La compra del Banco Popular por parte del Banco Santander incluye un nuevo lastre inmobiliario para la entidad que preside Ana Patricia Botín. Con esta operación, cerrada por el precio simbólico de un euro, la entidad cántabra asume una importante 'herencia' de activos tóxicos vinculados al ladrillo. En concreto, hablamos de casi 17.000 millones de euros -10.300 millones netos-, según los datos remitidos por el Banco Popular a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a cierre de 2016.
Una cifra que se suma a los 10.700 millones presentes ya en el balance del Santander a finales del año pasado, que aumenta hasta 27.700 millones de euros su exposición inmobiliaria tras esta operación corporativa. Una cifra que viene a representar prácticamente el 40% de todo el ladrillo tóxico que reconocen tener en sus balances los grandes bancos cotizados y que, a cierre de 2016, ascendía a 70.000 millones, como se puede apreciar en la tabla inferior.
Entidad Bruto adjudicados (mill€) Provisiones (mill€) Cobertura (%) Neto adjudicados (mill€)
Santander 10.732,7 5.945,5 55,39 4.787,2
BBVA 15.445 9.433 61,07 6.012
CaixaBank 13.296,1 6.419,8 48,28 6.876,3
Popular 16.851,4 6.545,6 38,84 10.305,8
Sabadell 9.870,4 3.625,6 36,73 6.244,7
Bankia 3.448,8 1.197,6 34,72 2.251,2
Bankinter 327,8 67,6 20,62 260,2
Total 69.972,2 33.234,7 47,49 36.737,4
Y es que, a pesar de la limpieza de adjudicados realizada en los últimos años, -ya sea mediante la venta directa de los inmubles, de carteras u al cierre de operaciones como el traspaso de viviendas a Testa-, las entidades financieras siguen teniendo en sus balances una importante cantidad de ladrillo. Y, entre todas las cotizadas, el Popular era el más expuesto. En términos netos, alcanzó los 10.305 millones netos; una cifra muy superior a los 6.876 millones de CaixaBank; los 6.244,7 millones de Sabadell; los 6.012 millones de BBVA; los 4.787,2 millones de Santander; los 2.251,2 millones de Bankia, o los 260,2 de Bankinter.
Además, solo en suelo, el valor brutos de sus activos roza los 8.000 millones de euros, la mitad de toda su exposición al ladrillo y, de nuevo, la cifra más abultada entre los bancos cotizados.
No obstante, el valor bruto exacto de esos activos inmobiliarios ha sido, precisamente, uno los aspectos que mayor incertidumbre han generado en el mercado y uno de los principales escollos ante una operación corporativa que finalmente ha asumido el Santander. Un incremento de las provisiones sobre la cartera inmobiliaria de Popular tras el proceso de retasación elevaría la ratio de cobertura sobre estos activos, actualmente en el 38,5%, si bien reduciría su valor contable neto, que ascendía a 10.900 millones a 31 de marzo.
Entidad Bruto suelos (mill€) Provisiones (mill€) Cobertura (%) Neto suelos (mill€)
Santander 5.347,3 3.337,9 62,42 2.009,3
BBVA 4.750 3.515 74 1.235
CaixaBank 4.375,5 2.705,9 61,84 1669,5
Popular 7.976 4.054,2 50,82 3.921,7
Sabadell 4.036,7 1.994,9 49,41 2.041,7
Bankia 71,6 35,5 49,58 36
Bankinter 52 10,7 20,57 41,3
Total 26.609,1 15.654,1 58,83 10.954,5
El ladrillo sigue constituyendo un importante quebradero de cabeza para las entidades financieras a pesar de la limpieza realizada durante los últimos años. De hecho, a pesar de todo el desagüe inmobiliario, el G-7 de la banca apenas ha conseguido rebajar en un 2,3% su cifra global de adjudicados durante 2016; y un 0,73% en el caso de los suelos.
No obstante, durante el pasado ejercicio, y ante la vuelta de tuerca que ha supuesto la nueva circular del Banco de España, se elevaron un 6% las provisiones, lo que ha permitido que, en términos netos, el valor en libros de los adjudicados de la gran banca se haya reducido en un 8,8% en total; y en un 10% en el caso de los suelos.
La compra del Banco Popular deja en el aire -al menos por el momento-, la venta de una cartera inmobiliaria de hasta 2.000 millones que estaba preparando Emilio Saracho junto a KPMG, con el objetivo de reducir de forma acelerada el elevado volumen de activos improductivos -los recibidos en pago de deudas- de su balance.