Londres y Nueva York, las ciudades más caras para vivir y trabajar


El mayor aumento de precios de vivienda se produjo en 2015 en San Francisco. Es la ciudad con mayor potencial.

Londres y Nueva York son el epicentro del mundo económico. Cualquier empresa que se precie debe operar en estos dos mercados y la mayoría opta por tener un equipo de profesionales y abrir una oficina para no quedarse descolgadas.

Pero Londres y Nueva York también son las ciudades más caras del mundo. Según el informe 12 Cities de la consultora inmobiliaria Savills, que analiza desde 2008 el coste de vivir y trabajar en distintas ciudades del mundo, la capital británica se mantiene como la más cara del planeta. El coste de implantación de un empleado en Londres, incluyendo residencia y oficina, es más del doble que en Miami o Shanghái y tres veces más alto que en Dublín o Berlín. La empresa que quiera estar en este mercado tendrá que asumir de media un coste extra de 112.800 dólares por persona y año.

Nueva York recupera el segundo puesto en el ránking de las más caras que antes ocupaba Hong Kong. El coste de vivir en la ciudad de los rascacielos alcanza los 111.500 dólares por persona y año. Según Yolande Barnes, directora de Análisis de Savills, "la productividad de estas dos ciudades y su valor para los negocios globales tiene un efecto pronunciado sobre la demanda de espacio y, por tanto, sobre las rentas de alquiler. Las ciudades mejor posicionadas en la clasificación son también las más costosas para las empresas".

París y Tokio cierran el top five de las ciudades más caras con un coste de 78.200 y 69.800 dólares por persona y año, respectivamente.

El coste medio de alojamiento y oficina por trabajador y año de las veinte ciudades analizadas por la consultora inmobiliaria Savills es de 56.855 dólares. Muy cerca de ese precio, pero un poco por encima del mismo, se sitúa San Francisco, la ciudad con más atractivo de las que se incluyen en el ránking, según todos los expertos. Gracias al tirón de las empresas tecnológicas, el coste de implantación de un empleado ha crecido allí un 13% el año pasado y se sitúa ya en 66.300 dólares. La ciudad estadounidense encabeza también el ránking A. T. Kearney por su potencial futuro como ciudad global.

En el top 10, aparecen Lagos, Singapur y Dubái, sobre las que hay ciertas incertidumbres políticas y económicas, pero que están creciendo como destinos para hacer negocios y en los que quieren implantarse muchas empresas. La décima en el ránking es Sídney, que tiene un coste de implantación medio de 49.500 dólares.

El listado elaborado por la consultora Savills demuestra que el crecimiento económico se ha desplazado de nuevo de este a oeste del planeta y que, en consecuencia, las ciudades que más crecen son las grandes capitales de Europa y Estados Unidos. De 2005 a 2011, las nuevas ciudades globales de los países emergentes, entre los que se incluyen Brasil, Rusia, India y China, superaron a Londres, Nueva York, París, Tokio y Sídney porque todas las empresas del mundo querían estar presentes en mercados como Shanghái, Bombay, Moscú, Hong Kong o Singapur. Pero el año pasado esta tendencia se ha invertido y estas capitales han perdido cierto atractivo.

El crecimiento económico y la creación de riqueza en los países emergentes se ha ralentizado el último año y eso ha tenido un impacto importante y negativo en su mercado inmobiliario. En cambio, se ha reactivado la economía de ciudades europeas y norteamericanas y los inversores están sabiendo aprovechar esa oportunidad.

Esta tendencia tiene en Río de Janeiro una de sus principales víctimas. La ciudad brasileña, que desde 2010 había experimentado un rápido crecimiento, cayó el año pasado un 9%. El coste de implantación medio de una empresa extranjera allí es hoy de 16.500 dólares por persona y año. Barnes cree que "de cara al futuro, el aumento de la oferta de espacio de trabajo de alta calidad será crucial para las ciudades emergentes, pero no tienen por qué ser edificios de oficinas de estilo internacional y nuevos. Las soluciones pueden ser locales", algo que abarataría los costes.

La debilidad de estos mercados está siendo aprovechada por otras ciudades más pequeñas, como Dublín o Berlín, que han aumentado sus precios y que están atrayendo a muchas empresas tecnológicas. El coste medio de la capital irlandesa es de 36.500 dólares y el de la alemana se sitúa en 27.700 dólares.

Fuente: http://www.expansión.com/
 
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