Los datos no dejan lugar a dudas, los españoles no nos fiamos de las agencias inmobiliarias a la hora de adquirir una vivienda y preferimos hacerlo por nuestra cuenta. Según las estadísticas que maneja la Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria (AEGI), patronal que agrupa a algunas de las principales agencias del país, en España únicamente el 30% de las operaciones inmobiliarias se realiza a través de intermediadores profesionales, mientras que el 70% restante se lleva a cabo entre particulares.
¿Qué es lo que hace que confiemos tan poco en la intermediación a la hora de comprar, vender o alquilar casa mientras que en otros países, como en EEUU, esta proporción se invierte hasta el punto de que el 80% del mercado está acaparado por profesionales inmobiliarios?
Carlos Arenas, presidente de AEGI Madrid, ofrece una pista: «Durante los años del 'boom' inmobiliario cualquier persona con un teléfono móvil se autoproclamaba agente inmobiliario». Según Arenas, en esos años surgieron miles de empresas e individuos que cometieron todo tipo de «desmanes y estafas» como «vender una casa dos veces» y que terminaron por arruinar la imagen de todo el sector.
Por este motivo, ya desde ese momento, las empresas se empezaron a plantear la necesidad de crear un marco de autorregulación «para proteger al cliente y no perjudicar a las empresas». Ese marco regulatorio acaba de ver la luz en forma del llamado Código de Buenas Prácticas, que sus impulsores definen como «un icono de prestigio para los profesionales y una garantía para los clientes», y que nace con la idea de recuperar la confianza de los consumidores.
Carlos Arenas se atreve incluso a aventurar que este documento, con el que las agencias inmobiliarias pretenden «renacer» aprovechando la futura normalización del mercado, significará «un antes y un después en el sector de la intermediación».
Este código, al que empresas y profesionales se acogerán de forma voluntaria, pretende dar «un plus de calidad» al consumidor y con él, AEGI quiere transmitir la idea de que confiar las operaciones inmobiliarias a los profesionales que estén suscritos al mismo supondrá contar con las máximas garantías en cuanto a encontrar el mejor precio, recibir la información más completa sobre los inmuebles, contar con toda la seguridad jurídica, sin olvidar el ahorro de tiempo.
«En el fondo, lo que queremos es que, igual que la gente va a la farmacia si tiene un resfriado, acuda a nosotros cuando tenga que vender, comprar o alquilar una casa», reconoce el máximo responsable de la asociación en Madrid. «Para eso hay que educar al consumidor para que se acostumbre a demandar estos servicios de calidad y los exija», apostilla.
Ventajas
Y es que desde AEGI insisten en la idea de que, a diferencia de lo que pasaba hace unos años, «cuando si te equivocabas en una operación inmobiliaria, el propio mercado subsanaba el error porque podías vender al día siguiente, recuperando el dinero invertido o incluso sacando beneficios», en estos momentos «el mercado inmobiliario ya no da margen para las equivocaciones».
Por ese motivo, los profesionales de la intermediación defienden la importancia de su labor por cuanto «las decisiones que tome el cliente estarán avaladas por el mejor asesoramiento y la más completa información».
El presidente de AEGI Madrid habla del precio como una de las principales ventajas de buscar casa con un profesional. «Simplemente con echar un vistazo a los portales inmobiliarios se puede observar que en un mismo barrio, los pisos más baratos son los que comercializan las agencias», comenta Carlos Arenas. -SU VIVIENDA ha comprobado esta afirmación analizando la base de datos de inmuebles de Globaliza-Su Vivienda, constatando que este fenómeno se da principalmente en los pisos de mayor tamaño-.
Arenas justifica este fenómeno porque los profesionales únicamente aceptan «casas que se puedan vender», por lo que «actualmente», asegura, «rechazamos más de un 50% de las que nos llegan porque tienen precios invendibles».
Por otro lado, advierte de que en estos momentos tan convulsos los agentes inmobiliarios son «fundamentales en la negociación del precio», ejerciendo de «moderadores» entre las expectativas del vendedor y las del comprador. «Pero a la hora de comprar o alquilar una casa no todo es el precio», recuerda Arenas, para quien únicamente un profesional inmobiliario es capaz de saber «si la relación calidad precio es la adecuada».
Arenas enumera otra serie de ventajas tales como la del ahorro de tiempo tanto para quien vende o alquila su casa como para el que busca; la seguridad jurídica que aporta la agencia durante todas las fases de la operación; y el asesoramiento en temas legales y fiscales «que muchos pasan por alto».
En esta asociación son conscientes de que otro de los factores que ha contribuido a dar mala imagen a su sector es el de la opacidad de las comisiones que cobran los profesionales por ofrecer sus servicios. «Generalmente se le cobra el 5% del importe de la venta a quien vende la casa, pero cada profesional puede cobrar lo que quiera», reconoce Arenas. «Eso seguirá siendo así -continúa-, pero quienes se acojan al Código de Buenas Prácticas deberán exhibir obligatoriamente un cuadro de tarifas y honorarios a la vista de todos sus clientes».
Las agencias inmobiliarias están convencidas de que esta crisis va a servir de purga al sector, «porque ha eliminado a elementos indeseables que no queremos que vuelvan» y confían en invertir en poco tiempo el porcentaje de quienes confían en sus servicios, de forma que pronto «el 70% de personas que realice operaciones inmobiliarias las haga asesorándose por profesionales».
La banca, competencia desleal
Los responsables de AEGI lamentan el papel que están adquiriendo las entidades financieras en los últimos tiempos, en los que se han convertido en «las inmobiliarias más activas del país».
Carlos Arenas, presidente de la patronal madrileña de agencias inmobiliarias, alerta sobre el hecho de que algunos bancos y cajas estén «robándoles» clientes.
«Lo que sucede -explica Arenas- es que una vez que el comprador se ha decidido por una casa y va al banco a pedir la hipoteca, allí le ofrecen una de las viviendas que comercializa la entidad y también un préstamo con condiciones mucho mejores para que se decida por ella, aunque realmente no sea lo que busca».
Ante este problema, algunas agencias están creando sus propios departamentos de financiación para evitar que sus clientes lleguen a las entidades financieras y son ellas las que se encargan de negociar con las diferentes entidades para conseguir la hipoteca.
Fuente: www.elmundo.es