Los bajos salarios y la inestabilidad ahuyentan al empleo de la construcción


Que aparecer en los titulares de toda la prensa, radio y televisión la idea de que falta personal en las obras y saltaron no una, sino todas las alarmas posibles. Hubo una reacción lógica de incredulidad ante esa afirmación en un país con más de 3,7 millones de parados y con una economía que otrora llegó a construir más de 600.000 viviendas al año y ahora apenas edifica 80.000. Otro dato que alimentó las suspicacias era el procedente del principal registro de empleo: la afiliación a la Seguridad Social. Si antes de que estallara la burbuja inmobiliaria llegaron a trabajar en la construcción, entre inscritos en el régimen general y autónomos, más de 2,2 millones de personas y hoy apenas superan el millón, la pregunta obvia es clara: ¿dónde se ha ido toda esa gente, acaso todos se han reciclado en otra actividad?

Preguntados los principales afectados, empresas promotoras, constructoras y formadores; y consultadas las cifras oficiales de paro y ocupación, son varios los factores que explican cómo funciona en la actualidad el mercado laboral en este sector. “No estamos hablando de un problema global o estructural porque no en todo el país la actividad se ha recuperado a buen ritmo, pero en los lugares donde sí lo ha hecho es cierto que existe escasez de mano de obra cualificada. La situación es preocupante sobre todo de cara a futuro”, explica Daniel Cuervo, gerente y secretario general de las patronales de promotores Asprima y APCE.

En este sentido, Cuervo hace el análisis de qué ha ocurrido con la ocupación. Un 25% de los afiliados a la construcción en pleno boom eran inmigrantes y de ellos, una gran mayoría se ha marchado “o bien a sus países o bien a otros territorios de Europa con un sector de la construcción mucho más pujante que el nuestro”. Del resto, quienes contaban con la mejor cualificación eran los más veteranos que 10 años después se han jubilado o están a punto de hacerlo. Así, “de todos aquellos situados entre los 35 y 55 años que hace 10 años trabajaban en el sector, buena parte de ellos que perdieron su empleo se han recolocado en otras actividades y se muestran reacios a volver”, insisten desde Asprima y APCE.

“Muchos de esos profesionales, cuya vuelta a la construcción sería sencilla prefieren incluso renunciar a una pequeña subida salarial antes que dejar sus trabajos actuales, mayoritariamente en los servicios”, argumenta Fernando Moliner, consejero delegado de Actívitas Inversión Inmobiliaria.
Y es que el trabajo en el andamio es duro, a la intemperie, exige determinadas condiciones físicas y, para colmo, nunca ha estado bien valorado socialmente. En el pasado, una forma de compensar la penuria de sus tareas era con salarios significativamente más altos que en la industria y los servicios, pero eso se acabó con la crisis y ni los más optimistas creen que vaya a volver.

Es difícil cuantificar lo que se han ajustado los salarios en la construcción, Moliner asegura que la media se sitúa en una reducción de entre el 30% y el 40%. Otras fuentes sostienen que posiblemente hoy algunos operarios cobren la mitad que en 2007. Por ello, para cualquier profesional como electricistas, carpinteros, encofradores o albañiles que hoy trabajen en la hostelería un aumento salarial de 200 euros al mes no es suficiente para volver al tajo.

A unas condiciones económicas ahora poco atractivas se les suma la inestabilidad y excesiva movilidad que supone trabajar para una subcontrata en las obras de una promoción inmobiliaria. Pero, sin duda, el gran hándicap al que se enfrenta esta actividad a medio y largo plazo es el escaso o nulo interés de los jóvenes por trabajar en la obra. Prueba de ello no es solo comprobar cómo ha disminuido el número de ocupados más jóvenes en la construcción, sino analizar el número de matriculados en formación profesional en la rama de edificación y obra civil (ver gráficos).

El director general de la Fundación Laboral de la Construcción, Enrique Corral, critica que desde la Administración se ha penalizado la formación de la oferta laboral a largo plazo, “con la reforma del sistema de formación se ha pasado a primar la formación a corto plazo y barata”. Para paliar esta situación, la Fundaciónplantea aplicar ciertos ajustes al contrato para la formación y el aprendizaje, de forma que las empresas puedan contratar a jóvenes de hasta 30 años al tiempo que les enseñan y especializan en un oficio.

Sobre qué repercusión tendrá esta escasez de mano de obra, la primera es un aumento evidente de los costes de construcción que algunas fuentes cifran entre un 20% y un 25%, por el repunte de los salarios y un alza de los materiales del entorno del 10% al 15%. Malas noticias para un sector que aspira a crecer sin sobresaltos.

¿PODRÁ EL SECTOR EQUILIBRARSE SOLO?


La Fundación Laboral de la Construcción revela cómo ha aumentado la oferta de empleo.

Vacantes. Las registradas por esta organización casi se duplicaron el año pasado al pasar de 967 en 2016 a 1.866 el pasado ejercicio. El número de parados en construcción se ha reducido a menos de la mitad desde mediados de 2013, según la Encuesta de Población Activa (EPA).

Ajustes. El director general de Inbisa Construcción, Carlos García, confía en que poco a poco el mercado se autorregulará, incrementará los salarios “y las pequeñas empresas perderán el miedo a contratar”. Admite que se ha producido un reajuste demasiado rápido en un sector que en muy poco tiempo vio cómo se destruía gran parte de su tejido productivo.

Repercusión. García asegura que el efecto inmediato de este repunte del coste laboral será un presupuesto al alza en las promociones que se inicien a continuación de las que ya hayan finalizado con tensiones en los salarios. Pero, al mismo tiempo, confía en que el mercado encontrará por sí solo su equilibrio subiendo los sueldos y con trasvase de trabajadores de unas provincias a otras.

 
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