Las cooperativas revolucionan el ladrillo: los pisos 'vuelan' y hay largas listas de espera



Algo está cambiando en el mercado inmobiliario español. Imágenes totalmente habituales en pleno boom inmobiliario vuelven a repetirse en pleno centro de Madrid. Son puntuales, casos que se pueden contar con los dedos de la mano, pero no por eso dejan de ser muy llamativas.



Promociones enteras vendidas en cuestión de días. Sobre plano. Antes siquiera de que haya comenzado la construcción de las viviendas o antes incluso de la compra del suelo. Cientos de interesados por una vivienda. Nervios y codazos por no quedarse fuera, interminables listas de espera, dedos cruzados para que se produzcan bajas…
Son sólo unas pinceladas de lo que está sucediendo hoy en día en Madrid capital. Un mercado, como tantos otros, prácticamente paralizado por la crisis pero que ha comenzado a moverse y lo está haciendo a golpe decooperativas que ofrecen la posibilidad de acceder a viviendas a precio de coste.
Las escenas que se vivieron la semana pasada en el salón de actos del Colegio de Santamaría de Yermo en la calle Gaztambide 91, de Madrid, pusieron de manifiesto la locura compradora que parece haberse apoderado de nuevo de algunos ciudadanos. Cientos de ellos intentando apuntarse a una cooperativa que les dé la posibilidad de acceder a una vivienda a escasos metros del paseo de la Castellana a razón de unos 3.300 euros el metro cuadrado. 
Esa prisa por apuntarse, por comprar, ese miedo a quedarse fuera a perder la oportunidad, no es nuevo. Ya en la segunda mitad de 2013, el mercado residencial madrileño vivió escenas muy parecidas a las que se han experimentado recientemente. 
En el verano de 2013, por ejemplo, fue muy sonada la venta, en apenas tres semanas, de toda una promoción de viviendas protegidas en la calle Bravo Murillo 107 de Madrid. 80 viviendas cuya construcción ha comenzado recientemente, en febrero de este año, y que se ubican en unas antiguas cocheras de la EMT a escasos metros de la glorieta de Cuatro Caminos y que fueron adquiridos por la gestora Inmoglaciar en mayo del año pasado gracias al apoyo financiero de Ibercaja. "En julio salimos a la venta y en tres semanas habíamos reservado todas las viviendas", explica a El Confidencial Ignacio Moreno, consejero delegado de la empresa.
"Estamos hablando de viviendas muy bien ubicadas a muy buen precio puesto que al ser protegidas no se puede superar el precio del módulo, algo menos de 2.000 euros el metro cuadrado", añade Moreno. 
Interminables listas de espera
Unos precios muy competitivos en Madrid capital que han sacado de su escondite a una parte de la demanda, aquella que tiene ahorros y capacidad de pago. Los que se han quedado fuera de la promoción no pierden la esperanza. La lista de espera en Bravo Murillo supera las 200 personas.  
Cifra muy similar a la promoción que ha comenzado a levantarse sobre los antiguos terrenos de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Madrid, en la calle Guatemala, junto al paseo de la Castellana. No sólo está cubierta al 100%, sino que hay más de 100 interesados en lista de espera. Y no es para menos: el metro cuadrado de las futuras viviendas ronda los 3.400 euros, un precio muy atractivo para viviendas nuevas en el centro de Madrid y sensiblemente inferior a los más de 4.000 de los inmuebles de segunda mano de la zona y los más de 7.000 de la escasa oferta de nueva construcción.
En ambos casos se repite el mismo modus operandi. La Administración Pública saca a la venta unos terrenos, una cooperativa los adquiere y se proyectan viviendas protegidas o a precio de coste. Un proceder que, además, podría repetirse en los próximos meses en diferentes puntos de la capital. Sin duda, la operación más sonada sería la compra de los terrenos del Ministerio de Defensa en la céntrica calle Raimundo Fernández Villaverde, que han despertado un enorme interés entre inversores internacionales, promotores y también cooperativas. 
La cartera que dirige Pedro Morenés convocará la subasta y publicará elprecio mínimo de licitación en los próximos meses. Las cooperativas han puesto ya en marcha toda la maquinaria para poder pujar por él. Inmoglaciar no descarta ir de la mano de un inversor internacional, mientras que tanto Grupo Ibosa como Domo Gestión están dando los últimos retoques a sus cooperativas para poder luchar por el solar. 
Ambas gestoras han convocado sesiones informativas a las que han acudido cientos de personas. En el caso de Domo, la cooperativa tiene forma jurídica pero faltan los socios. Ibosa, por el contrario, tiene 'montada' la cooperativa y está cubierta al 60%. Ambas desean que el solar acabe en manos de cooperativistas puesto que permitiría a los ciudadanos acceder a viviendas a precios muy competitivos en pleno centro de Madrid. 
Son casos, todos ellos, que demuestran que la demanda no sólo está dispuesta a comprar, sino que se pelea por pisos muy bien situados y a unos precios muy competitivos. "Es cierto que la demanda ha comenzado a animarse. Pero hay zonas y zonas. Por ejemplo, en la promoción de Vía Lusitana hemos vendido 14 viviendas de 90 en dos meses y medio. La cifra está muy bien, pero obviamente no es Bravo Murillo", apunta Ignacio Moreno.  
Valdebebas, a golpe de cooperativa
Las cooperativas han pasado de estar tocadas de muerte a convertirse en "el futuro del mercado inmobiliario español", asegura Juan José Perucho Rodríguez, director general del Grupo Ibosa. 
Que esto sea finalmente así, el tiempo lo dirá, pero lo que sí ha quedado patente es que, apenas un año después de que el presidente de la Confederación de Cooperativas de Viviendas en España (Concovi) asegurase que “el sector está muerto, asesinado y rematado”, se han producido algunas de las operaciones más sonadas del mercado. Pero no sólo en la capital.
Valdebebas es otro claro ejemplo del empuje cooperativista en Madrid. Cuando las grúas habían desaparecido prácticamente del horizonte, este nuevo barrio residencial marcaba el contrapunto. De las 12.500 viviendas proyectadas, unas 5.000 se construyen en régimen de cooperativa, libres y con algún tipo de protección.
En pleno desplome de la construcción han emergido lentamente, pero con paso firme, no cien ni doscientas, sino más de 4.000 viviendas, más del 90% de ellas en régimen de cooperativa. De esa cantidad, 2.500 están totalmente terminadas y hay otras 1.700 en marcha. Cerca de un millar ya cuentan con licencia de primera ocupación, ese papel necesario para que las familias puedan entrar a vivir.
En Valdebebas se respira un aroma que ya formaba parte de los recuerdos. Hay vida. Hay grúas, máquinas excavadoras, movimientos de tierra, un síntoma claro de que el mercado, o al menos una parte de él, comienza a recuperar la confianza. Un pequeño oasis en medio del desierto ha sido posible gracias a las cooperativas. 
Fuente: http://www.elconfidencial.com/
 
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