El sector inmobiliario continúa desperezándose, pero de aquí al nuevo “ladrillazo” que algunos parecen ver hay mucho trecho. La venta de viviendas está subiendo al 8,4% aunque sus precios caen al 2,5%. La iniciación de viviendas crece al 15% aunque representa tan solo el 5% de los visados de 2006.
El sector de la construcción y los servicios inmobiliarios ha creado 125.000 empleos en el último año, aunque ha perdido 1,7 millones de puestos de trabajo desde el comienzo de la crisis. El empleo en el sector se ha reducido del 14% del total al 7%. Por tanto, estamos hablando de una leve mejora del sector, sin aspavientos.
¿Es esperable que se produzca una rápida recuperación? La respuesta es negativa. Sin embargo, la evidente mejoría del sector frente al estado catatónico del pasado reciente puede hacer pensar a algunos jóvenes que la vuelta del ladrillo está cerca. Los ciclos extremos en el sector de la construcción ha sido una constante durante los últimos 40 años. Además, un pasado de salarios elevados con poca inversión educativa tiende a intensificar el recuerdo aunque es impensable que en la situación del mercado de trabajo con elevado desempleo y condiciones laborales muy precarias, esa situación volviera a producirse. El inflador del crédito, necesario para soportar los excesos constructivos, está gripado por el recuerdo todavía cercano del desastre provocado por la burbuja.
Los excesos inmobiliarios tuvieron también efectos indirectos muy importantes. Durante la locura inmobiliaria fue imposible reducir la tasa de abandono educativo temprano, anclada en las cifras más altas de los países desarrollados. La crisis económica ha reducido el abandono temprano del sistema educativo del 32% en 2008 al 22% en 2014. El problema es que muchos de los jóvenes que abandonaron el sistema educativo por los cantos de sirena del sector de la construcción también sucumbieron a la compra del mismo producto que fabricaban.
Los bajos tipos de interés propiciaron que la edad media del comprador joven bajara significativamente dado que, en muchos casos, había abandonado sus estudios pronto. En un estudio reciente, dentro del programa Recercaixa, hemos comprobado que los jóvenes que abandonaron los estudios y compraron una vivienda en la burbuja tienen una probabilidad 33 puntos inferior de volver al sistema educativo que los que no se convirtieron en propietarios. Todas estas consecuencias de largo plazo recomiendan estar vigilantes ante futuros excesos del sector, aunque no existen motivos fundados para pensar que nos estemos adentrando en otro episodio de exceso constructivo.
José García Montalvo es catedrático de Economía de la Universitat Pompeu Fabra.
Fuente: http://www.elpais.com/