Hace unos meses, Jesús Pérez, presidente de BNP Paribas Real Estate, aseguraba en este diario que las socimis estaban abiertas a fusiones. Este sector surgido a partir de 2014 con un régimen fiscal especial que regula a estas sociedades, ha nacido de la nada, ha crecido rápidamente en tres años gracias al capital internacional y está todavía en la etapa de expansión. Ahora llega la augurada fase de operaciones corporativas y la más esperada por el sector de todas ellas desde hace tiempo era la adquisición de Axiare por parte de la catalana Colonial, una opa anunciada finalmente este lunes.
Hace algo más de un año Colonial entró en el capital de Axiare comprando una participación del 15%, pagando seis euros menos por acción de lo anunciado este lunes. Un movimiento que fue recibido en su momento por el equipo de Luis López de Herrera Oria, presidente de Axiare, como una hostilidad de un competidor. De hecho, contrató a asesores legales para ver cómo podía defenderse. El tiempo le ha dado la razón a pesar que desde la otra parte, el presidente Juan José Brugera y el consejero delegado Pere Viñolas insistiesen en que su posición en la rival era meramente financiera. Entre medias, la histórica inmobiliaria catalana se ha convertido en socimi y ha trasladado su domicilio social a Madrid por la incertidumbre en Cataluña.
No es de extrañar que veamos más movimientos, también con las socimis del MAB
En un momento de escasez de buenos edificios de oficinas prime en el mercado que no tengan precio de oro, Colonial opta por crecer comprando a un competidor. Ya lo hizo Merlinadquiriendo Testa y los activos terciarios de Metrovacesa, pero entonces la oportunidad en coste era mucho menor. Colonial se refuerza como segunda gran socimi, precisamente tras Merlin, en un mercado donde el tamaño importa si se cuenta con una eficiente gestión de los inmuebles en alquiler. No es de extrañar que veamos más movimientos, también con las socimis del MAB –donde hay 40 de estas sociedades– como protagonistas.
La cartera de Axiare es algo ecléctica, con algunos edificios que se escapan de la zona prime y con activos logísticos y comerciales que no interesan a Colonial, que deberá ponerlos en el mercado si quiere permanecer en su estrategia de ser el casero de los mejores inmuebles (que ofrecen una mayor estabilidad ante los vaivenes de la coyuntura económica). Surgen dudas sobre el elevado endeudamiento que se alcanza en Colonial y sobre el papel futuro de los actuales accionistas, sin ninguno claro como referencia. Tras la opa y la venta de inmuebles que no interesen, bien haría la empresa catalana en seguir la senda que hasta ahora le ha funcionado muy bien: promoción, rehabilitación y rotación en su cartera prime de oficinas, una jugada con más rentabilidad para el inversor.