Es la feria inmobiliaria de quienes buscan una casa nueva, a estrenar. La feria para los particulares, ya sean jóvenes, parejas con hijos, compradores de mediana edad o jubilados con un deseo y un sueño en común: poder comprar una vivienda en la que nunca antes haya vivido nadie.
El Salón Inmobiliario de Madrid (SIMA) abre sus puertas hoy, en su edición de otoño, y lo hace con una oferta de más de 5.000 viviendas nuevas, de las cuales casi la mitad, unas 2.500, se pondrán por primera vez a la venta en este evento. El resto, otras 2.500 viviendas, forma parte de promociones ya en marcha o en comercialización desde hace varios meses. Otro dato, el 70% de la oferta está en la Comunidad de Madrid, y el resto, en la costa.
En pleno proceso de recuperación del mercado inmobiliario, especialmente en Madrid, Ifema será testigo de este renovado apetito comprador que empieza a mostrar imágenes desaparecidas tras el estallido inmobiliario y que pensábamos superadas por los perniciosos efectos que han provocado sobre la economía -al crear un burbuja que ha terminado por estallar- y sobre miles de familias, que se lanzaron hacia una locura compradora que, en muchos casos, no se podían permitir. El resultado, miles de desahucios.
Hace justo un año veíamos en un barrio de Barcelona largas colas para optar a una de las 62 viviendas que Solvia, la inmobiliaria de Banco Sabadell, ponía a la venta en su primera promoción en la Ciudad Condal. Ahora, un año después, este tipo de imágenes son todavía puntuales, pero cada vez son más frecuentes promociones enteras vendidas sobre plano en apenas unos meses.
Para muestra, un botón. Construcciones Amenabar, uno de los actores más activos en el mercado residencial de Madrid, aprovechó la pasada edición del SIMA, a finales de mayo, para acudir con dos promociones en la capital cuya comercialización prácticamente se ha completado en cuatro meses. “Llegamos al SIMA desde cero y los ritmos de venta han sido muy buenos en los últimos meses. Residencial Terrazas de la Moraleja, una promoción de 78 viviendas libres, está vendida prácticamente al 100%, mientras que de las 111 viviendaslibres de Residencial Aires del Fresno, apenas nos quedan nueve unidades disponibles”, explica a El Confidencial Ignacio Dueñas, de Construcciones Amenabar. De ahí que hoy acudan otra vez a la feria con tres proyectos nuevos en la capital, todos ellos en Valdebebas, un centenar protegidas y 250 libres.
El regreso de las inmobiliarias
También pondrá toda la carne en el asador InmoGlaciar, que en julio se adjudicaba -junto al fondo alemán Aquila Capital- por 50 millones de euros los terrenos de las instalaciones militares del antiguo Parque Central de Ingenieros. Nueve parcelas, con una edificabilidad de 120.000 metros cuadrados sobre los que se construirán más de 1.200 viviendas de protección en los próximos cuatro años. "Es un proyecto exclusivo y diferenciador de la zona en el que se ha diseñado un espacio moderno y actual desarrollado en nueve fases. La primera iniciará su construcción en el segundo trimestre de 2016, y constará de 161 viviendas protegidas", explican desde la compañía. La feria supondrá el pistoletazo de salida.
Como ya sucedió en la edición de mayo, la feria recupera a sus protagonistas tradicionales, las inmobiliarias, desplazadas en los últimos años por las entidades financieras primero y por sus filiales inmobiliarias, después. Muchas, las grandes y no tan grandes, cotizadas y no cotizadas, han desaparecido dando paso a las que han sido capaces de sobrevivir a la peor crisis del ladrillo que ha vivido España.
Compañías como Amenabar, InmoGlaciar, pero también Vía Célere o ACR, con años de actividad y proyectos a sus espaldas. Pero también tendrán cabida las que han surgido de la crisis, como Neinor Homes -del fondo norteamericano Lone Star- o Víveme, que nace de su escisión de Larcovi y que se centrará en la gestión de vivienda nueva. Por el contrario, pasan a un segundo plano los 'services' e inmobiliarias de la banca -véase Anida o Servihabitat- o compañías como Básico Homes o Magnum&Partnes, creadas ex profeso para ayudar a la banca a desprenderse de sus activos inmobiliarios.
