El lobby inmobiliario en peligro de extinción


El 1 de octubre de 2007, trece responsables de las compañías inmobiliarias más importantes de España y la patronal madrileña, Asprima, creaban un grupo denominado G-14, inmobiliarias por la excelencia.
En pleno auge del negocio promotor, estas compañías decidían imitar el modelo norteamericano y fundaban un lobby o grupo de presión, que les sirviera para defender sus intereses, como foco principal de la actividad económica del país. "Las grandes inmobiliarias españolas firmaron hoy [por el 1 de octubre de 2007] en Madrid su constitución oficial como grupo organizado para la defensa de sus intereses empresariales y el desarrollo de todo tipo de acuerdos y medidas que redunden en la defensa de la actividad, bajo la denominación de Grupo 14, Inmobiliarias por la Excelencia", rezaba el comunicado oficial de esta exclusiva patronal.

Sin embargo, apenas dos años y medio después, el objetivo de convertirse en un poderoso lobby ha quedado desdibujado por los problemas del sector y de las propias compañías. A día de hoy, "la representatividad, la representación, promoción y defensa de los intereses profesionales" que buscaban las compañías con la puesta en marcha de esta iniciativa, con grandes nombres de la esfera empresarial, ha quedado lejos. "Ya no es lo que era", comenta una fuente cercana a una de las compañías participantes.



Los protagonistas del G-14
Según el propio secretario general del G-14, Pedro Pérez, tan sólo diez empresas y Asprima continúan dentro de la organización. "Somos los 13 de antes, menos Colonial, Renta Corporación y Parquesol", asegura Pérez. Pero sólo ocho socios contribuyen financieramente al grupo, a través del pago de una cuota, ya que la presencia de Asprima es testimonial y dos de sus integrantes no estarían haciendo frente al desembolso como miembro del grupo. Desde Metrovacesa, Reyal Urbis, Afirma Grupo Inmobiliario (antigua Rayet), Realia, Grupo Sanjosé (donde está integrada Parquesol), Vallehermoso confirmaron su presencia en el grupo inmobiliario.


No obstante, según fuentes del sector, la cuota fijada en concepto de contribución como socio ha sido reducida hace unos meses. Otras fuentes apuntan a que el propio Pérez habría podido renunciar al cobro de algún tipo de honorario relacionado con su cargo de máximo responsable del lobby inmobilario. Para más inri, los propios miembros del grupo no tienen del todo claro quién es miembro de pleno derecho y quién no. Un miembro del G-14 aseguró a EXPANSIÓN: "Quedamos para comer y nunca estamos todos, por lo que ya no sabemos quién puede abandonar [la condición de miembro activo]". Este alto cargo inmobiliario confirma que hay poca actividad en el grupo.

¿Disolución?
Y no es el único. Todos los expertos consultados al respecto coinciden en que el G-14 está tocado. Un reputado analista asegura incluso que el grupo se encuentra en un estado catatónico que apunta a la disolución. ¿Caerá en el concurso de acreedores alguna empresa más del lobby? Pero Pedro Pérez cree que no: "No lo veo y no lo quisiera ver", dijo. Recientemente aseguró que su intención es aguantar el chaparrón: "Si el Gobierno hace las cosas que pedimos, en un trienio podríamos converger en un nivel de 400.000 viviendas en stock". Es decir, reducirlo a la mitad y, así, resucitar algo de la bonanza inmobiliaria.

"Los promotores ahora mismo son zombies; el G-14 está en manos de las entidades financieras", aseguran los expertos. Pérez no lo desmiente, porque "los pisos de la banca tienen preferencia. Esperamos que la situación de dependencia de la banca sea breve, coyuntural y momentánea", subrayó, para aprovechar y afearle al sector financiero "el bloqueo del crédito".

El gran hólding formado por gigantes de la economía española, que llegaban a sumar entre ellos entre 500 y 600 viviendas construidas al mes, ha pasado a ver como sus producción se quedaba paralizada. Así, en agosto de 2009, las compañías del G-14 encadenaban nueve meses sin construir ni una sola vivienda libre frente a las 6.000 que llegaron a construir en ejercicios anteriores. Y eso que Pérez aduce que las empresas que representa ofrecen descuentos de entre el 20% y el 30%.

Martinsa
Su poder y relevancia en el mundo empresarial se veía truncada por un brusco cambio de ciclo en el sector y una crisis financiera internacional sin precedentes. El máximo estandarte de este ocaso se encuentra en su presidente, Fernando Martín. El responsable de Martinsa Fadesa asumió el cargo de líder del proyecto de forma coyuntural, con el objetivo de ceder la batuta, según sus propias palabras, a "un profesional que dedique todo su tiempo a desarrollar las políticas del grupo; tiempo del que yo no dispongo para el nivel de exigencia, esfuerzo y dedicación que requiere el cargo". De hecho, el relevo se produjo diez meses después, de forma más abrupta de la esperada, tras la entrada en concurso de acreedores de la compañía que preside, Martinsa Fadesa.

La solicitud concursal de la promotora de Fernando Martín supuso un momento complejo para el grupo empresarial. Tras la emisión de un comunicado donde ponían de relieve que ellos ya habían avisado de las dificultades derivadas de las restricciones financieras, a finales de julio se producía la renuncia de Fernando Martín. Junto al presidente de Martinsa Fadesa, otros dos consejeros, Mariano Miguel y Anna Birulés abandonaban el consejo del grupo inmobiliario, al haber dejado sus cargos ejecutivos en Colonial y Renta Corporación. "El grupo continuará funcionando bajo las directrices y objetivos fijados por su Consejo del que forman parte todos los miembros y con el apoyo de Pedro Pérez como secretario general", aseguraron en ese momento.

Sin embargo, la realidad ha sido otra, y Pedro Pérez, quien ocupó la Secretaría de Estado de Economía entre 1988 y 1993, además de haber sido director ejecutivo del Fondo Monetario Internacional (FMI) y presidente de Tabacalera, asumió de facto el cargo de presidente y, hasta la fecha, ha sido el único portavoz del colectivo.

"El secretario general nunca fue nombrado presidente, aunque actuara como tal", dicen desde la organización. El único presidente de una patronal de promotores sería, por tanto, José Manuel Galindo, que lidera la Asociación de Promotores Constructores de España (Apce). Paradójicamente, éste también es el decimocuarto miembro del G-14, como presidente de la patronal madrileña Asprima. Fuentes de la propia Apce confirman que actualmente se aferran los unos a los otros para tratar de obrar el milagro: sobrevivir.

Los cálculos del grupo
- Grupo 14, junto con analistas financieros internacionales (AFI) presentaron sus conclusiones sobre el sector inmobiliario en 2009. En ellas, cifraron en 150.000 las viviendas iniciadas durante el pasado año.

- En el informe, se señala que los precios, según Tinsa, habían sufrido una corrección del 15% desde el máximo y que, a pesar de que la venta de casas "continúa deteriorándose", muestra "síntomas de haber encontrado suelo".

- Según el análisis elaborado con AFI, a finales de 2009 existía un "stock" de viviendas sin vender de 800.000 unidades. "Aunque el stock" "es muy abundante en algunas áreas geográficas, en otras no ocurre así".

- "Es necesario tomar medidas adicionales que impulsen la demanda, en línea con las adoptadas en otros sectores", recomiendan desde el texto.


Fuente: www.expansion.com

 
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