Este domingo 5 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Eficiencia Energética y, por ello, los expertos vuelven a recordar los beneficios que entraña disponer de una vivienda que no derrocha un bien escaso como es la energía. Además, en términos macroeconómicos, una de las mayores preocupaciones cada año para la marcha del crecimiento mundial sigue siendo el precio del petróleo, ya que sus fluctuaciones al alza o a la baja inciden de lleno en las finanzas de todos los países, sobre todo, de los que como España han de importar la mayor parte de la energía que consumen.
Expertos y gobernantes inciden en los ahorros económicos que podrían obtenerse con un uso más eficiente de la energía, que no es otra cosa que utilizar menos combustibles para hacer lo mismo. La Fundación La Casa que Ahorra, donde están presentes empresas como Saint-Gobain Isover, Knauf o Pladur, entre otras, ha elaborado un estudio en el que pone de manifiesto cómo un edificio mal aislado puede registrar pérdidas significativas de energía de hasta un 25% a través de sus muros o del 30% por el tejado. Las ventanas, objetivo habitual de la mayoría de las reformas, si no están bien instaladas o su fabricación es demasiado antigua, pueden ser otro foco por el que se esté filtrando hasta un 13% de la energía
Su informe Estimación del efecto de la rehabilitación energética en la salud de las personas. Visión económica también evalúa el impacto que tendría sobre la salud una mejora de las condiciones de vida de los edificios más antiguos. El gerente de esta organización, Albert Grau, explica que “si se rehabilitaran 1,5 millones de casas, construidas entre los años 60 y 80, el Gobierno podría ahorrar 560 millones de euros anuales en costes sanitarios y laborales”. Y es que el estudio sostiene que una mejora de la habitabilidad y el nivel de confort de esas casas, podría evitar que unas 100.000 personas consideraran que tienen una salud mala o muy mala y que unas 120.000 personas no estarían diagnosticadas de problemas cardiovasculares.
Otro de los cálculos de este análisis sostiene que con subvenciones que representaran el 50% del coste de rehabilitación de esas casas, ese gasto público retornaría a las arcas estatales en unos 16 años. Otra de las posibles fórmulas que esta fundación considera que favorecería la puesta en marcha de más proyectos de rehabilitación es la creación de instrumentos financieros específicos (préstamos) para animar a empresas y particulares a remodelar sus edificios y viviendas. No en vano, el 55% de las viviendas en España fueron construidas antes de 1980 y el 36% lo fue entre los años 60 y 80 sin seguir norma alguna sobre eficiencia energética.
La Fundación La Casa que Ahorra advierte además que esos 1,5 millones de casas que necesitarían de forma más urgente una rehabilitación integral son los que gastan más del 10% de los ingresos del hogar en energía para climatizarlo, por lo que se consideran hogares que sufren pobreza energética, el 8% del total.
Un área de negocio con gran recorrido
Coincidiendo con la consolidación de la mejora del sector inmobiliario, los expertos defienden que un nicho de negocio que contribuiría a impulsar más esta actividad es la rehabilitación. Asimismo, sostienen que existe una fuerte demanda embalsada dispuesta a emprender proyectos de reforma si las condiciones normativas y financieras fueran favorables.
Así lo pone de manifiesto el último informe de Pisos.com. Según éste, el 52,3% de los españoles estaría dispuesto a invertir dinero para mejorar la eficiencia energética de su casa. Es más, los encuestados tienen “bastante clara” la relación que hay entre el ahorro y la eficiencia, ya que tres de cada cuatro consideran que una “mayor” eficiencia es sinónimo de un menor coste de los suministros. Sin embargo, uno de cada cuatro cree que las reformas no se amortizan con el consumo energético. Las acciones que llevarían a cabo en primer lugar para mejorar la eficiencia serían la instalación de ventanas de doble acristalamiento, según el 43,2% de los encuestados; un sistema de calefacción eficiente (22,7%) o el establecimiento de bombillas de bajo consumo (20,5%).
Por otro lado, el 18,2% de los españoles afirma estar “plenamente concienciado”, mientras que un 63,3% asegura tener hábitos correctos, pero que la “pereza y el desconocimiento” le impiden alcanzar un “nivel más racional en el uso de los recursos energéticos”. Sobre el coste de los suministros, el 61,4% de los entrevistados valora como adecuado el coste de sus facturas energéticas, mientras un 38,6% cree que éste es “excesivo”.
Fuente: http://www.cincodias.com/