Hace apenas 4 años y medio, la localidad de Lorca, en Murcia, sufrió uno de los peores terremotos que se recuerdan en nuestro país. El resultado fue catastrófico: 9 personas fallecieron, 300 resultaron heridas y 1.200 edificios hubieron de ser demolidos, con unas pérdidas económicas que, según el Consorcio de Compensación de Seguros, ascendieron a más de 450 millones de euros. Pero la desgracia no terminó ahí. Tras el seísmo, muchos afectados comprobaron con estupor cómo la indemnización de las aseguradoras por sus viviendas no cubría el valor real de sus casas y que incluso era necesario tener contratada una póliza de seguros de hogar para acceder a las indemnizaciones del Consorcio de Compensación de Seguros para cubrir la catástrofe. Un contratiempo que muy pocas personas tenían previsto y que es fruto, fundamentalmente, del gran desconocimiento existente sobre un producto clave para nuestro patrimonio.
Aunque el de Lorca es, sin duda, un caso extremo, el infraseguro es una realidad muy habitual en España. De hecho, la vivienda en nuestro país está asegurada un 32% por debajo de su valor real. Ésta es la principal conclusión del estudio “El infraseguro en el hogar en España: ¿están nuestras casas bien aseguradas?” realizado por la División de Hogar de Línea Directa, que, entre otras cuestiones, analiza el grado de conocimiento de los españoles sobre el seguro de Hogar y sobre el valor de su vivienda en caso de pérdida total.
Los españoles aseguran sus casas por un importe medio de 107.000 euros, mientras que su valor real ronda los 142.000
Según este estudio, los españoles aseguran sus viviendas por un importe medio de 107.000 euros, mientras que su valor real ronda los 142.000 euros de media, lo que supone que en caso de un siniestro grave, como un incendio que destruyera nuestra casa, la aseguradora nos abonaría sólo 107.000 euros, causándonos una pérdida real de 35.000 euros.
Por otro lado, en la cobertura que cubre los daños causados a las casas vecinas, también hay una diferencia importante entre el valor de las viviendas dañadas y la cantidad media asegurada, que en ciudades como Madrid o Barcelona puede superar el 20%. Esto implica que si se produce un incendio muy grave en nuestra vivienda y la casa del vecino quedase destruida, deberemos pagar de nuestro bolsillo la cantidad que exceda del valor que tenemos contratado en concepto de Responsabilidad Civil. Por ejemplo. Si la casa de nuestro vecino vale 320.000 euros y nuestra cobertura es de 260.000 euros, la diferencia, 60.000 euros, la tendríamos que pagar de nuestro bolsillo.
Para Francisco Valencia, director de Gobierno Corporativo de Línea Directa, “en España todavía existe poca concienciación sobre el drama que puede suponer el infraseguroen caso de siniestro grave, como un incendio o una inundación a un tercero, que son más habituales de lo que parece. No en vano, en caso de pérdida total de una vivienda, las aseguradoras cubren exclusivamente el capital asegurado y no el valor de mercado, por lo que es importante que revisemos periódicamente estas cantidades, sobre todo teniendo en cuenta que nuestra vivienda es, en muchos casos, el mayor patrimonio que tenemos”.
El seguro de hogar, un gran desconocido
La División de Hogar de Línea Directa también ha querido testar el grado de conocimiento de los españoles sobre sus seguros de hogar, para lo que ha analizado la opinión de 1.200 personas de toda la geografía nacional con vivienda en propiedad. De esta encuesta se desprende que, pese a que el seguro de hogar protege la principalinversión de los españoles, aún existe un gran desconocimiento sobre este producto.
No en vano, más de 10 millones de propietarios ignoran la cantidad por la que tienen aseguradas sus casas y 13 millones desconocen las coberturas incluidas en sus pólizas. Además, 8,4 millones de casas no tienen ninguna clase de seguro y otros 3 millones no saben con qué compañía tienen contratado su póliza de Hogar, un dato muy llamativo si se compara con el grado de conocimiento que existe sobre el seguro de Autos, pese a que éste protege un bien de mucho menos valor.
Más de 10 millones de propietarios ignoran la cantidad por la que tienen aseguradas sus casas
Este fenómeno se intensifica si hablamos, no ya de indemnizaciones, sino de quién satisfaría las cargas pendientes sobre los inmuebles. De hecho, casi 17 millones depropietarios no saben qué pasaría con el pago de su hipoteca si su vivienda se destruye por un siniestro y casi 18 millones desconocen quién se haría cargo de los daños causados a los vecinos.
Además, alrededor del 40% de los propietarios confiesa que no vuelven a revisar las condiciones y el precio de sus seguros de hogar después de contratarlo, pese a que hagan obras de mejora en sus viviendas o se vea incrementado su valor en el mercado. Una actitud que contrasta con el seguro de Autos, en el que el grado de conocimiento del producto es mucho mayor.
Extremadura, la más accidentada
Aunque la media de accidentalidad en el hogar en España es de un 33,2%, la frecuencia de incidentes varía mucho de una comunidad a otra. En este sentido, el estudio de Línea Directa Aseguradora, que, entre otras fuentes, emplea datos sectoriales de la patronal UNESPA, señala que, mientras Extremadura (48,7%), Madrid (43,8%) y Andalucía (40,4%) son las regiones que más accidentes domésticos registran, Cantabria, La Rioja y Canarias son las que menos siniestros declaran, con medias que no llegan al 24%.
Por su parte, la cuantía media de los siniestros en el hogar en España es, según datos de ICEA y UNESPA, de unos 373 euros, aunque también se registran variaciones importantes entre unas regiones y otras. De hecho, mientras que Extremadura (232 euros), Andalucía (290 euros) y Asturias (296 euros) son las comunidades con siniestros de menos gravedad, Cantabria, Baleares y País Vasco son los territorios con siniestros más costosos, con unos importes medios de 531, 480 y 395 euros respectivamente. Los motivos son muy variados y, según el informe, van desde el tipo de construcción de cada comunidad hasta el precio medio de la mano de obra en cada territorio, pasando por razones tan diferentes como la climatología, el nivel de aseguramiento o el poder adquisitivo.