Esperan que no se repita la historia de lo que fue la mayor burbuja del sector inmobiliario, pinchada a principios de la crisis, pero algunos profesionales del sector atisban que se empiezan a repetir errores del pasado. Y uno de los más destacados, según coincidieron este jueves en una jornada organizada por la escuela de negocios IESE, es con el suelo.
Hablamos de un elemento que representa la mitad del coste de una vivienda y que, dado que antes de edificar ha de ser declarado urbanizable, no proliferan precisamente, al menos los nuevos disponibles. Sí permanece una bolsa importante en manos de administraciones y bancos, tras los embargos que el sector vivió en la crisis por impagos.
Pero «no vemos voluntad de desarrollarlo», se quejó David Martínez, consejero delegado de Aedas Homes, la segunda promotora que debutó en Bolsa en 2017. Coincidió en ello el presidente de Vía Célere, y a la vez de la principal patronal de promotores y constructores (APCE), Juan Antonio Gómez-Pintado.
Este advirtió de que «si no hay gestión de suelo va a ser imposible realizar viviendas». «Es una incongruencia», lamentó, porque hay diferentes regulaciones en cada comunidad y éstas, de promedio, exigen dedicar un 30% a protección oficial (VPO). «Es un tema de falta de cultura de los políticos» y sin ella, avisó, «será un bien especulativo».
«A veces parecen bastante tontos y no se dejan enseñar», llegó a decir Gómez-Pintado de algún concejal de Urbanismo, pues los ayuntamientos tienen las competencias y hay «miles de metros paralizados». No obstante, también apuntó al Ministerio de Fomento, porque «como no tenemos un Plan de Vivienda para llevarlo a cabo, todos esos suelos están parados» mientras su precio va engordando de manera artificial.
Acaparación de terrenos
Pero a todo ello también se está contribuyendo desde el sector. «Los operadores con mejor capacidad financiera lo están acaparando para desarrollar más adelante, en previsión de que habrá problemas en el futuro», reveló el presidente de Inmobiliaria del Sur, Ricardo Pumar, quien admitió que «eso está provocando tensiones de precio en las ubicaciones más demandadas».
Las cifras lo evidencian. Al cierre del tercer trimestre, y en tasa interanual, el valor de las compraventas de suelo se había encarecido un 18%, pese a que las operaciones se habían reducido un 2%. Por efecto inducido, el precio de la vivienda también «ha subido de manera poco sostenible en algunas plazas» (la media rozó el 7%), alertó Martínez. A ello contribuyó que en 2017 «hubo mucha excitación e irrumpieron muchos 'players (actores)' en el sector». Para 2018, no obstante, espera «normalización».