elmundo.es/