Así son las hipotecas para jóvenes


Exigen menos requisitos, reducen las comisiones, permiten plazos de pago más amplios o cobran tipos de interés más bajos.Aunque cada entidad tiene su propio modelo y no hay dos productos iguales, estos son a grandes rasgos los principales reclamos de las hipotecas dirigidas a personas jóvenes. Son paquetes financieros más flexibles que los tradicionales, cuyo objetivo es atraer al sector de la población con mayores dificultades para acceder a una vivienda en propiedad, aseguran desde Consumer/Eroski.

La oferta del mercado es muy amplia. A pesar de la crisis económica -o tal vez por su causa-, numerosas entidades bancarias y cajas de ahorro ofrecen hipotecas para jóvenes, con distintos beneficios. Mientras algunas apuestan por un tipo de interés asequible, otras lo hacen por la amplitud del plazo de pago, obvian algunos requisitos o brindan un plazo de carencia inicial, es decir, un periodo en el que el cliente sólo paga los intereses del préstamo. La diversidad y los matices resultan evidentes, pero no sólo en la oferta global. También hay diferencias en aspectos que, a priori, podrían ser unánimes, como el concepto de juventud. Por curioso que resulte, no está sujeto a un criterio único.

La definición de "joven" -y, en consecuencia, del cliente- varía según la entidad. Si bien todos los bancos coinciden en el punto de partida (personas que, como mínimo, tengan 18 años cumplidos), la horquilla que trazan después no siempre es igual. Algunas son más abiertas. En unos casos aceptan a clientes de hasta 30 ó 32 años en el momento de firmar el préstamo. En otros admiten solicitudes de personas entre 36 y 38 años. Alguna entidad promociona incluso productos para jóvenes de hasta 41 años, aunque en términos generales la edad máxima para solicitar una hipoteca joven se sitúa en 35 años.

Este límite no es el único que varía. Otras dos unidades de tiempo son decisivas: el plazo máximo para devolver el préstamo y la edad tope que debe tener la persona en el momento de saldar la deuda. El abanico de posibilidades es amplio. El plazo máximo para cancelar estas hipotecas fluctúa entre los 40 y los 50 años. El periodo de pago depende de la entidad que se elija y la edad que se tenga al solicitar el préstamo. No es lo mismo hipotecarse con 18 años que a los 25 ó 30. A medida que pasa el tiempo, la esperanza de vida disminuye.

Las hipotecas para jóvenes son más longevas que las tradicionales. Estas últimas conceden entre 25 y 35 años de plazo debido a que, según las estadísticas, los clientes tienen más años de vida -más tiempo para pagar-. Tanto el banco como el cliente se benefician de este modelo. El primero porque, con la ampliación del plazo, aumenta la cantidad de cuotas y el monto total de dinero que cobrará. El segundo porque consigue una reducción de la cuota mensual.

El otro factor -la edad máxima del cliente en el momento de cancelar la hipoteca- es un aspecto en el que coinciden la mayoría de bancos. Ronda los 70 años y nunca supera los 75. Este límite es muy importante porque, con independencia de los planes de pago de cada entidad, la edad determina la duración del plazo. Es posible que un banco permita pagar el préstamo en un periodo de 50 años, pero si lo solicita una persona de 35 años y el tope está fijado a los 70, el plazo máximo para cancelarla serán 35 años. Ésta es una cuestión decisiva, hasta el punto de que, en numerosas ocasiones, determina que el cliente se decante por una entidad o por otra.

Fuente: http://www.20minutos.es/
 
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