Los datos son espectaculares: 2015 fue un año récord para la construcción de rascacielos a nivel mundial. Se terminaron 106, nada más y nada menos, una cifra que sorprende por su magnitud y que supera, incluso, el récord de 99 de 2014.
Son datos del Consejo de Hábitat Urbano y Edificios Altos (CTBUH, por sus siglas en inglés), que revelan también que en todo el mundo hay más de 1.000 rascacielos de más de 200 metros. Una cifra apabullante si tenemos en cuenta que en el año 2000 no se superaban los 270. Es decir, en 15 años se ha producido un incremento del 400%.
Este informe pone de manifiesto el auténtico 'boom' que se ha generado en torno a este tipo de activos en todo el planeta. Una fiebre que ha calado con especial fuerza en Asia -se han terminado el 80% de los rascacielos de 2015- y con menor intensidad en Europa, donde son pocas las capitales europeas que pueden presumir de 'skyline' a nivel mundial.
De hecho, España se sitúa a la cola en lo que a grandes edificios en altura se refiere, ya que ninguna de nuestras famosas torres -ni Torre Foster ni Torre de Cristal, de 250 metros- aparecen entre los 100 edificios más altos del mundo, según el 'ranking' de CTBUH.
Para que nos hagamos una idea, el edificio más alto del mundo es Burj Khalifa, en Dubái, que mide 828 metros (163 plantas), tres veces más que las dos torres madrileñas antes mencionadas y casi 200 metros más que el segundo rascacielos del mundo, la Shanghai Tower, de 632 metros y 128 plantas, cuya construcción finalizó en 2015.
España solamente cuenta con cinco edificios que rozan o superan los 200 metros de altura: Torre de Cristal (250 metros), Torre Foster (249), Hotel Eurostars Madrid Tower (236), Torre Espacio (224), todos ellos en Madrid, de uso terciario y hotelero, y Residencial In Tempo (200 metros, que se encuentra en Benidorm y albergará viviendas).
A pesar de no aparecer en los principales 'rankings' a nivel mundial, Madrid ocupa el puesto 11º de Europa con mayor número de edificios en altura, con 15 de más de 100 metros, siendo el primero Moscú, con más de 150, seguido de París, con alrededor de 80, y en tercer lugar, Estambul, con 75. No obstante, ni Madrid ni Barcelona aparecen en el 'ranking' de las 25 ciudades con mejor 'skyline', que lideran ciudades como Nueva York, Dubái o Hong Kong.
La ley limita su altura en España y son caros
Pero ¿por qué no se construyen rascacielos más altos en España? Para Íñigo Ortiz, socio de Ortiz León Arquitectos y 'country representative' para España del CTBUH, "la razón más importante es la limitación urbanística. La normativa es my poco flexible. O se prevén estas alturas en los planes generales, que se suelen redactar cada 20 años, o es necesario hacer una modificación puntual de los mismos, un trámite que suele ser muy largo y complejo. Esto no ocurre en otras ciudades como Londres, Nueva York o Melbourne. Además, en el caso de Madrid y Barcelona, dada la proximidad de los aeropuertos al centro de las ciudades, las huellas de despegue y aterrizaje limitan las alturas de los edificios", añade Ortiz.
En Madrid, por ejemplo, el plan general no permite la construcción de edificios de más de 250 metros. No obstante, si finalmente la Operación Chamartín sale adelante, Íñigo Ortiz no descarta que puedan levantarse varios edificios de viviendas de 300 metros. A corto plazo, sin embargo, no hay ningún proyecto a la vista. Tampoco en Barcelona, donde, en la próxima década, solamente está prevista la construcción de un edificio en altura de 150 metros, la futura estación de La Sagrera.
Para este experto, otro gran obstáculo es el coste puntual que conlleva la construcción de un edificio de estas características. "Un rascacielos de más de 300 metros de altura cuya superficie construida de oficinas o viviendas esté alrededor de 100.000 metros cuadrados, conlleva un coste de construcción de no menos de 300 millones de euros. Si a esta cantidad le sumamos el coste del solar, los costes financieros y otros costes indirectos, podemos estar hablando de un coste total de no menos de 600 millones. Una cifra muy elevada para una sola inversión en una ciudad de tamaño medio-pequeño como Madrid".
En Madrid, no hay rascacielos de más de 250 metros porque la legislación urbanística no lo permite
No obstante, para Lola Ripollés, directora en Madrid de la ingeniería Deerns, que participó en el Bosco Verticale de Stefano Boeri Architettiy en Milán, y una de las fundadoras de Woman in Real Estate (WIRES), este es un obstáculo salvable. "Los edificios en altura son más caros que los edificios bajos, pero no hay demasiada diferencia. Se suele justificar el encarecimiento por ir parejo a una mayor representatividad. En mi opinión, actualmente en España, con los precios del mercado residencial, edificios residenciales de 60 plantas podrían ser perfectamente rentables, aunque, obviamente, 10 edificios de seis plantas lo son mucho más".
A estos dos obstáculos, se suma una tercera razón de índole comercial. "Tradicionalmente, en España se han promovido rascacielos de un único uso que, como en el caso de las Cuatro Torres, se ha demostrado de difícil digestión en un mercado como Madrid o Barcelona que, a su vez, cuentan con un entorno cercano de edificios más bajos de los mismos usos, comerciales, etc…", asegura Íñigo Ortiz. "La solución a este problema son los edificios de usos mixtos que sean capaces de aunar usos diferentes en una misma infraestructura. Edificios como Rockefeller Center en Nueva York, Roppongi Hills en Tokio o ICC en Hong Kong son un buen ejemplo de hacia dónde debemos ir", añade Ortiz, cuyo despacho ha participado en proyectos de la talla de Torre de Cristal, Torre Iberdrola y Torre Mapfre, a nivel nacional.
Para este arquitecto existe, asimismo, una limitación vinculada al transporte. "Es fundamental que edificios de esta escala estén íntimamente relacionados con importantes infraestructuras de transporte de corta y larga distancia capaces de gestionar el flujo de gente que entra y sale, y a su vez ampliar el público objetivo que podría usar el edificio. Es un tema al que hasta ahora no se ha prestado especial atención en las principales ciudades españolas y que, sin embargo, la Operación Chamartín sí parece tener en cuenta".
Los rascacielos tienen mala fama
Obstáculos, todos ellos, a los que hay que sumar, según Lola Ripollés, la "mala fama que tienen los rascacielos en España". En su opinión, "ningún político se atreve a defender los edificios en altura". Si alguno lo hiciera, se arriesgaría a tener muchísimas críticas simplistas del tipo "son insostenibles", "antiecológicos" o "aumentan mucho el tráfico", a pesar de que "no es cierto". Para Ripollés, muchas de las críticas contra los rascacielos "se refieren a construir un edificio de 60 plantas en lugar de uno de seis, lo cual es bastante injusto, ya que en realidad habría que comparar ese edificio de 60 plantas, con 10 edificios de seis plantas. Y en ese caso, el edificio alto es mucho más beneficioso en prácticamente todos los aspectos: luz, vistas, espacio urbano, tráfico, etc".
El edificio más alto del mundo está en Dubái y mide 828 metros, tres veces más que Torre de Cristal
"Solo hay un problema real de la construcción en altura, y es la dificultad de evacuación. Aunque en protección contra incendios se están haciendo grandes avances, actualmente en España el mayor peligro de los incendios en edificios altos no es el edificio en sí, sino la falta de preparación de los bomberos para atajar dichos incendios. En otros países, incluso los más pobres, al tener más rascacielos tienen más medios, especialmente helicópteros, que utilizan tanto para combatir el fuego como para evacuación de personas", concluye Ripollés.
Pero, si no existieran todos estos obstáculos, ¿sería razonable para una ciudad del tamaño de Madrid o Barcelona construir edificios de más de 300 metros de altura?
Para Íñigo Ortiz, "casi todos los edificios en el mundo mayores de 300 metros están en ciudades de más de 10 millones de habitantes. De hecho, dentro de Europa solo hay edificios tan altos en Fráncfort y Londres. París, por ejemplo, no tiene ninguno. Y en otros países, solo los encontramos en ciudades como Osaka, Doha o Los Ángeles. Por lo tanto, que en España no haya ninguno viendo el tamaño de nuestras ciudades es razonable, al menos, a día de hoy".
Fuente: http://www.elconfidencial,com/