Uno de cada cuatro alquileres que hay en España no se declaran a Hacienda: en torno a un 28% según estimaciones del sector. Ante la gravedad del problema, la Agencia Tributaria lleva varios años incluyendo dentro de sus líneas prioritarias de investigación los arrendamientos de viviendas «en negro», con especial celo sobre los alquileres vacacionales y las ofertas en portales de internet, como recoge el Plan de Control Tributario. Alquiler Protegido ha elaborado una guía en la que recoge qué consecuencias se puede enfrentar el arrendador que alquile su piso «en negro».
Conflictos entre el inquilino y el propietario
Los acuerdos de alquiler sin declarar «al final siempre se rompen y en el 80% lo hacen por el lado del inquilino, que sí encuentra ventajas fiscales a la hora de deducir el importe del alquiler y por ello, declara ante la Agencia Tributaria ser inquilino» quedando el propietario en manos del Fisco, destaca Alquiler Protegido.
Las posibles deducciones que se puede aplicar el inquilino dependen de que el propietario haya declarado el mismo. El inquilino siempre puede acudir a la vía judicial y hacer una petición formal al propietario de la documentación para poder hacer por sí mismo la declaración o solicitar una inspección tributaria.
Perder las bonificaciones fiscales existentes
El tratamiento fiscal de los rendimientos obtenidos del alquiler de vivienda «es uno de los que cuentan con mayores beneficios de todas las rentas que gravan el impuesto del IRPF». Los propietarios tienen una reducción del 60% de los rendimientos percibidos por el arrendamiento de su vivienda. Además, son deducibles los gastos de conservación del inmueble u otros como la prima del hogar o el seguro del hogar.
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