«La formación ya no garantiza como antes un lugar de trabajo, sino que simplemente sirve como primera barrera de ingreso». Esto es lo que sentencia el Consejo de la Juventud de España en su informe Calidad Empleo Joven, Becarios y Prácticas. Al desalentador panorama que continúa mostrando el índice de paro registrado en Galicia en el segundo trimestre del 2014-el 30,9 % de los jóvenes gallegos de entre 16 y 34 años no tiene empleo-, hay que sumarle que, según el estudio realizado por el Observatorio de Emancipación, con la capacidad adquisitiva de los jóvenes asalariados no sería económicamente viable la adquisición de una vivienda: una persona menor de 30 años debería dedicar el 55,5 % de su salario a la compra de una casa y un 49 % del mismo en el caso de alquilar.
Las difíciles condiciones de acceso a la vivienda hacen que la emancipación sea una meta casi inalcanzable, y así se explica que solo el 21,6 % de los jóvenes gallegos que rondan la veintena cuenten con una vivienda propia. Además, este informe sitúa a los gallegos menores de treinta años como los terceros de España en percibir el salario más reducido.
Ante esta situación, ¿qué joven puede permitirse emanciparse y, lo que es casi una utopía, comprar una vivienda? Aunque parezca imposible, estos casos existen y sin que el bolsillo del propietario tenga que estar excesivamente abultado: Cristina Rodríguez es una maestra coruñesa de 28 años que pudo adquirir su casa en el municipio de Santa Cruz (Oleiros) gracias a encontrar un piso que derivaba de una herencia, con lo que el precio de salida a la venta «era un chollo». Además, afirma «el sitio no estaba habitable cuando lo compramos, pero para no hacer frente a gastos inasumibles decidimos hacer la reforma por partes: albañilería, fontanería... Y haciendo nosotros todo lo que estuviera en nuestra mano; porque contratar a una empresa para que haga todo sale mucho más caro».
Está claro que el de Cristina es un caso poco común, ya que los datos avalan que en la actualidad, la proporción de jóvenes que habita en una vivienda independiente en España es la más baja de la última década, porque solo uno de cada cinco jóvenes ha conseguido vivir autofinanciándose. La edad media de emancipación apenas ha variado en los últimos años y continúa oscilando entre los 27 y los 28 años.
Diferencias por provincias
El coste de acceso al mercado según provincias en Galicia muestra diferencias. La viabilidad económica para conseguir una vivienda tan solo está al alcance de los hogares jóvenes, en el caso de compra, en las provincias de Lugo y Ourense, y de alquiler en toda la comunidad. Pontevedra tiene el precio por metro cuadrado más caro de la comunidad, con un coste medio de acceso a una vivienda de 126.400 euros y Lugo, al contrario, se corona como la provincia donde más barato es vivir, siendo el valor medio de una vivienda libre, unos 96.000 euros.
Cristina reconoce que cuando decidió pedir un préstamo hipotecario «el euríbor estaba bajo y en las condiciones del préstamo también se fijaba un suelo bajo». Aún así, «tengo una hipoteca a 40 años para poder vivir holgadamente». El precio total de una vivienda asciende a más de siete veces los ingresos anuales de un hogar joven y a más de doce meses el salario neto que percibe una persona menor de 34 años.
El alquiler, en auge
Frente a la compra, el alquiler gana terreno como modalidad de tenencia entre los jóvenes emancipados, debido a la imposibilidad económica de plantearse la compra, al mayor margen de negociación que permite, y el menor compromiso temporal que exige. Aún así, alquilar también supone un reto: la mensualidad media en España (515, 35 euros) asciende a más de la mitad del salario neto de una persona joven.
Las perspectivas no son alentadoras y abandonar el nido materno es cada vez más complicado, pero propuestas como el Plan de Emprego de la Xunta intentan mermar los bajos índices de emancipación de la comunidad.
Fuente: http://www.lavozdegalicia.es/