En los últimos meses numerosas concentraciones han tenido lugar tanto en Madrid como en la capital catalana en contra del turismo masivo. Casi 10 millones de visitantes se alojaron en la ciudad de Barcelona durante el año 2016 y cinco millones visitaron la Comunidad de Madrid. Estos datos, que en el pasado habrían sido recogidos con júbilo, ahora generan dudas. La causa del auge de la turismofobia en las principales capitales españolas supone un problema de innumerables aristas, pero la que en los últimos meses ha suscitado el enfado de los vecinos de los barrios más masificados es la del alquiler de pisos a turistas.
El sector del alojamiento turístico se encuentra en una fase de transformación, dado el imparable crecimiento del negocio de las viviendas turísticas desde el año 2012. Estas viviendas están gestionadas por más de 700 empresas en toda España, pero en los últimos años la imagen del sector ha sido monopolizada por la multinacional californiana Airbnb.
Las razones que mueven a los vecinos a salir a la calle son muchas, y el ataque de Arran a un autobús turístico ha hecho patente que la cuestión del turismo de masas se ha politizado. Desde la Asociación Vecinal Sol - Barrio de las Letras comentan que as principales quejas de los vecinos surgen por las molestias y el ruido de los turistas que se alojan en sus edificios, por cómo la presencia de visitantes transforma los comercios del barrio y por la subida de los precios del alquiler, de la que culpan a la vivienda turística.
Sin embargo, desde Fevitur, la Federación Española de Asociaciones de Viviendas y Apartamentos Turísticos, comentan que las protestas vecinales han sido anecdóticas y que la existencia de vivienda turística no ha sido la causa del encarecimiento de los alquileres. “En 2016, el número de pisos turísticos en Barcelona disminuyó 1050 unidades y el precio medio del alquiler de la vivienda aumentó un 13%. Los precios de barrios dormitorio como Sabadell y Terrassa han subido más que en Barcelona. Nosotros observamos que el problema de la vivienda en España no es el turismo, sino que tiene su origen en causas más complejas”, comenta Enrique Alcántara, de la Asociación de Apartamentos Turísticos de Barcelona.
“En la zona centro de Madrid hemos estudiado el problema y la irrupción de la vivienda turística ha tenido un efecto de un 1% en el alquiler, lo que supone 15 euros más. En todo el resto de la ciudad ha afectado un 0%. Se está buscando un culpable muy peligroso para este fenómeno, el turismo, que es un sector necesario para este país”, concluye Pablo Zubicaray, presidente de Fevitur. Con respecto a las quejas, Alcántara matiza que “solo un 0,02% de las pernoctaciones generaban alguna”.
Sin embargo, numerosos estudios han demostrado que desde la llegada de Airbnb a ciudades como San Francisco o Nueva York, el precio del alquiler ha aumentado por la contracción de la oferta de pisos de alquiler de larga estancia, dada la alta rentabilidad que supone para el propietario alquilarlos a turistas. Según un informe redactado por Ingrid Ellen, de la Universidad de Nueva York, Airbnb es fue responsable del aumento del 2% del alquiler en 2015. Iván Murray, de la Universitat de les Illes Balears, explica que en el mes de agosto del año pasado se ingresó de media 7.000€ a través de Airbnb en las islas. “Esto ejerce un desplazamiento de la vivienda residencial en barrios céntricos porque la renta potencial es mucho más alta si alquilas a turístas, de modo que se acaba expulsando a la población residente.”
A todos los conflictos con los vecinos, que en comunidades como Madrid o Baleares pueden vetar los pisos turísticos, se suman los que el sector está teniendo con la administración en lo que a regulación se refiere. “Necesitamos normas que se puedan cumplir. Que sea la comunidad la que juzgue si la vivienda se puede alquilar es algo que dificulta el negocio”, comentaba Zubicaray. Sin embargo, desde la Confederación de Española de Hoteles consideran que el trato a este sector es demasiado laxo. “Su regulación fiscal no tiene nada que ver con la nuestra. Esto ha provocado un exceso de oferta descontrolada y el rechazo al turista”. Juan Molas, presidente de esta federación, declaraba a este diario que “los primeros incidentes se produjeron en la playa de la Barceloneta, en la que solo hay un hotel y cientos de pisos turísticos”.
Según Bartolomé Gomila, vicepresidente de la Asociación de Apartamentos y Viviendas de Alquiler de Temporada de Baleares, este sector supone una “democratización de los ingresos que vienen del turismo, que ya no van a parar a manos de grandes cadenas de hoteles sino que acaban en el bolsillo del pequeño propietario” y considera que dota a España de una ventaja competitiva con respecto a otros países del Mediterráneo. También admite que es necesaria una regulación fiscal del sector, y que cuando esta llegue, la oferta disminuirá. La forma en la que se diseñen las normas será crucial para el crecimiento de un sector que encandila al turista, pero crea conflictos en las comunidades en las que aterriza.
CIFRAS
El sector de los apartamentos turísticos en España supone un impacto económico directo de 1.600 millones de euros, lo que corresponde al gasto en alojamiento. El impacto indirecto es de 3.800 millones de euros y viene dado por el gasto que los turistas realizan en comida, compras, transporte y actividades, según datos de Fevitur. Con respecto al perfil medio del turista, el 84% de los apartamentos turísticos fueron alquilados por familias en el pasado año.