A Paquita, la vecina del piso 1 puerta A, le crecen los enanos. Todavía no se había recuperado emocionalmente (ni económicamente) del acto vandálico que sufrió en la propia comunidad, cuando le notificaron otrasacudida a su dolido bolsillo de pensionista. Hacienda había llamado a su puerta o, mejor dicho, a la de la comunidad La Colmena.
Para comprender esta historia tenemos que hacer un pequeño flashbackhasta la constitución de la comunidad. Todo eran alegrías, vecinos inaugurando el edificio en torno a una mesa repleta de comida y risas; buena predisposición a colaborar en los pequeños problemas que iban surgiendo; e incluso proyectos empresariales en común. Sí, como han oído.
Corría el año 2005. El constructor de este bloque había conseguido vender todos los locales del edificio, a excepción de uno interior, de poca visibilidad y acceso a través del jardín que rodea el edificio. En previsión de que no conseguiría venderlo, el constructor se lo cedió a la comunidad, que únicamente lo ha tenido alquilado este último año, concretamente a Franchesca, propietaria de la franquicia de peluquerías Luk España que, tras el descansillo, es el segundo centro de operaciones de Paquita.
Pues bien, volvamos al tiempo presente. Hacienda pide que la comunidad rinda cuentas por este alquiler. Un arrendamiento envenenado para Paquita, que hasta el momento no estaba obligada a hacer la declaración de la renta.
Ya en su día, Gregorio, el administrador de la finca, notificó a la comunidad esta circunstancia: "En tanto en cuanto la Ley del IVA considera que el alquiler de elementos comunes, como es el de este local, es una actividad empresarial por la que la comunidad ha obtenido ingresos, ésta deberá tributar por el mismo".
Mariano, el presidente de la comunidad, se lo explicó así a Paquita: "Enromán paladino, cada propietario con arreglo a su coeficiente, y no la comunidad como tal, deberá declarar en su proporción ese ingreso en su declaración de la renta". "Es por ello", insistió a su interlocutora, "que el administrador emitió un certificado en donde figuraba, en función del coeficiente de propiedad, los ingresos atribuibles y las retenciones practicadas sobre los mismos". Certificado que Paquita reconoció haber pasado por alto pensando que era un documento más.
Este año Paquita no sólo tendrá que hacer la declaración, sino que le ha salido a pagar. Al siguiente, "ya veremos", amenazó al tiempo que lanzabaimproperios contra el fisco, la comunidad e incluso la peluquería.
Mensaje a navegantes: si su comunidad ha alquilado la azotea para colocar antenas de telefonía, o la misma fachada para lonas publicitarias, sepa que tendrá que rendir cuentas a Hacienda.