Son muchas las razones que pueden llevarnos a valorar la posibilidad deampliar la superficie de la vivienda ganando terreno al exterior.
Sin embargo, como muy bien apunta Ángel Ripoll, director de Marketing y Comunicación de Technal, “suelen responder básicamente a dos premisas: cuando se dispone de un espacio abierto a la intemperie que solo usamos durante una época del año (por cuestiones climatológicas) o casi nunca (debido a la contaminación sonora y/o del aire) y del que desearíamos disfrutar más; o, simplemente, cuando nos falta espacio en el interior construido”.
Josep Ferrer, 'project manager' de Ecospace, apunta otra posibilidad, la de “ganar un espacio adicional para desarrollar alguna actividad que no interfiera en el uso diario de la vivienda principal, como puede ser un estudio de trabajo, una zona de invitados, un espacio de ocio, un taller o un gimnasio”.
Espacio creado por Bill Fry Construction - Wm. H. Fry Const. Co. - Más ideas para fachadas contemporáneas
Una de las primeras cuestiones que se plantean en el momento de considerar la posibilidad de incrementar la superficie interior de una vivienda es la cantidad de metros cuadrados que requiere una obra de este tipo. O, lo que es lo mismo, ¿a partir de qué superficie resulta aconsejable embarcarse en una obra así?
“Dependerá del uso que se le quiera dar y de la superficie exterior disponible”, apunta Carles Rodríguez, director general de Global Projects, quien no obstante añade que, “personalmente, no lo plantearía si no pudiera ganar un mínimo de 20 metros cuadrados y me quedaran un mínimo de otros 20 de espacio exterior. De todas maneras, cada casa es un mundo y no hay reglas fijas, aunque lo ideal es dejarse aconsejar por un profesional que te pueda orientar en cuanto a diseño y construcción”. Coincide con él Ángel Ripoll, puntualizando que “cuanto más pequeña sea la superficie, mayor será la repercusión del coste por metro cuadrado”.
Construcciones prefabricadas
Desde Ecospace, Josep Ferrer explica que sus construcciones prefabricadas pueden ser “tan grandes o pequeñas como se desee. El estudio más pequeño de nuestro catálogo es el modelo Workpod (espacio de trabajo) con unas medidas exteriores de 2,50 metros por 1,90 metros y una superficie de 4,75 metros cuadrados.
El uso que se hará del espacio es, como se ha visto, determinante a la hora de evaluar un emplazamiento y la inversión que requerirá. Carles Rodríguez asegura al respecto que lo más solicitado son “ampliaciones de superficie de salones y comedores, además de habitaciones adicionales, que siempre vienen bien”.
Por su parte, Ángel Ripoll asegura que “el cerramiento total de balcones o parcial de terrazas en plantas bajas o áticos es lo más habitual en la ciudad, sobre todo porque los espacios abiertos en zonas urbanas de alta densidad se usan muy poco como consecuencia del alto nivel de ruido y de contaminación. Además, el suelo construido es muy caro y a las familias siempre les vienen bien algunos metros cuadrados adicionales de uso intensivo: desde ganar una zona de lectura en el balcón a unos metros para amueblar y ampliar una habitación”, asegura.
El director de Marketing de Technal añade que “en las viviendas unifamiliares la aplicación es distinta: normalmente se desea disfrutar de las vistas exterioresy del jardín, pero resguardados del viento, de la lluvia, del frío o del calor”.
Y Josep Ferrer, de Ecospace, apunta una solución que puede resultar muy útil cuando no se acaba de tener claro el proyecto o no se dispone de todo el presupuesto necesario al inicio: la posibilidad de ir ampliando estos anexos si se opta por el “sistema modular flexible de una construcción prefabricada”.
Aluminio o madera
Los materiales en los que se realizará el nuevo espacio de la vivienda serían el siguiente punto que hay que considerar. El director general de Global Projects opina que “aunque siempre es interesante aprovechar al máximo el espacio que ofrece un patio o terraza, se deben respetar las proporciones y la estética de los cerramientos para que el conjunto tenga una coherencia con el resto del inmueble”.
Carles Rodríguez tiene clara cuál es la premisa principal: “Dependerá de la estética de fachada y el paisajismo de los exteriores, aunque generalmente lo más habitual es trabajar con aluminio o madera, ya que con ambos sistemas constructivos se puede lograr solidez, aislamiento térmico y una estética integrada. Obviamente, también se puede plantear la ampliación con obra tradicional, pero generalmente se tiende a trabajar con estructuras más esbeltas, que carguen menos el edificio y con las que no se pierdan tantos grosores en paredes”.