Independizarse es un paso complejo. Más allá de las dificultades que entraña vivir sin la protección y ayuda directa de la familia, elegir entre alquilar o comprar una casa es una decisión que puede marcar el futuro financiero de una persona para siempre. Por ello, hay que tener en cuenta determinados parámetros para tomar la decisión óptima o, al menos, subóptima. ¿Dónde están, cómo son y cuánto valen las viviendas que venden los bancos?
Emily Oster, profesora de Economía en la Universidad de Brown, explica en Quartz que es muy importante fijar un horizonte temporal claro. Comprar una casa supone incurrir en determinados costes fijos que sólo son rentables con el paso de los años.
El plazo lo es todo
Según esta experta todo viene determinado por el plazo temporal. Puesto que tanto el precio del alquiler como el de compra siempre tienden al equilibrio a largo plazo, es decir, si hubiera pocas viviendas en alquiler y la demanda se mantiene constante, los precios se dispararían, por lo que muchas dueños de vivienda y constructoras pondrían su stock en alquiler para ocupar ese espacio vacío en la oferta hasta que el precio recuperase el equilibrio inicial.
Lo mismo ocurre con la oferta de vivienda a la venta. Al final la venta de vivienda y el alquiler se complementan al ser bienes casi perfectamente sustituibles, uno influye en el precio del otro y viceversa.
Por eso, esta experta explica que una persona de 30 años que se esté independizando y quiera encontrar una vivienda en la que pasar el resto de su vida, o al menos más de 30 años, los costes fijos (notario, comisiones y demás) quedan amortizados, por lo que esta experta aconseja comprar.
Por el contrario, si la idea es cambiar de casa al poco tiempo, esto cambia radicalmente el coste efectivo de comprar una casa, puesto que el precio de la vivienda puede variar de forma sensible en un corto espacio de tiempo, tal y como se ha visto tras la crisis financiera de 2007.
La vivienda no siempre sube
Oster destaca que el argumento utilizado durante años (la vivienda siempre sube) para comprar una casa sea cual sea el horizonte temporal del futuro tenedor es un grave error. "No hace falta ir muy lejos en la historia para ver que ese argumento no es cierto".
Además, hay que tener en cuenta que al comprar una vivienda se incurren en muchos gastos asociados: notaria, registro, IVA, Actos Jurídicos Documentados, gestoría, etc. Al final estos gastos suelen suponer alrededor de un 12% del valor de la vivienda. Por otro lado, una vivienda suele venir acompañada de seguros, el Impuesto de Bienes Inmuebles, comunidad (en caso de los pisos) otros costes que el caso del alquiler se encarga de cubrirlos (casi siempre) el arrendador.
Es importante realizar un cálculo de todos estos costes y dividirlos en meses para analizar que opción saldría más rentable según el horizonte temporal de ocupación de la vivienda que maneje cada individuo.