Los hipotecados afectados por las cláusulas suelo están agotando sus últimos cartuchos, mediante las asociaciones de consumidores o acciones en Change.org, para tratar de que la sentencia del tribunal de la UE haga caso omiso al dictamen del abogado general y conceda la retroactividad total. Pero, mientras tanto, los bancos están haciendo todo lo contrario: seagarran a dicho dictamen para dar marcha atrás en las soluciones ofrecidas a los afectados y para endurecer su actitud. Ahora, ni siquiera devuelven las cantidades cobradas de más hasta mayo de 2013 si no son condenados en firme por los tribunales.
Como es sabido, el mes pasado, el abogado general de la UE avaló la doctrina del Supremo español en dos aspectos clave: la nulidad de estas cláusulas debe determinarse de forma individualizada por los tribunales, y la limitación de la retroactividad hasta esa fecha en vez de hasta la firma de la hipoteca se ajusta al derecho comunitario. A raíz de esta resolución -y a la espera de que la ratifique el Tribunal Europeo en los próximos meses-, losbancos han descartado por completo devolver lo cobrado de más desde el principio (la retroactividad total).
Pero no se han quedado ahí. Con este refuerzo de las posiciones que han defendido desde el principio -las cláusulas suelo son legales, las suyas (de cada uno) eran transparentes y eran necesarias para poder conceder unas hipotecas con unos diferenciales tan bajos respecto al euríbor-, hanendurecido notablemente su actitud hacia los clientes afectados por estas cláusulas, como puede comprobar cualquiera de ellos que se dirija a reclamar a su entidad bancaria.
Así, las que no habían suprimido ya estas cláusulas a futuro no tienen ninguna intención de hacerlo. Aquí el más listo de la clase ha sido elSabadell, mientras que Popular y CaixaBank sí habían anunciado la eliminación de este límite a las bajadas de los intereses que pagan los hipotecados. Pero otras muchas entidades más pequeñas, empezando porUnicaja, también las mantenían hasta ahora... y las mantendrán en el futuro, en vez de anularlas como les exigía la sentencia de un tribunal de primera instancia de Madrid.
Retroactividad hasta 2013... si me condenan
Del mismo modo, muchas han cesado en sus propuestas de alternativas para compensar a sus clientes perjudicados, como el cambio de la cláusula por un tipo fijo. Si la UE avala la doctrina del Supremo, eso significa que no todas son nulas, sino solo aquellas contra las que haya sentencia firme. En consecuencia, "si mis cláusulas no han sido condenadas, son legales; y si son legales, no hay ninguna razón para suprimirlas", es el razonamiento de las entidades según explica un abogado especializado en esta materia.
Pero hay que ir más allá: si el Supremo establece ir una a una, los bancos no van a devolver lo cobrado de más hasta 2013 si el cliente en cuestión no tiene una sentencia a su favor; ni siquiera aquellas entidades que han sido condenadas por el Supremo, como el Popular, según confirman fuentes del sector. El que quiera retroactividad, tendrá que ganarla en los tribunales.
Los que las han quitado se arrepienten
"Los que han quitado las cláusulas ahora se están arrepintiendo de haberlo hecho, porque podían haber esperado al dictamen de la UE y haberse ahorrado ese coste. Ya no tiene remedio, pero, con ese respaldo, van a tratar de minimizar el impacto devolviendo lo mínimo posible, es decir, solo a aquellas personas que acudan a los tribunales y logren una condena que reconozca esa retroactividad", según estas fuentes.
Una actitud que, a la larga, puede salirles más cara por las costas judiciales, pero confían en que no todos los afectados vayan a los tribunales. Pero, sobre todo, esto les permite ganar tiempo y no tener que incurrir de golpe en ese gasto, con el consiguiente impacto en unos resultados que, en muchos casos, están tiritando. En conclusión, salvo que las iniciativas populares consigan que el tribunal de la UE no siga las recomendaciones del abogado general -cosa harto improbable-, los afectados van a tener que emplear esfuerzos, tiempo y dinero en pleitear para recuperar lo pagado indebidamente.