Internacionalización o nada. Las grandes constructoras gallegas han tomado buena nota de la drástica caída de la licitación de obra pública en Galicia y optan por reforzarse en el mercado extranjero, obligadas en parte por una situación que no parece que vaya a cambiar durante 2010. Las tres grandes constructoras gallegas -San José, Copasa y el Grupo Puentes- y los grupos auxiliares del sector, Aluminios Cortizo y Cupa Group entre ellos, tienen entre sus objetivos lograr que sus ingresos internacionales superen el 20% de su negocio.
"Es una dinámica que responde a la situación interior derivada de la crisis y también debido a la madurez de un mercado en el que, por ejemplo en obra pública, ya no se contrata lo de hace diez años", advierte Juan Loureda, vicepresidente y responsable del área internacional del Grupo Puentes. "Antes se invertía en autovías, ahora los recursos se destinan en gran medida a conservación", explica. Según estimaciones de Antón Arias Díaz-Eimil, presidente de la patronal de los constructores coruñeses, ninguna compañía gallega logra actualmente que un tercio de los ingresos proceda de contratos obtenidos en otros países.
"La internacionalización es una válvula de escape temporal", asegura el presidente de Apecco, "ya que no se puede entender como solución definitiva". "La tasa de éxito es baja, con costes altos y mercados en muchos casos competitivos, a no ser que busques la penetración a través de un socio local o bien comprando empresas", explica.
La caída de la obra pública en el último año indica la senda a seguir. Frente a crecimientos récord en los últimos años, el volumen de obra licitado por la Xunta en 2009 descendió un 56%, desde los 1.386 millones de euros del año anterior a unos 612 millones. La obra contratada desde Madrid cayó un 20%, hasta los 953 millones. Y los proyectos del Plan E, que propiciaron que ayuntamientos y diputaciones gallegas disparasen su contratación hasta los 549 millones, no fueron suficientes para detener una sangría que, entre todas las administraciones, recortó el volumen de obra pública una media del 26%, hasta los 2.114 millones. "Las perspectivas en Fomento han mejorado con la llegada de José Blanco al ministerio", dice Arias, "pero nada parece variar la tónica del año pasado en la Xunta".
Algunos grupos se adelantaron a la crisis. El proceso de internacionalización iniciado por la orensana Copasa en 2006 ya se traduce en una contribución superior al 10% en la cuenta de resultados. La compañía tiene presencia estable en Bulgaria, México, Brasil y Chile. Acaba de sumar dos nuevas adjudicaciones del Ministerio de Medio Ambiente de la República de Bulgaria, por un importe deones.
Copasa figura ya en los consorcios españoles que optan a construir dos de las líneas de alta velocidad más caras del mundo. Una de ellas, con OHL, Indra, Renfe y ADIF, en Arabia Saudí, para unir los 444 kilómetros que separan Medina, Yeda y La Meca. Otra, en Brasil, con Talgo, Dimetronic y Consultrans, entre otras, para unir São Paulo y Río de Janeiro, con un coste de 20.000 millones de euros y que deberá estar operativa antes de los Juegos Olímpicos de 2015. José Luis Suárez Gutiérrez, presidente de Copasa, identifica el ejercicio de 2009 con cinco conceptos: "Fue el año de la internacionalización, de la innovación, del instinto, de la implicación y de la imaginación", destaca.
El Grupo San José, que cotiza en bolsa desde mediados del año pasado, tiene en Portugal, Argentina y Perú sus principales ejes de actuación en el exterior. Según una reciente presentación a analistas, el 19% de su facturación se genera en el extranjero. "Nuestra estrategia de entrada en un país es, por lo general, a través de la edificación, para posteriormente desplegar el resto de nuestras actividades", mantiene el grupo pontevedrés. A la estela de los grandes grupos constructores, y ya con cierta vocación de liderazgo en sus mercados, firmas como Aluminios Cortizo y la pizarrera Cupa Group, están actualmente volcados en otros países. Europa del Este y América Latina son sus prioridades.
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