Uno de los principales problemas de la economía china es el mercado inmobiliario, con una de las mayores burbujas del mundo. El Gobierno ha sentado las bases para sacudir los cimientos del sector sin pinchar los precios impulsando el alquiler. La previsión para 2030 contempla un mercado de 658.000 millones de dólares anuales en renta que parte desde la nada, prácticamente la mitad del volumen que se genera en compraventa de vivienda. l La banca en la sombra se 'congela' y deja a la luz los graves problemas de China
El presidente chino, Xi Jinping, ha tirado de manual para equilibrar el mercado inmobiliario del país, que está considerado como una de las mayores burbujas del mundo. Busca introducir el alquiler para frenar la demanda, aumentar la oferta y relajar los precios. Pero en el caso de China la tarea es hercúlea en un país donde el alquiler es casi inexistente y que supondría crear de la nada el mayor mercado de alquiler de vivienda del mundo.
Xi Jinping impulsó un nuevo modelo de vivienda en el Congreso del Partido Comunista en octubre donde el alquiler será respaldado por constructoras, bancos y gobiernos locales. Una de las medidas con mayor calado ha sido lanzar un impuesto sobre los inmuebles en propiedad.
El 90% de la vivienda, en propiedad
El objetivo del presidente de China es frenar la desigualdad que están provocando los elevados precios de la vivienda en las ciudades. El nuevo modelo de Xi Jinping quiere guardar el equilibrio entre la libertad plena en el mercado con la coexistencia de vivienda pública, que recoge la vieja tradición comunista, donde a los trabajadores se les asignaba viviendas.
El desarrollo de un mercado de alquiler ayudará a calmar los precios inmobiliarios irracionales, según Deng Yongheng, de la Universidad de Wisconsin. Los efectos a largo plazo podrían variar desde impulsar la concentración entre los constructores hasta aumentar el gasto del consumidor, ya que los actuales propietarios apenas tienen capacidad gasto por la vivienda, explica Wang Tao, economista de UBS, a Bloomberg.
Un modelo agotado
En toda China, se están planificando grandes complejos de alquiler que se encuentran en construcción o proyectados. El cambio puede alterar los negocios de las constructoras y modificar estructura de ingresos del Estado.
En teoría, si el plan funciona aumentaría la oferta de viviendas y ayudaría a estabilizar los precios después de un rally inmobiliario de 13 años. El viejo modelo que priorizaba la propiedad de la vivienda alentó "mucho la especulación", indica Rosealea Yao, analista de Gavekal Dragonomics. Para la experta el modelo está muerto y las autoridades intentan que haya ciudadanos que puedan vivir de alquiler toda la vida, como sucede en Alemania.
Los gobiernos locales de las principales de ciudades han destinado suelo público para subastarlo entre compañías inmobiliarias con la condición que las nuevas viviendas estén destinadas al alquiler. Country Garden, la mayor inmobiliaria del país, tiene previsto lanzar al mercado un millón de inmuebles en tres años con estas características.
Los bancos del país también se han puesto manos a la obra y están ofreciendo líneas de crédito especiales a las constructoras para proyectos destinados al alquiler. En la bolsa están emergiendo socimis, empresas cotizadas del sector inmobiliario que generan sus ingresos a partir de ingresos por alquiler.
Xi Jinping lucha contra la creencia popular de que el precio de la vivienda nunca bajará. Un aspecto compartido en otros países y que favorece la creación de burbujas. El sentido de la propiedad está muy arraigado entre la sociedad china, donde el 90% es propietario de vivienda, según la consultora Cushman y Wakefield.
Clave: que no caiga la demanda
La apuesta de las autoridades es arriesgada teniendo en cuenta que la burbuja de precios puede pinchar en cualquier momento. El objetivo sería evitarlo estimulando la demanda de vivienda con un emergente mercado de alquiler.
Según la firma de análisis Orient Securities, si funciona la creación de un mercado de alquiler en 2030 alcanzaría una facturación en rentas anuales de 658.000 millones de dólares, lo que prácticamente supone la mitad del valor del negocio inmobiliario de compra y venta a día de hoy.
La inmobiliaria China Vanke ya ha lanzado 395 viviendas en alquiler en Shangai y constata la buena acogida. El 95% de la oferta ha sido cubierta con menores de 32 años a un precio que no oscila entre los 500 dólares al mes. Una alternativa interesante teniendo en cuenta que la ciudad rivaliza con Hong Kong por ser la más cara del mundo. Los expertos apuestan por el éxito del plan de Pekín confiando Xi Jinping como el gobernante chino con más poder desde Mao Zedong.
Fuente: http://www.eleconomista.es/