Nada parece haber cambiado demasiado tras la profunda crisis. Al menos en lo que a las preferencias inmobiliarias de los españoles se refiere. La cultura de la compra y de la vivienda en propiedad «para toda la vida» sigue ganando por goleada a la opción del alquiler, por más que el impulso «millenial» y la realidad de un mercado laboral que invita o empuja a la movilidad hicieran pensar lo contrario.
Según las estadísticas publicadas recientemente por la oficina estadítica europea, Eurostat, y recogidas por el Instituto de Estudios Económicos (IEE), el 78,2% de la población española cuenta con vivienda en propiedad, casi nueve puntos por encima de la media de la UE (69,5%). La foto fija en España apenas ha variado en la última década de vaivenes y revolcones económicos: en 2007, el porcentaje alcanzaba el 80,6%.
Desde el IEE destacan que la mayor proporción de viviendas ocupadas por sus propietarios en la UE-28 corresponde a diez países de reciente adhesión a al proyecto común europeo. En cabeza están Rumanía (96,4%) y Croacia (90,5%), así como Lituania y Eslovaquia con cifras superiores al 89%. A continuación se sitúan Hungría, Polonia, Bulgaria, Estonia, Malta y Letonia, todos por encima del 80%. España es el país de la antigua UE-15 con mayor porcentaje de viviendas en propiedad. Por debajo del promedio están una serie de países del centro de Europa, junto a Dinamarca y Reino Unido. La menor proporción de viviendas en propiedad corresponde a Austria con un 55,7% y Alemania con un 51,9%, países donde el mercado de alquiler está muy extendido.
Razones de la disparidad
Cuando estas estadísticas se hacen públicas, una de las cuestiones recurrentes es por qué hay tan poca predisposición a la compra en países del norte y del centro de Europa, pese a contar en muchos casos con mayor renta per cápita que en nuestro país.
Sylvain Bouyon, analista del European Credit Research Institute, lo tiene claro: «La compra de vivienda aumentó de manera histórica en los países del sur de Europa por la falta de alternativas reales de inversión para las familias». En un reciente informe, este experto destacaba además que «en estos países hay muchas familias que son propietarias de las viviendas sin ningún tipo de préstamo hipotecario, ya que numerosos hijos heredan las viviendas de sus padres».
Bouyon cree que en países como Grecia y España la compra de vivienda pública ha sido tradicionalmente promovida como modo de asegurar la estabilidad social, y han existido numerosas barreras que han impedido crear «un stock de vivienda pública de carácter local». Mientras, en los países del norte y el centro de Europa, la apuesta por el alquiler tendría en cierto modo una explicación histórica. «En el caso de Alemania, por ejemplo, la razón es su estructura laboral policéntrica, que ha desarrollado un enorme mercado de alquiler de vivienda para facilitar la movilidad geográfica de los trabajadores». Al mismo tiempo, esta experta añade que «a la disparidad de los datos han contribuido también las políticas impositivas y las políticas de ayudas sociales para vivienda, y valga el ejemplo de que en Alemania, por ejemplo, los propietarios de casas no se han beneficiado de ninguna ayuda ni subvención desde el punto de vista fiscal». Pero el elemento final es cultural, porque países como Holanda sí dispusieron de esas ayudas, y su nivel de compra también está entre los más bajos de Europa.
«Los jóvenes españoles están contribuyendo a cambiar la mentalidad sobre el alquiler en España»
Manuel Gandarías, director del gabinete de Estudios de pisos.com, advierte algunas fisuras en la monolítica tendencia de la sociedad española a hacerse con una vivienda en propiedad. «Es cierto que la gente joven, por la dificultad del acceso a la compra, tiene que apostar por el alquiler». Y en una buena parte de la generación «millenial» parece arraigada la convicción, más allá de las estrecheces económicas, de que la compra no siempre es la mejor opción vital. El protagonismo que cobra la movilidad laboral les empuja a creer que es mejor gozar de flexibilidad que encadenarse a una hipoteca.
Un reciente informe elaborado por la consultora CBRE aseguraba que el 80% de los «millennials» españoles piensa que su generación está forzada a alquilar. «Los jóvenes españoles están contribuyendo a cambiar la mentalidad sobre el alquiler en España, una opción que causaba rechazo en generaciones anteriores. En este contexto, ya se está viendo el creciente interés por parte de inversores profesionales centrados en el sector de la vivienda en alquiler», explicaba Lola Martínez, directora de Research de CBRE.
«Pero claramente también hay una demanda latente de compradores que no han podido acceder en los últimos años a a la vivienda, y que ahora están poco a poco volviendo a comprar, fundamentalmemte por una situación económica de mayor establidad, con un mercado laboral más fuerte», asegura Gandarias. En definitiva, en cuanto se ve luz y atisba una oportunidad, el español se lanza a la compra.
Apoyo público
En cualquier caso, Gandarias cree que el alquiler irá ganando terreno porque estos años «se ha fomentado desde la Administración. Se cambió en 2013 la ley de arrendamientos urbanos y eso da mayores garantías tanto a propietarios como a arrendatarios. Y, efectivamente, en estos años se sigue consolidando con la aparición, además, de nuevos modelos como el alquiler turístico a través de plataformas muy profesionales, que han dinamizado el mercado». En una reciente entrevista con este periódico, el director general de la Vivienda de la Comunidad de Madrid, José María García, defendía de forma explícita este apoyo institucional al alquiler, al asegurar que «el acceso a la vivienda protegida debe ser solo a través del arrendamiento». La cultura de la propiedad sigue muy enraizada, pero algo, entre el convencimiento y la necesidad, se mueve en el mercado de alquiler.
Nuevas hipotecas
Las estadísticas confirman que la adquisición de vivienda sigue estando en el horizonte de los españoles y que la demanda solvente de vivienda se va consolidando. Esta semana se conocía que la firma de nuevas hipotecas comenzaron el año tal y como acabaron 2016: con una evidente tendencia al alza. En enero se alcanzaron los 27.240 nuevos contratos, lo que supone un crecimiento interanual del 16,9%, y el sexto mes consecutivo al alza. Si se compara con el mes de diciembre, el avance es del 31,3%. En concreto, la firma de nuevos créditos hipotecarios para la compra de una casa suma avances desde agosto de 2016, ya que en julio registró su primer recorte tras más de dos años de subidas. El valor de estas hipotecas alcanzó los 3.073,9 millones de euros, el 24,5% más en tasa interanual, en tanto que su importe medio fue de 112.844 euros, el 6,4% superior respecto a enero de 2016. El 63,2% de estos nuevos contratos se hicieron a tipo variable y el 36,8% a tipo fijo.
Fuente: http://www.abc.es/