La compraventa de viviendas comenzó el año con cifras aún más positivas de las que marcaron el final de 2017. En enero, el número de transacciones aumentó el 23,1% con respecto al mismo mes de 2017, con 47.289 operaciones inscritas en los registros de la propiedad. Representa la cifra más elevada en casi 10 años, desde mayo de 2008, justo antes de que estallara la burbuja.
No obstante, esto no significa haber recuperado los volúmenes globales de ventas de casas que se registraron en el momento álgido del boom, cuando en un año se llegaron a vender más de 900.000 viviendas. Además, si se descompone la cifra entre las viviendas nuevas y las usadas, mientras estas últimas marcan ya ritmos próximos a los niveles precrisis (en concreto de mediados de 2007), los pisos a estrenar se encuentran aún muy lejos de los números alcanzados en el pasado.
Los buenos datos contenidos en la estadística de compraventas que elabora el INE y que fueron publicados este miércoles vienen refrendados, según el consenso de los analistas, porque el mercado laboral continúa dando muestras de mejora y el acceso al crédito hipotecario se mantiene al alza gracias a unos tipos de interés en mínimos. En el lado menos positivo, Cataluña volvió a ser un mes más uno de los territorios donde menos se incrementó el volumen de transacciones en enero, apenas un 8,2%, con un total de 7.334 compraventas registradas, por debajo de la media nacional.
Al estar elaborada con datos de los registradores de la propiedad, la estadística refleja ventas cerradas meses antes en la comunidad, afectada desde septiembre pasado por la inestabilidad política derivada del desafío secesionista.
Para la directora de Estudios del portal inmobiliario Fotocasa, Beatriz Toribio, estos datos muestran que aunque “la situación política puede haber ralentizado la actividad en el mercado inmobiliario catalán, no la ha paralizado. De hecho, es la segunda comunidad autónoma con mayor número de operaciones registradas en enero”.
También el responsable de estudios de Pisos.com, Ferran Font, estimó que la situación en Cataluña “sigue su tendencia a la normalización”.
Con estas cifras, la compraventa de viviendas ha contabilizado tasas positivas en 23 de los últimos 24 meses y comienza el año al alza tras haber cerrado 2017 con una subida del 14,6%, con lo que sumó cuatro años consecutivos en positivo y se anotó su mayor avance desde 2007.
En enero, el 17,5 % de las viviendas transmitidas por compraventa fueron nuevas y el 82,5%, usadas. El número de operaciones sobre viviendas nuevas subió un 23,5%, con lo que lleva nueve meses seguidos al alza, mientras el de usadas se incrementó un 23% con respecto a enero de 2017 y ha aumentado en 46 de los 47 últimos meses. Esto es así porque de igual forma que cuando estalló la crisis la vivienda usada fue la primera que sucumbió, ahora las casas de nueva construcción han tardado más en subirse al nuevo ciclo alcista porque durante los años más duros de la recesión la promoción estuvo completamente paralizada.
En enero hubo 39.017 compraventas de viviendas de segunda mano, la cifra más alta desde junio de 2007. En términos anuales, el número de viviendas libres transmitidas por compraventa aumentó un 24,1% y el de protegidas un 14,5%.
Las comunidades que presentaron los mayores incrementos anuales en el número de compraventas de viviendas en enero fueron Asturias (55,7%), Comunidad Valenciana (40,5%) y Murcia (38,8%), mientras que en Extremadura (1,3%), Aragón (5,2%), La Rioja y Cataluña (ambas con 8,2%) registraron las tasas de variación anual más bajas.
Por su parte, Fernando Encinar, jefe de estudios de Idealista, explicó que “un comienzo de año así invita al optimismo a un sector que afianza la fortaleza del proceso de normalización. El hecho de que el número de operaciones haya crecido en todas las comunidades autónomas excepto en Extremadura es también un signo de recuperación generalizada de la demanda, aunque se esté produciendo a distintos ritmos. No obstante, estos datos deberían alertarnos de la necesidad de empezar a construir ya viviendas en algunas ciudades donde la oferta está reduciéndose considerablemente al tiempo que aumenta la demanda, o en caso contrario los precios podrían acelerar su subida de manera agresiva”.