El mercado inmobiliario seduce de nuevo al extranjero


En los últimos años, la inversión extranjera en inmuebles españoles ha entrado en una fase de aletargamiento, víctima de los altos precios y la incertidumbre macroeconómica. La virulencia de la crisis y el alto grado de exposición del 'ladrillo' han agudizado un recorrido a la baja iniciado en el 2003 (7.072 millones de euros), tan sólo roto en el 2007, antesala de la hecatombe en el sector.

Sin embargo, esta trayectoria descendente se frenó en el 2010, advirtiéndose un significativo viraje respecto a el 2009, annus horribilis para el mercado (-31,5%). Según el Banco de España, los ciudadanos extranjeros aumentaron un 2,9% su gasto en activos inmobiliarios en nuestro país, hasta los 3.757 millones de euros, en un total de 29.615 transacciones.

«Desde el punto de vista residencial, los inmuebles en zonas costeras han experimentado un descenso de precios, un hecho que, unido a la ligera mejoría de las principales economías europeas emisoras (británica, alemana, escandinava y rusa) del turismo de vivienda vacacional y trabajadores jubilados en busca de segunda residencia está generando más movimiento en este tipo de adquisiciones», afirma José Galindo, analista del departamento de inversiones de la consultora Catella.

Para Ignacio Oslé, director de Marketing de la promotora británica Taylor Wimpey, «se está produciendo una clara reactivación de la inversión extranjera en el mercado de la segunda residencia, en enclaves 'prime' como Mallorca o Marbella gracias, en buena medida, a sus características, la percepción de que los precios han tocado fondo, la seguridad jurídica y un fortalecimiento del ánimo de los compradores».

Promoción en Europa

A principios de abril, el Grupo Socialista planteó en el Congreso la necesidad de imprimir un nuevo impulso a la captación de inversión extranjera en el 'ladrillo' y potenciar la comercialización de viviendas en los mercados internacionales, «con el objetivo de eliminar la desconfianza de los inversores y dar a conocer las garantías de estas inversiones».

Con este propósito, el próximo miércoles 4 de mayo, el ministro de Fomento, José Blanco, inaugurará en Londres la ronda informativa ('road show') destinada a reactivar la compra de activos y «agilizar la digestión del stock en nuestro país», especialmente en el ámbito residencial, que alcanza las 450.000 unidades.

Su gira, concebida en dos etapas -una primera institucional, con el ánimo de infundir confianza a los grandes inversores; y una segunda meramente comercial, abierta a la iniciativa privada-, hará escala en Francia, Alemania, Países Bajos, Suecia y la Federación Rusa, «mercados que se están recuperando y presentan potencial para invertir en una segunda residencia».

«Impulsar la normalización del sector inmobiliario; que no será volver al exceso del pasado, pero sí superar la depresión del presente». Con esta declaración de intenciones, el pasado 14 de abril, José Blanco presidió la primera reunión de la Comisión de Trabajo para el Impulso del Sector Inmobiliario, un acto en el que promotores, constructores, banca y poderes públicos se conjuraron para relanzar el mercado y mitigar el exceso de oferta existente.

Esta normalización pivota, básicamente, sobre la articulación de una serie de medidas, entre las que destacan la citada enajenación de 'stock' en el exterior, la construcción en enclaves con demanda insatisfecha, así como la apuesta por el alquiler, la vivienda protegida y la rehabilitación, una actividad esta última de vital importancia para UGT, ya que «genera cuatro veces más empleo que la construcción residencial o la obra pública».

«Cualquier medida del Gobierno para el fomento y divulgación de las bondades de la inversión inmobiliaria son bienvenidas», señala Oslé. »No obstante -advierte-, llegan tarde y son estéticas, sin impacto en el corto plazo». A su juicio, el Ejecutivo «debería ser más realista y actuar sobre temas concretos que fomenten la inversión en el mercado residencial, simplificando los trámites y plazos interminables entre diferentes administraciones; facilitando el crédito para proyectos y forzando a bancos y cajas a poner sus solares al precio real de mercado».

Para Álvaro J. Martín Ropero, director general comercial de Tinsa, «el sector parece haber pasado ya los peores años del actual ciclo, pero se adentra en un periodo de incertidumbre que no se resolverá en el corto plazo y dependerá de factores exógenos». «Nos encontramos ante un año de transición en el que, en especial los últimos tres meses, los indicadores de actividad presentarán, previsiblemente, síntomas más positivos», concluye.

Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/
 
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