El calvario de la vivienda ruidosa


Ni la crisis financiera, ni el pinchazo inmobiliario devastan tanto como el ruido. Las viviendas expuestas a contaminación acústica importante pierden valor, tanto que algunos compradores no las quieren ni regaladas.
Tampoco las agencias inmobiliarias están interesadas en trabajar con estos inmuebles, porque no "compensa, no son vendibles, ni siquiera con descuentos del 50%", señala José Luis Pérez Cremades, Director General de la agencia Gilmar.

"El ruido no solo degrada la calidad de vida de la persona que lo sufre, sino que también devalúa el valor de su vivienda. ¿Quién querría vivir sobre un bar o discoteca que genera molestias?", se pregunta el abogado Ricardo Ayala, especialista en defensa contra el ruido y fundador de la web stopruidos.com. Lo mismo ocurre con el alquiler de un piso al que llega el ruido de un taller, una zona de bares y botellones, un aeropuerto, una carretera, una escuela de música o un vecino incívico. "Rebaja el precio de venta y alquiler desde un 5% en los casos menos importantes, hasta casi la mitad en zonas muy afectadas, como pueden ser los edificios más cercanos a las rutas de despegue y aterrizaje de un gran aeropuerto, o los pisos de la planta baja y primera de una calle o plaza de copas", dice Ángel Matarranz, agente asociado en Re/Max Urbe en Madrid.

La problemática se da en mayor grado en las viviendas construidas hace más de seis años. Las edificadas a partir de 2009 sí elevan las exigencias en acústica. De momento, es la única pista para elegir bien, ya que a diferencia del ahorro energético, no existe una letra que indique su aislamiento acústico, una tarea que tarde o temprado deberán acometer las Administraciones. La empresa Danosa, a través de asociaciones dedicadas a fomentar la calidad acústica, está trabajando en esta dirección, "para que según la letra obtenida mediante un sencillo ensayo acústico, el comprador sepa si quiere convivir o no con su vecino", explican.

Mientras tanto, si el vendedor y la inmobiliaria ocultan la existencia de un vicio oculto como el ruido, el comprador podrá llevarles a los tribunales. "En la demanda podría pedir la resolución del contrato de compraventa o una minoración del precio de compra si el problema puede subsanarse", afirma Ayala.

Los propietarios tienen la justicia de su lado. "Los tribunales cada vez son más sensibles a las demandas de los ciudadanos para que se respete su calidad de vida en su hogares. Si se presenta el caso con las pruebas adecuadas, sin duda, los tribunales darán amparo al ciudadano, tanto para que cesen las molestias como para que se repare por vía de indemnización los daños padecidos", cuenta el abogado Ayala, cuyo bufete recibe cada semana una nueva reclamación.

Fuente: http://www.elpais.com/
 
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