El euríbor a doce meses, al que están referenciadas la mayoría de lashipotecas en España (nada menos que el 92,4 % de los nuevos contratos a interés variable, según el INE), va camino del cero. El lunes estaba en el 0,028 %, después de desplomarse diez milésimas en tasa diaria el pasado día 22, y ayer cerró en el 0,022. La traducción es que, en tasa mensual, con un 0,045 %, el índice está por debajo del precio del dinero, ya que los tipos de interés en la zona euro se sitúan en el 0,05 %. Y los expertos esperan que, «con toda probabilidad», la tendencia se mantenga y acabe poniéndose en negativo si -como todo indica- el Banco Central Europeo intensifica su ofensiva y baja de nuevo la facilidad de depósito, que es el tipo de interés que se aplica a la liquidez que las entidades financieras depositan en la institución que preside Mario Draghi y que está en negativo desde mediados del 2014.
De hecho, el departamento de análisis de Bankinter ha sido el primero en avanzar que el índice cerrará el año en el -0,1 % y que no volverá a terreno positivo hasta el 2017.
¿Qué consecuencias tendría esto? Pues, igual que ocurre con el descenso del precio del barril de petróleo, la lectura es positiva o negativa en función de a quién se le pregunte. Para los consumidores, que ven que llenar el depósito del coche es más barato, sin duda es una buena noticia, todo lo contrario que para los países productores, que ya no cubren los gastos de poner en el mercado el crudo.
Una situación similar viven los bancos y sus clientes. Los primeros están inquietos por la evolución del euríbor, ya que redunda en una mayor presión a la baja sobre sus márgenes, pues la inmensa mayoría de los préstamos para comprar vivienda están referenciados a este índice, al que luego se le suma un diferencial.
No basta con que el indicador esté en rojo, sino que es preciso que su caída sea tal que supere el diferencial positivo que aplica la entidad al cliente, para que se ponga sobre la mesa la posibilidad de que el banco tuviera que llegar a pagar por el préstamo que ha concedido. De hecho, tanto el sector financiero como los expertos coinciden en señalar que tal posibilidad es improbable y «remota», porque «aún hay recorrido», como demuestra que el tipo de interés medio de las hipotecas firmadas en noviembre del 2015 fue del 3,26 %, según los datos publicados ayer por el INE. Es decir, que para que el interés entrara en negativo el euríbor tendría que desplomarse de media tres puntos.
«En general, que el euríbor llegara a terreno negativo supondría unalivio para los hipotecados, que verían como sus cuotas se reducen. Pero pensar que los bancos pueden pagar a los clientes por sus hipotecas es una hipótesis que parece bastante lejana», señala Estefanía González, portavoz de finanzas personales del portal Kelisto.
Incluso llegado ese caso -cabe recordar que en los momentos de mayor efervescencia se llegaron a conceder hipotecas con diferenciales muy bajos, hasta del 0,20 %- todo apunta a que habría que atenerse a lo que recoja el contrato del préstamo. Fuentes del sector, que recuerdan que muchas hipotecas tienen suelo, insisten también en que, como mucho, se aplicaría un interés cero, porque en caso contrario «cerraríamos». Sin embargo González recuerda un precedente: Bankinter, con una hipoteca ligada al franco suizo, no llegó a pagar como tal al cliente, pero sí le redujo parte de la deuda.