El ladrillo español parece que se aproxima a un punto de inflexión. Ya no se habla mal del mercado inmobiliario español. Incluso hay quien lo hace moderadamente bien. ¿Es hora de volver a mirar a este activo como una alternativa de inversión? Los expertos son todavía muy cautos en este sentido.
El Banco de España (BdE), en su último Boletín Económico, constata que la inversión residencial “suavizó su perfil contractivo” en el segundo trimestre de este año, con un retroceso intertrimestral estimado del 0,8%. Además, este organismo destaca un contexto en el que los principales indicadores del mercado inmobiliario comenzaron a evidenciar “una significativa moderación” en cuanto al ajuste que sufre el sector. La institución que dirige Luis María Linde subraya también que las transacciones de vivienda mostraron una “cierta estabilización”, destacando el impulso de las compras de extranjeros, y que el número de hipotecas constituidas frenó su tendencia bajista. No obstante, la absorción del voluminoso stock de viviendas sin vender avanza lentamente, lo que dificulta, según el BdE, “el inicio del ciclo de construcción de obra nueva”. En este sentido, el precio de la vivienda moderó su ritmo de caída interanual en el primer trimestre de 2014, hasta retroceder un 3,8%, según la estadística del Ministerio de Fomento, lo que sitúa su pérdida acumulada de valor en un 31% desde comienzos de 2008.
Otro organismo que certifica que lo peor para el sector ha podido quedar atrás es la Sociedad de Tasación. En el informe trimestral, Tendencias del sector inmobiliario, se explica que si bien la absorción de oferta por parte de los fondos de capital riesgo se muestra insuficiente para relanzar un sector que acumula seis años de fase recesiva y que no hay todavía señales fiables de reactivación, a la espera de que el crédito a la vivienda comience a fluir, “la caída de precios en vivienda se modera, y se va aproximando a posiciones de evolución neutral”.
Un punto más de optimismo se desprende del último análisis sobre la situación económica española de la agencia de calificación de riesgo Standard and Poor’s que señala que, si bien a largo plazo el sector de la vivienda en España aún se verá lastrado por su abultado stock a la venta, “es probable que sus precios aún caigan un 2%, este año en tasa interanual, pero suban ese mismo porcentaje en 2015”.
Una apuesta algo más clara se evidencia en el Informe sector inmobiliario España: previsiones sobre vivienda (julio 2014) publicado por Bankinter. En él se señala que el sector está iniciando “un cambio de tendencia hacia una etapa de recuperación”. Estos expertos matizan que la reactivación del sector será “muy gradual”, condicionada por unos niveles de desempleo todavía elevados, el descenso de la población residente y un stock de vivienda disponible sobredimensionado. “Sin embargo, los síntomas de estabilización comienzan a ser tangibles: la demanda de vivienda está creciendo con respecto a 2013, el descenso de los precios se ha moderado de forma significativa y el entorno económico seguirá mejorando en los próximos 18 meses”, destacan en Bankinter. El informe de esta entidad también apunta a que la inversión extranjera en inmuebles se está “acelerando” y la presión alcista que ya comienza a reflejarse en los precios de activos inmobiliarios como oficinas, centros comerciales y hoteles, “se trasladará en los próximos trimestres al mercado residencial de calidad”.
La lenta mejoría del sector coincide con una reactivación de las ofertas hipotecarias de las entidades financieras. Precisamente fue Bankinter una de las primeras entidades en mover ficha. En octubre de 2013 lanzó su Hipoteca Sin Más. Su apuesta fue novedosa no solo por temprana, sino porque tras muchos meses en los que los diferenciales que sobre euríbor aplicaban las entidades en sus hipotecas variables no hacían más que subir, Bankinter lo colocaba en el 1,95% con este préstamo.
Desde entonces ha cambiado también el panorama hipotecario, lo que según los expertos contribuye a un cierto dinamismo en el sector inmobiliario. Son ya bastantes las entidades que han roto a la baja la barrera del 2% en el diferencial que sobre euribor aplican en sus hipotecas variables; es más, algunas como el Banco Santander la han mejorado en menos de seis meses: de una oferta inicial a principios de 2014 de un 2,95% de tipo anual inicial y un euribor más el 1,99% para el resto de los años, se ha pasado a un primer precio para los 12 primeros meses del 2,85% y un diferencial sobre euribor del 1,89%. Ese diferencial del 1,89% es que también ofrecen entidades como ING Direct, la Oficina Directa del Grupo Banco Popular, Openbank o Liberbank. Los expertos ven posible que en los próximos meses alguna entidad decida abaratar aún más el precio del préstamo.
De hecho, en este sentido hay hipotecas aún ligeramente más baratas: Barclays fija en el 2,85% el tipo de interés el primer año y para el resto establece un diferencial de 1,85 puntos sobre euribor; la Hipoteca Hogar de Caja Ingenieros coloca su tipo de interés inicial en el 2,75% y el diferencial para el resto de los años de vida del préstamos en 1,74 puntos sobre euribor y Caja España-Duero, si bien establece un tipo de interés inicial para los 12 primeros meses del 3%, rebaja hasta 1,65 puntos el diferencial que puede aplicar sobre euribor para el resto de los años.
En el segmento de hipotecas a tipo fijo, el panorama también está cambiando desde hace algunos meses. De tipos de interés que superaban el 7%, 8% y hasta 9% se ha pasado a tipos más en el entorno del 6% con la excepción de La Caixa (que llega al 5,1%) y especialmente de Kutxabank, que ofrece la posibilidad de contratar un tipo de interés fijo a 20 años, desde el 5,24% hasta el 3,89%, en el caso de quienes mantengan con la entidad la máxima vinculación.
He ahí el quid de una gran parte de toda esta nueva oferta hipotecaria: conseguir estos menores diferenciales solo es, en general, posible para clientes de perfil medio, medio-alto pues, en la mayor parte de los casos, se exigen domiciliaciones de nóminas que superen los 2.000 euros mensuales (llegando a los 5.000 euros mensuales); la suscripción de seguros del hogar, de vida o de protección de pagos; la domiciliación de recibos varios; llevar a cabo aportaciones a planes de pensiones; realizar pagos mínimos con tarjetas… La financiación, además, se fija como norma general en el 80% del valor de tasación de la vivienda pero, en ocasiones, este porcentaje queda rebajado al 70% e incluso al 60%. No es de extrañar que la realidad, según recoge el Instituto Nacional de Estadística en su último análisis sobre el mercado hipotecario correspondiente al pasado mes de mayo (publicado a finales de julio), sea algo diferente: el tipo de interés medio para las hipotecas constituidas sobre viviendas es del 3,82%.
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