Seis millones de euros. Este es el precio por el que sale a subasta un edificio situado en pleno barrio de Malasaña, en Madrid, y que, hasta hace apenas cuatro años, albergó El Bocho, un local que nació en 1945 como taberna de vinos y pinchos y que acabó transformándose en un restaurante de cocina casera, con cuyos platos se deleitó buena parte de la cúpula socialista de la década de los ochenta, con Felipe González, Javier Solana, Enrique Barón, Ernest Lluch, Josep Borrell o Julián García Vargas a la cabeza.
Era el punto de encuentro tras los Consejos de Ministros de los viernes de los políticos de la Transición, pero también degustaron sus famosos platos de cuchara el cantautor Javier Krahe, el escritor Moncho Alpuente o los actores Jorge Sanz, Ariadna Gil y Santiago Segura, cantantes como Andrés Calamaro o directores de cine como David Trueba. Además, en los años cincuenta y sesenta, se sentaron ante sus manteles de cuadros rojos y blancos los periodistas del diario 'Informaciones' para deleitar sus paladares con fabadas, callos y rabo de toro.
Foto del inmueble situado en la calle Pez, 3.
La subasta del inmueble, propiedad de varios copropietarios, ha sido instada por la Fundación Doctor Moraza, de la Universidad de Salamanca, constituida en 1998 con el objetivo de fomentar la investigación contra el cáncer. Precisamente esta fundación es la propietaria del 91,5% del edificio y todo apunta a que dicho movimiento judicial se produce bien, para quedarse con la propiedad total del inmueble, bien para que se haga con ella un tercero.
El edificio que alberga el local en el que se reunían Felipe González, Javier Solana o Ernest Lluch, sale a subasta judicial por seis millones de euros
Situado en la calle Pez 3, esquina San Roque 20, el edificio en cuestión dispone de 2.375 metros cuadrados distribuidos en cuatro plantas más sótano. Consta de trece viviendas, dos almacenes y tres locales comerciales. A pesar de su completo estado de abandono y de ruina en que se encuentra, aún existen varios ocupantes dentro del mismo. Tal y como consta en el edicto judicial, se trata, precisamente, del local restaurante El Bocho, ocupado por su anterior arrendataria, así como dos pisos del edificio.
Hace ya una década, la Fundación Doctor Moraza comunicaba a los entonces propietarios del restaurante, el estado de ruina del edificio, dando por rescindido el contrato. Sin embargo, no fue hasta seis años más tarde, cuando cesó su actividad. Lo hizo por jubilación y tras años peleando con la propiedad.
A subasta por seis millones
Según recoge el edicto de la subasta, el valor del solar junto con el valor de demolición así como el valor de la edificación actual a efectos de subasta es de 6.083.823,45 euros y, en la misma, "tienen derecho a participar los copropietarios del inmueble sin necesidad de depósito alguno, por poseer los copropietarios una parte proindiviso del mismo".
Eso sí, en este supuesto, "para el caso de adjudicación del bien por parte de alguno de los copropietarios, obligación del pago en veinte días desde la fecha de la subasta y adjudicación del bien de la cantidad resultante entre el valor de la adjudicación en la subasta desconectando el valor proporcional que le corresponda por a cuota parte de propiedad. De adjudicarse el bien uno de los copropietarios en la subasta y luego no consignare el precio en el plazo de veinte días no podrá comparecer ni pujar en las siguientes subastas del bien". No existe un tipo mínimo de licitación, o lo que es lo mismo, una puja mínima.
Situado frente al convento de San Plácido y a escasos metros del Teatro Alfil, es de los edificios peor conservados de Malasaña, el céntrico barrio de Madrid colapsado, a nivel inmobiliario, por el alquiler turístico de plataformas como Airbnb, HomeAway, Wimdu, Niumba, Rentalia o Booking. Un barrio en el que los alquileres de este tipo de alojamientos se han disparado, hasta el punto de que los propietarios de las viviendas han encontrado un filón de negocio o la posibilidad de conseguir unos ingresos extra tanto para su propia casa como para propiedades adquiridas como inversión, con rentabilidades que se mueven entre el 4% y el 8%, muy por encima de las que ofrece cualquier otro producto tradicional de inversión, incluso el alquiler de toda la vida.
Tal es el auge de los alquileres turísticos, que el producto en alquiler y venta es realmente escaso, lo que ha provocado una fuerte subida de los precios, de tal manera que este edificio, cuyo uso es residencial, puede despertar un enorme interés por parte de potenciales compradores. El precio medio del metro cuadrado de las viviendas a la venta se situó en agosto en 4.282 euros, según datos del portal inmobiliario idealista. De hecho, apenas un 1% de las viviendas en venta que se anuncian en el portal bajan de los 100.000 euros, mientras que el 40% se mueven en un rango de precios entre 400.000 y 600.000 euros, y un 4% de los pisos ofertados, superan el millón de euros.
Por lo que se refiere al alquiler, las rentas no bajan de 800 euros para los pisos de apenas 40 metros cuadrados y un dormitorio, pero la media, se mueve entre 1.200-1.300 euros al mes. En el portal inmobiliario idealista, pueden encontrarse pisos de apenas 60 metros por 2.700 e incluso 3.500 euros al mes para propiedades de lujo.
Hogar de la familia Modlin
El edificio también es conocido porque en una de sus viviendas vivió durante tres décadas la familia de artistas Modlin que se instalaron en Madrid tras huir de EEUU.
El padre de familia, Elmer Modlin, excombatiente de la II Guerra Mundial, era actor de reparto. Interpretó varios papeles en series de la televisión americana como Embrujada o El fugitivo, o la española Curro Jiménez, así como en varias películas.
Su esposa, Margaret, era pintora, mientras que el hijo de ambos, Nelson, era modelo publicitario y actor de doblaje - puso su voz en la megafonía del aeropuerto de Barajas-. Se negó a ir a la guerra del Vietnam, un hecho por el que la familia debió huir de su país. Toda la familia tuvo una relación muy cercana con el escritor Henry Miller y su vida fue objeto de un documental “Una historia para los Modlin”, de Sergio Oksman, que recibió el premio Goya en 2013.
