La venta sobre el papel vuelve a ser protagonistas del mercado inmobiliario. Según la última edición del SIMA, el 80% de las promociones ofertadas en el salón fueron de pisos sobre plano, cerca de un 60% más en que en 2015. Si la compra de una vivienda ya exige de por sí cierta cautela, adquirir un piso que aún no está construido multiplica la prudencia con la que se debe actuar. Para que no se repitan las malas experiencias del pasado, es necesario vigilar algunos aspectos que minimicen el riesgo de quedarse a las puertas de ser propietario. Este listado elaborado por pisos.com resultará de gran ayuda para todos los que estén pensando en apostar por la obra nueva residencial.
1. Quién está detrás
El primer paso es saber quién es el promotor. Es necesario investigar su trayectoria profesional dentro del sector inmobiliario con el fin de establecer una relación basada en la confianza. En este sentido, ayuda mucho investigar y conocer si en promociones anteriores se respetaron los plazos pactados. Por otro lado, es esencial estar seguros de su solvencia financiera para evitar futuros disgustos.
2. Papeles en regla
Igualmente, no está de más acudir al Registro de la Propiedad correspondiente para cerciorarse de que el suelo sobre el que se desarrollará el proyecto está a nombre de dicha empresa promotora. En el ayuntamiento se podrá comprobar que la empresa cuenta con las licencias necesarias para comenzar a trabajar. Por otro lado, una vez tenga lugar la entrega de la vivienda, esta debe contar con la licencia de primera ocupación, dado que sin este documento no se puede habitar la casa.
3. Pedir toda la información
La promotora está obligada a proporcionar a su cliente final toda la información que este requiera. Dicha información debe ser estudiada con detenimiento, preguntando cualquier duda. Hay que asegurarse de entender bien los planos, tomar nota de los plazos y saber qué tipo de materiales se van emplear, así como ver la posibilidad de personalizarlos. La memoria de calidades debe guardarse para comprobar que se ha cumplido una vez se produzca la entrega de llaves.
4. Contrato privado
Cualquier acuerdo al que se llegue con el promotor debe quedar reflejado por escrito. El contrato es un referente de seguridad al que aferrarse en caso de que tenga lugar alguna incidencia. Su contenido debe abarcar todos los aspectos: desde la localización, superficie, distribución, orientación, materiales, precio, zonas comunes, etc. de la futura vivienda hasta el modo de pago y el calendario de todo el proceso constructivo hasta la entrega final. Los plazos deben ser claros, sin vaguedades que abran la puerta a posibles retrasos, dado que estos deben estar sujetos a penalizaciones.
5. Cantidades entregadas a cuenta
No solo hay que requerir un comprobante por cualquier dinero que se entregue a la promotora de forma anticipada, sino que dichas cantidades deben estar aseguradas. Es vital que exista un aval general de la promoción y una póliza de seguro individual que ofrezcan la total garantía de devolución en caso de que el proyecto no se lleve a cabo o se retrase. Además de asegurarse la recuperación de todo lo invertido, se deben estipular los correspondiente intereses legales.