Nunca las hipotecas a tipo fijo habían tenido tanto tirón en España. Hasta hace un par de años, el 90 por ciento de los créditos hipotecarios se hacía a tipo variable, mientras que ahora la relación está en un 60 por ciento para las variables y un 40 por ciento las fijo. La banca ha apostado con fuerza por estos productos. En un entorno de tipos en el cero por ciento y un euríbor que lleva 25 meses cotizando en negativo, las entidades financieras han encontrado en las hipotecas a tipo fijo un producto con el que mejorar sus maltrechos márgenes.
También los expertos del sector financiero han contribuido a este pequeño 'boom' asegurando que con un euríbor marcando mínimo tras mínimo, a medio plazo solo puede subir, por lo que, firmar un crédito de este tipo, sería el mecanismo para blindarse contra ese futuro incremento de las cuotas. La tranquilidad de saber lo que va a cobrar siempre, independientemente del índice, es su principal argumento.
También la nueva Ley Hipotecaria, que será aprobada en la mitad del año, va enfocada en ese sentido. Así, será mucho más barato cambiar un crédito variable a tipo fijo, especialmente a partir del tercer año.
Todo esto hace que muchos hipotecados estén planteándose seriamente en cambiar sus hipotecas por otras a tipo fijo. Sin embargo, y, aunque parezca una buena idea, la clave es el momento para hacerlo.
Joaquín Robles, analista de XTB, recuerda que «la evolución del euríbor está condicionada por los tipos de interés, que actualmente se encuentran en el 0 por ciento, y sin la expectativa de que puedan subir en el corto plazo». Para que el Banco Central Europeo (BCE) retire su programa de estímulos, la inflación debería situarse en el 2 por ciento, aunque todavía parece lejano poder alcanzar ese nivel. De hecho, Robles descarta «el fin de los estímulos monetarios por parte de BCE para el próximo mes de septiembre, pero en el caso de que dicha situación se produjera, el «euríbor repuntaría ante las especulaciones de los inversores sobre la próxima subida en los tipos de interés».
«Lo más probable es que tengamos que esperar a 2019 para ver la primera subida en los tipos de interés en Europa, por lo que lo normal será que el euríbor se mantenga cercano a cero hasta 2019, reitera Robles.
¿Pronto para cambiar?
Con todo, parece que para los hipotecados que tengan diferenciales por debajo del 2 por ciento todavía tienen margen para cambiar. Enrique Benavides, gerente de la Asociación Hipotecaria Española, indica que «no parece que a corto plazo vayan a subir los tipos de interés». Por lo que para que la operación fuese rentable, es decir, para que una cuota de una hipoteca a tipo fijo fuese más barata que una a tipo variable, el euríbor debería situarse en torno a niveles del 1-1,50 por ciento, nivel que no alcanzará hasta 2021-2022. Miquel Riera, experto en hipotecas de HelpMyCash, reconoce que el cambio «sólo saldría más a cuenta si el euríbor subiera significativamente a corto o a medio plazo». Mientras que si se mantiene en niveles parecidos a los actuales o aumentara durante los últimos años de la hipoteca, con un interés variable se pagaría menos. Maica López, de CrediMarket, recuerda «que una hipoteca es un préstamo a muy largo plazo y durante ese periodo el euríbor puede vivir muchas oscilaciones». Por lo que antes de cambiar tendremos que tener en cuenta el binomio años de hipoteca y perspectivas que tengamos de que la tendencia cambie.
Pero retrasar el cambio también tiene su riesgo: «Probablemente, si se produce una subida del euríbor, lo más seguro es que la banca también encarezca los tipos fijos», advierte Riera. Por lo tanto, cuanto más tiempo se demore en dar el paso al interés fijo, menos posibilidades habrá de conseguir un tipo de interés alrededor del 2 por ciento a 20 años.
Antes de cambiar, López recomienda que el hipotecado «se plantee si realmente puede asumir el riesgo de las posibles subidas que pueda tener. O, por otro lado, si prefiere la tranquilidad de saber qué va a tener que pagar cada mes». De la misma opinión es Riera: «Si el consumidor tiene capacidad suficiente para asumir un posible aumento del índice de referencia y considera que no experimentarán subidas importantes, quizá resulte más conveniente mantenerse en tipo variable». Pero también puede ocurrir todo lo contrario: «Si piensa que el euríbor puede subir a corto y medio plazo y prefiere pagar siempre la misma cuota la mejor opción es pasarse a un interés a tipo fijo». Pero eso sí, siempre y cuando el tipo de interés se sitúe por debajo del 3 por ciento. Benavides recomienda «tener en cuenta el coste que le supondrá acabar de pagar el préstamo a tipo variable, con hipotéticas subidas, y el coste de hacerlo a un tipo fijo».