El mercado inmobiliario comienza a consolidar crecimientos de doble dígito mes tras mes, tras haber caído en picado en los primeros años de la crisis y haber dispuesto después de una tendencia errática, al hilo de las bajadas de precios, la disponibilidad o no de crédito, la incertidumbre del mercado laboral o del devenir político del país. Ahora encadena ya cinco meses consecutivos de alzas sostenidas, que a su vez van acompañadas ya de ligeros repuntes en los precios en la mayoría de las zonas del territorio, y con una concentración elevada de las operaciones en la vivienda de segunda mano. Tras un lustro largo de crisis, vuelve a encontrarse un elevado nivel de demanda embalsada que empieza ahora a dar salida a sus deseos por la concurrencia de varios motivos. En primer lugar, el precio de las casas ha descendido muy significativamente, no menos del 35% en media nacional; además, la banca ha abierto de nuevo la ventanilla del crédito y a precios muy modestos por la tendencia bajista de los tipos de interés; y, por último, el mercado laboral se ha recompuesto, aunque sea con rentas más bajas. Solo habrá que vigilar que no vuelva a ocurrir lo que en el anterior ciclo, para que los crecimientos de las variables se estabilicen, y evitar precios tan elevados que confisquen por muchos años la renta de los compradores.
