Algunos pequeños inversores han encontrado en estos inmuebles en la costa una buena forma de asegurarse la jubilación y, de paso, ahorrar, un fenómeno que ya se ha bautizado como “plan de pensiones de ladrillo”.
De esta tendencia informa Jesús Duque, vicepresidente de Alfa Inmobiliaria, que calcula que un 10% de los compradores están volviendo la vista a la costa y aclara que este nuevo movimiento que han percibido en la citada red de agencias inmobiliarias demuestra la existencia de un “público nuevo que le ha perdido el miedo a comprar”, y que lo hace no para tener una segunda vivienda en la costa, ni para alquilarla, sino como un instrumento de ahorro para cuando llegue la hora de jubilarse.
El producto es muy concreto: se encuentra en la costa levantina, en Castellón, Valencia, Alicante y Murcia, provincias en las que se pueden encontrar “propiedades que están por debajo del coste de construcción” y “donde a partir de 35.000 euros uno se puede hacer con un apartamento de dos dormitorios, de unos 60 metros cuadrados, con unas cuotas hipotecarias que rondan los 150/200 euros al mes durante 20 años, explica el vicepresidente de Alfa Inmobiliaria.
Señala Duque que los compradores más interesados en este producto son los que rondan los 40-45 años, personas que compran el inmueble con el convencimiento de que los precios en estas zonas no van a bajar más y que tienen el objetivo trasladarse a ella en unos años tras la venta de su residencia habitual o de vender el piso en el caso de los precios se revaloricen.
Pero señala que lo novedoso es que empieza a haber gente joven, que ronda la treintena, que lo compra pensando en el largo plazo, pensando en la jubilación. Este cliente “no se plantea pedir una hipoteca en la ciudad en la que vive de alquiler, por ser demasiado elevada, y también porque se ha demonizado la compra, pero se decide a adquirir en la playa ya que quiere tener una vivienda en propiedad cuando se jubile, un colchón”. ¿Y qué les mueve a hacerlo? Pues según el representante de Alfa Inmobiliaria lo hacen empujados por el hecho de que las expectativas sobre las pensiones del futuro son bastante pesimistas y ante el temor de que con los que les quede de pensión no puedan pagar un alquiler.
Las ventajas de dichas operaciones son, según el citado experto, que hay bastante oferta para elegir y los interesantes precios de estos inmuebles. Recuerda que los precios en la costa levantina –que son los que más han sufrido durante la crisis y se han rebajado hasta el 50% los últimos hace 5 ó 6 años- parecen haber tocado suelo, con el añadido de que las previsiones son que se revaloricen en torno un 10% en menos de un año, animados por el interés que por estos pisos están demostrando los fondos de inversión.
El otro requisito que pide este nuevo comprador, además del precio, es la ubicación de la propiedad, ya que la idea del usuario es convertirlo en su domicilio habitual al jubilarse. “Si hasta hace pocos años, la estrella absoluta era la primera línea de playa, ahora el comprador actual busca que esta se encuentre cerca del centro comercial de la localidad, con servicios médicos, zonas comerciales y de ocio cercanas, y bien comunicado por transporte público”, resalta Duque.
Finamente, señala que otro factor que anima es el incipiente crédito de las entidades bancarias, pero especialmente la existencia de “algunas ofertas a tipo fijo bastante atractivas para aquellos con aversión al riesgo”.
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