En el ecuador del año, con el periodo estival ante nosotros, nos encontramos en un momento delicado con tensiones políticas, sociales y económicas en muchos países pero, sin embargo, un momento también en el que seguimos observando –gratamente– cómo algunos sectores de actividad siguen creciendo. Es el caso del sector inmobiliario, firmemente encaminado hacia la recuperación. Pero en este entorno complejo, hay muchas voces que se preguntan, ¿hacia dónde vamos?
Hay que recordar que los edificios son una materia prima fundamental para nuestra vida social y económica. Como ocurre con cualquier infraestructura, hay que mantenerlos, renovarlos y explotarlos; y aún queda mucho por hacer para asegurar que tengamos un parque de edificios que sea moderno, eficiente y sostenible. Este hecho ofrece una oportunidad y, al mismo tiempo, un reto para todos aquellos con intereses en este sector.
El cliente –ya sea inquilino, comprador o inversor– es cada vez más exigente y el sector ha respondido con nuevas técnicas y con más profesionalidad. Pero para cumplir con estas exigencias, necesitamos el pleno apoyo de todas las administraciones públicas.
El sector tiene que funcionar dentro del marco regulatorio que exista, independientemente de la ideología política de cada compañía o de los gobernantes. El sector tiene que trabajar codo con codo con las administraciones públicas hacia una interpretación de las oportunidades y de las necesidades del mundo actual. Es evidente que el mundo ha cambiado y tenemos la obligación de asegurar que las normativas y las prácticas siguen evolucionando también en la dirección marcada.
Necesitamos inversores que inviertan a medio y largo plazo; y que en este momento puedan tener plena confianza sobre el futuro del sector en España. Estoy convencido de que la incertidumbre política va a despejarse y de que podremos tener confianza en un horizonte estable y con políticas razonables. De hecho, este optimismo se ha plasmado en las últimas semanas en el parqué, donde varias Sociedades Cotizadas de Inversión Inmobiliaria (socimis) han comenzado a cotizar ante la creencia de que la mejora de nuestra economía permitirá relanzar al sector inmobiliario tras años de importantes penalizaciones.
"Aún queda mucho por hacer para asegurar que tengamos un parque de edificios que sea moderno, eficiente y sostenible"
A esto se suma, además, que según algunos estudios, España se sitúa ya entre los diez destinos más atractivos para aquellos ejecutivos de los sectores Real Estate, Hospitality & Constructions que están planteándose hacer algún tipo de operación en los próximos doce meses.
Una mejora que contrasta con la caída de expectativas que se experimenta a nivel global, donde las incertidumbres políticas y económicas han reducido de positivas a estables previsiones tan importantes como los resultados empresariales de las compañías globales, el acceso al crédito e incluso la evolución de la economía global.
En el ámbito internacional, es evidente que la Unión Europea vive un momento desconocido hasta ahora. Son crecientes las voces que señalan que el brexit va a producir un cambio muy probable en la situación, tanto si Reino Unido finalmente sale de la Unión Europea como en el caso de que se decida su permanencia.
Sin embargo, hay que destacar que todos los cambios traen oportunidades. Reino Unido tendrá que plantear iniciativas ante este nuevo escenario y los otros países tendrán que trabajar para captar el negocio que decida reestructurar geográficamente su actividad.
También la Unión Europa tendrá que reflexionar seriamente sobre su camino de cara al futuro. Tanto desde el sector inmobiliario como desde el Gobierno, necesitamos una visión global y no fragmentada de cómo gestionar estos cambios y oportunidades, ya sea atraer empresas que decidan reubicar su negocio o un plan para asegurar la continuidad de la importante contribución que el turista británico hace a nuestras arcas.
Oportunidades hay. Es nuestra obligación identificarlas y ejecutarlas. Estoy convencido de que podemos irnos de vacaciones con tranquilidad, con mucha ilusión sobre el futuro y volver con las ideas claras de lo que podamos aportar cada uno.
Roger Cooke es senior advisor de EY.