Eclécticas, barrocas, con un toque añejo y muchos dorados; espacios abiertos, integrados, diáfanos, paredes enteladas y papeles pintados, terciopelos, materiales nobles, ecológicos, saludables y diseños personalizados. Son algunas de las tendencias en decoración e interiorismo que vienen pegando con fuerza para instalarse en nuestros hogares.
Si está pensando en redecorar su casa, lo más recomendable es ponerse en manos de un profesional que sepa canalizar sus gustos, asesorarle y llevar los cambios a buen puerto.
Llegados a este punto tendrá que elegir entre un arquitecto de interiores, un diseñador de interior o un decorador, según primen en la reforma los aspectos técnicos de optimización de espacios, arquitectura, funcionalidad o si las modificaciones se centran en los aspectos más estéticos, acabados decorativos, mobiliario y accesorios.
“Hay –explica Carlos Rubio, arquitecto de interiores y director de Insenia Design School– una excisión cada vez más profunda entre el profesional del diseño y el profesional de la decoración. Aunque el ámbito de actuación es el mismo, la adecuación del entorno habitable próximo al hombre, las técnicas y, sobre todo, los objetivos que se persiguen no pueden ser más diferentes”.
El sector tiende cada vez más “al uso de materiales sostenibles, reciclados o reciclables y saludables”. Otra tendencia –añade–es “la autofabricación de piezas de mobiliario. Muchas ciudades tienen ya un Fablab con máquinas que pueden usarse y que cortan automáticamente los diseños producidos por ordenador, sin intermediarios y sin sobrecostes”.
La automatización, la domótica y la ultraconexión del hogar es –concluye– “la otra tendencia, que desde la aparición de las redes wifi 5G, mucho más rápidas, está permitiendo que todo en casa esté conectado y pueda ser controlado desde una aplicación móvil”.
Qué es tendencia
El estilo ecléctico sigue siendo “el rey en una época en la que todo vale, siempre que el buen gusto prevalezca”, apunta Raquel Simón, CEO de la Escuela Madrileña de Decoración. Por ello, “mezclar elementos clásicos, con otros más modernos; combinar colores, texturas y materiales y arriesgar, pero siempre en armonía” suele ser una apuesta segura y si se hace bien, todo un logro.
El uso de materiales naturales en todas las estancias de la casa como piedra, madera, fibras naturales como el algodón o el lino se mantiene vigente y da caché.
Vuelve el dorado. “Durante una época el oro saturó nuestra vidas y luego se fue para volver con más fuerza que nunca. Creo que se quedará para siempre –sentencia–, usado, eso sí, con moderación”.
Lo que sí parece muerto y enterrado es el estilo industrial tan de moda en los últimos cinco años. La tendencia es ir hacia “una barroquización cada vez más acentuada de los espacios”, advierte María Perlado, diseñadora de interiores.
El menos es más que hizo célebre el arquitecto Ludwig Mies “ha sido enterrado en favor de un todo me parece poco –advierte la interiorista–, en el que algunos profesionales se han instalado”. Una tendencia importada del este –y también del oeste– y que tiene que ver con los nuevos ricos. “El gusto chino y ruso por lo excesivo se ha unido a una demanda cada vez mayor de productos de decoración barroquizados por parte de los mercados hispanoamericanos”, apunta Perlado. Los terciopelos con “un cierto toque añejo están al alza; triunfan los estampados con motivos geométricos y tropicales”, pero mezclados en colores, formas y texturas y vuelven los metalizados: brillo y mate.
APUESTAS SOBRE SEGURO
Precios. El coste de un proyecto de interiorismo depende mucho del tipo de inmueble, estado de conservación, dificultades técnicas, profesionales involucrados, tipo de mobiliario y otros, pero a modo orientativo el precio de la reforma varía desde los 300 euros por m2 hasta los 1.000 euros.
Iluminación. Las tiras de led encastradas a modo de luz indirecta están omnipresentes, y están comenzando a destronar a las lamparitas de mesa con pantallas textiles, aún imprescindibles en cualquier espacio.
Un must. Mezclar arquitectura clásica con obras de arte modernas, para crear grandes contrastes y no dejar indiferente a nadie.
