La patronal bancaria española (AEB) aseguraba que, ante un euribor negativo, "el límite es que el préstamo te salga gratis". Sin embargo, en nuestro entorno, la devolución de dinero a los clientes se está generalizando, y lo que hace un año sonaba a excepción para productos muy concretos comienza a normalizarse. Es una de las consecuencias más heterodoxas de la heterodoxa política de tipos de interés ultrabajos o negativos en la que se ha embarcado la banca central de medio mundo.
En Dinamarca, por ejemplo, es un fenómeno que ya está pasando con cierta frecuencia. Aunque no hay datos oficiales, Realkredit Danmark, una de las mayores hipotecarias del país, ha reconocido que el año pasado hasta 758 clientes recibieron intereses por su hipoteca en negativo, tal y como recoge The Wall Street Journal.
El diario estadounidense también se hace eco del caso particular Hans Peter Christensen, quien en su último recibo de la hipoteca recibió intereses por valor de 249 coronas danesas, unos 33,5 euros. Aunque sigue pagando principal y comisiones por el préstamo que pidió en 2005 para comprar su vivienda actual, es un ejemplo de lo que se podría propagar por Europa. Bien es cierto que Dinamarca es uno de los países que más lejos ha ido en el terreno de los tipos de referencia negativos. En enero de 2015 bajó el tipo de referencia al -0,2% y actualmente está situado en el -0,65%, mientras que el Banco Central Europeo (BCE) todavía está en el 0%.
Lo que no habría que descartar es que el tema acabe provocando disputas legales, especialmente ante la reticencia de las entidades a pagar intereses en vez de recibirlos, especialmente en un entorno en que el negocio bancario es cada vez más difícil. Es lo que ha sucedido en Holanda, donde el regulador de los productos financieros para el consumidor determinó la semana pasada que el banco Achmea deberá pagar al cliente si el interés está en negativo.
En este caso, un cliente, con una hipoteca a interés variable referenciada al libor suizo más un diferencial del 0,7%, demandaba que le devolvieran dinero, puesto que la referencia del interbancario suizo llevaba desde enero por debajo del -1%. Ante esta situación, el regulador dictó que debería haber pagado alrededor de un 0,3% de interés al cliente. Achmea aseguró que cumpliría con la resolución, aunque añadió que tendría revisar el dictamen. Hasta ahora, simplemente se había limitado a no cobrar intereses por el préstamo.
Un caso en España
No hay datos sobre lo que está pasando en España, pero sí que se han conocido casos. En abril del año pasado, un cliente de Bankinter fue noticia tras conocerse que la entidad había que tenido que deducirle parte del principal de su hipoteca referenciada en francos suizos. Como en el caso holandés, el cliente contrató una hipoteca en 2006 ligada al líbor para francos suizos a 1 mes (precio al que se prestan francos suizos los bancos en Londres) más un diferencial de 0,5 puntos porcentuales. Como esta referencia se situaba entonces en el -0,8%, el interés que debía pagar era negativo.
Hans Peter Christensen bromeaba con su caso, diciendo que su padre le había recomendado enmarcar el recibo, "para demostrar a las próximas generaciones que esto había pasado". Una reacción idéntica del cliente anónimo español, quien decía que "voy a enmarcar mi recibo, muestra que Bankinter me está pagando intereses por mi hipoteca.Esto es historia financiera".
El Banco de España confirmó a comienzos de este mes que el euribor se situó en marzo en el -0,012%, frente al -0,008% de febrero, cuando el indicador más usado para referenciar las hipotecas en España se colocó por primera vez en negativo en la historia.
Todavía queda para que el euribor, que pronto va a cambiar su forma de calcularse, llegue a los niveles del interbancario danés o suizo, y aunque la banca ya aplica el euribor negativo en los préstamos, la suma del diferencial hace que en la práctica no se pague intereses a los clientes. Es decir, en las revisiones están descontando el euribor del diferencial, pero el resultado sigue siendo positivo para el banco. Pero si la recuperación no coge brío y el BCE se decide a entrar en territorio negativo, lo que ahora es una excepción puede convertirse en la regla.