En su casa se le escapan 300 euros al año por el enchufe sin que se dé cuenta


Para esas noches en las que le da pereza levantarse del sofá para apagar la televisión y acaba dándole al mando a distancia para ponerla en stand by (el famoso pilotito rojo), grábese una cifra en el disco duro: si se aplicara a la tarea de la eficiencia energética con todos los recursos a su alcance, podría ahorrarse hasta un 30 % de las facturas anuales de luz y gas. Ese es, al menos, el cálculo al que llega Gas Natural Fenosa tras entrevistar a 3.800 familias españolas sobre sus hábitos de consumo.

Tras dos años de parón, la eléctrica ha recuperado el estudio sobre eficiencia energética que empezó a realizar en el año 2004. Y en él concluye que los hogares de la comunidad malgastan cada año 2.890 gigavatios hora (GWh), una cantidad de energía suficiente para abastecer el alumbrado público de una ciudad como A Coruña durante 128 años. En euros, el sobrecoste ronda los 328 millones, un 0,6 % del PIB gallego, a razón de 298 euros de media por familia.

Para aquellos a los que no les duela el bolsillo, apelan a la conciencia medioambiental: un consumo eficiente evitaría emitir 0,64 millones de toneladas de CO2, los gases de 200.000 turismos.

El estudio, presentado ayer en A Coruña por el delegado de Gas Natural Fenosa en Galicia, Manuel Fernández Pellicer, y el economista Manuel Ludevid, mide el potencial de ahorro energético de los clientes particulares (no se incluyen empresas), analizando factores como el equipamiento con el que cuentan en sus casas, el mantenimiento del mismo, su cultura energética y su control sobre el consumo. Y, aunque reconoce buenas prácticas, como el uso cada vez más generalizado de bombillas de bajo consumo o el cuidado de los consumidores por ajustar la potencia contratada a sus necesidades reales, también refleja aquellos comportamientos que hacen que se nos escapen los euros por el enchufe, como poner el lavavajillas a media carga, no usar el ciclo corto de la lavadora o no sustituir los electrodomésticos más antiguos por otros modernos que consuman menos. Y es que, para brillar en eficiencia, no todo es concienciación y buena voluntad, hace falta también liquidez para rodearse de los aparatos de hogar que menos consumen.

Por eso surge la duda: ¿Ha influido la crisis en la eficiencia energética de las familias, al impedir renovar el parque de electrodomésticos? «No cabe duda de que el entorno económico puede influir, porque las familias tienen otras prioridades de gasto», concede Pellicer, que cree que una posible solución sería recuperar los planes de ayuda para la compra de aparatos (renove).

¿Dónde puedo ahorrar?

De hecho, es en el consumo de los electrodomésticos donde más margen de ahorro hay: se podría recortar más del 47 %. Un hogar gallego medio podría ahorrar una media de 127 euros adquiriendo el último equipamiento y optimizando su uso. Otra cosa es cuantos años tardaría en amortizar la inversión. También se podría recortar un 26 % del gasto en iluminación, pero ahí el ajuste potencial es de apenas diez euros anuales por hogar. Mucho más, hasta 120 euros, podría ahorrarse ese hogar medio en calefacción con un buen mantenimiento del sistema y una regulación óptima de la temperatura.

Sea por la crisis, o por una relajación del control, la eficiencia energética de los hogares gallegos ha bajado en los últimos cinco años, tras lograr en el 2011 la nota más alta, un 6,48. Ahora el indicador está en el 6,16. Se mantiene también el diferencial negativo respecto a España, donde el potencial de ahorro es ligeramente inferior, del 27 %.

En esa brecha puede influir también la demografía, ya que, tal y como desliza el estudio y confirma la eléctrica, existe más sensibilización hacia el ahorro energético en las ciudades que en el rural. «Tenemos que fomentar que llegue la información a todo el mundo para que no haya brecha», apunta Pellicer.

 
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