La pesadilla de vivir en silla de ruedas: ni buzones, ni garajes, ni piscinas son accesibles


Las cifras hablan por sí solas. Solo un 0,6% de los 9,8 millones de edificios de viviendas españoles cumplen los criterios de Accesibilidad Universal para personas con movilidad reducida o discapacidad. Acceder a un edificio, coger las cartas del buzón, aparcar en el garaje o disfrutar de la piscina puede ser una auténtica pesadilla para muchos de ellos, tal y como revela el estudio “La accesibilidad en las viviendas de España” elaborado por la Fundación Mutua de Propietarios en colaboración con la Cátedra UNESCO de Vivienda de la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona.

Según este estudio, un 63% de los edificios no son accesibles de la calle al portal, apenas un 28% tienen rampa y aún un 22% carece de ascensor. En diciembre de 2017 finalizó el plazo para que todos los edificios eliminasen las barreras arquitectónicas, de acuerdo con la normativa vigente y, sin embargo, a día de hoy son miles las viviendas que resultan inaccesibles a quien va, por ejemplo, en silla de ruedas.

Un 63% de los edificios no son accesibles de la calle al portal, apenas un 28% tienen rampa y aún un 22% carece de ascensor

Los datos son abrumadores. En España solamente 58.800 edificios de viviendas -el 0,6% sobre el total de 9,8 millones- cumplen los criterios de accesibilidad universal para personas con movilidad reducida o discapacidad, a pesar de que en diciembre de 2017 finalizó el plazo para que las comunidades de propietarios cumpliesen con los requisitos de accesibilidad universal recogidos en el RDL de 2015 que exige el cumplimiento íntegro de la Ley General de Derechos de las Personas con Discapacidad y de su inclusión social.

España es el país de la Unión Europea en el que más personas viven en pisos -cerca del 70%-. En concreto, existen 9,8 millones de edificios destinados a viviendas, pero el 63% no son accesibles de la calle al portal porque, para empezar, existen escaleras en este punto. Además, solo el 28% de las fincas tienen rampa, que en algunos casos no es plenamente funcional. Es decir, existe rampa, pero no puede utilizarse.

Porteros automáticos demasiado altos

La investigación, realizada entre más de 2.000 viviendas, desvela además que el 14% de los edificios no posee portero automático y, de los que lo tienen, el 68% no es accesible para una persona en silla de ruedas. Asimismo, en las viviendas que tienen telefonillo, únicamente el 29% es videoportero, dando un resultado de un escaso 9% de accesibilidad universal en este punto.

El 14% de los edificios no posee portero automático y, de los que lo tienen, el 68% no es accesible para una persona en silla de ruedas

“Se han evidenciado importantes carencias que impiden alcanzar una sociedad más igualitaria y justa en cuanto al acceso físico a la vivienda se refiere” señala el presidente de la Fundación Mutua de Propietarios, Miquel Perdiguer Andrés. En este punto, el informe señala que el 70% de los encuestados desconocen la norma (art. 10.1 Ley de Propiedad Horizontal) que permite a los propietarios mayores de 70 años o con discapacidad forzar adaptaciones de accesibilidad universal hasta un determinado importe, sin la necesidad del consentimiento de la comunidad de propietarios.

"La realización de las oportunas reformas es responsabilidad y deben ser asumidas por la comunidad de propietarios si se refieren a elementos comunes del edificio, siempre que lo solicite un propietario en cuya vivienda o local vivan, trabajen o presten servicios voluntarios, personas con discapacidad o mayores de 70 años, siempre que sean razonables y que el gasto no supere las doce mensualidades ordinarias de gastos comunes, dado que hoy por hoy todos los edificios deberían ya cumplir con las condiciones básicas de accesibilidad”, apunta Sergio Nasarre, de la Cátedra UNESCO de Vivienda de la URV

“El problema es un parque de viviendas envejecido y cómo ha afectado la crisis a la solvencia económica de las comunidades de propietarios que en su mayoría arrastran problemas de morosidad”, e incide en que “son necesarias más ayudas públicas para aumentar la accesibilidad de las comunidades”, añade Nasarre.

La investigación señala además que un 22% de los edificios carece de ascensor, importante indicador de falta de accesibilidad universal. Además, en los que sí hay, el anuncio sonoro solo está incorporado en un 15% de los ascensores, mientras que los botones en braille sí se encuentra en el 63% de los casos. En definitiva, solo el 7% de los ascensores son universalmente accesibles. En cuanto a los buzones, en un 64% de los casos no puede accederse a ellos desde una silla de ruedas.
Garaje y zonas comunes

El estudio de la Fundación Mutua de Propietarios analiza también el grado de accesibilidad de las zonas comunes, desvelando que únicamente el 18% de los garajes son plenamente accesibles y que un 50% de los entrevistados considera que las plazas de aparcamiento no son adecuadas para una persona con movilidad reducida. Además, las personas con necesidades especiales de accesibilidad no pueden tampoco disfrutar plenamente de áreas como la piscina o los jardines, dado que solo se consideran accesibles el 54% de las zonas comunes.

¿Pero cuál es el motivo por el que no se llevan a cabos las reformas exigidas? La investigación señala que, aunque un 40% de los encuestados cree que deberían hacerse mejoras de accesibilidad en su edificio, el desconocimiento legal y los motivos económicos impiden su materialización. Este motivo económico se corrobora con el hecho de que sólo el 10% de las obras de adaptación realizadas provienen de ayudas de la Administración Pública. El resto se sufraga con dinero de la comunidad o de los inquilinos.


 
Vuelos Baratos