A principios de 2013, la Unión Europea se puso las pilas para modificar el actual indicador interbancario -el euríbor- dotándole de mayor transparencia para que no existiera la más mínima duda entre los consumidores tras el estallido del escándalo de manipulación del índice entre una decena de bancos. Pero, hasta hoy, nada ha cambiado en cuanto a la negociación de estos datos, su publicación o la repercusión de sus cálculos en las hipotecas, el producto ligado por excelencia al euríbor.
En marzo de 2013, el Parlamento Europeo ya propuso reforzar las normas para evitar cualquier alteración de los indicadores con un texto legal en el que se instaba a que las entidades fueran controladas por consejos de supervisores nacionales presididos por la Autoridad Europea de Valores y Mercados (ESMA).
El cambio normativo más importante que planea sobre el índice -se denominará euríbor plus- será el nuevo método para calcular sus referencias diarias: no se realizará a base de estimaciones de los intereses a los que los bancos que intervienen en su elaboración estén dispuestos a prestarse el dinero; sino con los datos de operaciones concretas fijadas con tipos reales.
Sin embargo, la puesta en marcha del euríbor plus sigue pendiente de materializarse. Antes de final de año, los responsables comunitarios deberían decidir en qué momento del próximo año se podrá en marcha la nueva referencia interbancaria. El retraso en su implantación se debe a que se está perfeccionando su metodología para evitar una transición «traumática».
Porque con la actualización del euríbor plus, existirá una referencia más fiable pero con datos previsiblemente más elevados que los actuales. Algunos expertos anticipan que la renovación del interbancario podría encarecer el coste de las cuotas hipotecarias hasta en 150 euros al mes.