El auge del consumo colaborativo gracias a internet no deja indiferente a ningún sector empresarial. En ciudades como Bruselas o Barcelona el gremio de taxistas ha dado la voz de alarma por la llegada de la app Uber, mientras que patronales de transporte han denunciado a Blablacar por competencia desleal. El crecimiento de las plataformas online de alquiler de vivienda ha dado luz a un negocio que no es nuevo. Décadas atrás los anuncios por palabras de los diarios y los carteles de las farolas publicitaban pisos de alquiler para la época estival, un mercado que se ha visto impulsado gracias a sitios web tanto de alojamiento colaborativo como de arrendamiento vacacional, y que ahora las comunidades autónomas comienzan a regular.
En España, la reforma dela Leyde Arrendamientos Urbanos (LAU) transfirió su regulación a las autonomías, que con contadas excepciones aún no han entrado a legislar esta actividad. La primera en hacerlo fue Cataluña, mientras que otras regiones, como Aragón, Andalucía y Madrid, trabajan ya en sus borradores, y hay una mesa de trabajo en la que participan Administraciones autonómicas y empresas que busca armonizar las futuras legislaciones para proteger la unidad del mercado.
La disputa se produce entre el sector hotelero y las plataformas que ofrecen servicios de alquiler de viviendas, entre las que hay que diferenciar las de arrendamiento vacacional, como HomeAway, y las de alojamiento colaborativo, como Airbnb. Esta se enfrentó la pasada semana a su primera batalla legal en Nueva York y ha eliminado de su web más de 2.000 alojamientos de esa ciudad tras descubrir que no eran de particulares, tal y como exige la legislación local.
Todos los actores reconocen la necesidad de una regulación, pero cada uno apunta en una dirección distinta. Jo_seba Cortázar, responsable de comunicación de HomeAway España y Toprural, considera que “la regulación debe ser coherente” con su actividad, pero explica que su modelo de negocio es distinto al de las plataformas de alojamiento colaborativo. “Compartimos un mercado, pero deben respetarse las características diferenciadoras de cada actividad”.
Chema González, fundador de Alterkeys, reconoce que no quieren “ser alegales, por eso solicitamos una regulación cuanto antes, ya que así se nos vería como una opción más dentro de la oferta”.
Desde el sector hotelero consideran que este tipo de actividad es un modelo de negocio distinto y que no es competencia directa. Ricardo Fernández, abogado de Tourism & Law y colaborador dela Confederación Españolade Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), exige una legislación que “regule a los intermediarios, quienes tienen que ser los responsables del producto –la vivienda– y de comprobar si cumple con sus requisitos”.
Un mensaje que rechaza Cortázar. “Quien tiene la obligación de cumplir con los requisitos es el propietario, sea un hotel, una casa rural o una vivienda. Las plataformas no tienen por qué encargarse de ello”. El directivo de HomeAway, una de las mayores plataformas de alojamiento vacacional de todo el mundo, con más de 952.000 alojamientos ofertados, apunta que “este tipo de plataformas, prestadoras de un servicio de intermediación, no son responsables de la información suministrada por el usuario”. En la misma línea incide Chema González, quien recalca que son “un punto de encuentro entre propietarios y clientes” y que su misión es “asegurarse de que el propietario conoce y cumple con la normativa legal”.
Los expertos insisten además en la necesidad de homogeneizar las normas autonómicas. “Va en detrimento de todos que haya 17 regulaciones. Hay que impulsar una regulación sencilla, clara y competente”, dice González, que comenta que el mercado de alojamiento ha cambiado y que el sector hotelero “antes se llevaba el 100% del pastel y ahora el 85%”, pero recuerda que ese “pastel” es ahora mucho más grande gracias al crecimiento de estas plataformas online.
Importancia de los seguros
Desde Cehat reconocen que las empresas de alojamiento colaborativo han crecido gracias a la confianza de los usuarios en su marca, en su papel de intermediario. Una confianza que se ha visto favorecida tras los acuerdos alcanzados con algunas aseguradoras, que protegen al propietario ante eventuales desperfectos en su vivienda o estancia.
‘Nightswapping’, o el alojamiento sin dinero
Otra de las plataformas de alojamiento colaborativo que operan en España es Cosmopolit Home, una web de origen francés que introduce el concepto nightswapping o intercambio de noches entre usuarios, entre los que “no hay intercambio de dinero”, apunta Julien Dos Reis Pedro, representante en España de la plataforma.
El portal, que se lanzó a finales de 2012, está presente en 54 países y cuenta con 6.000 alojamientos registrados, la mayor parte de ellos en Europa, y 10.000 miembros. España es, según aclara Dos Reis Pedro, el segundo mercado más importante después de Francia, su país de origen, con un 20% de los miembros de la plataforma y con “grandes expectativas de crecimiento”. Cosmopolit Home permite dos formas de alojamiento, el intercambio recíproco de vivienda entre usuarios, bien cuando el propietario está en la casa o cuando está fuera de ella, o “el alojamiento en habitaciones de invitados”. El portal utiliza un sistema similar a los puntos con el que los usuarios acumulan noches de alojamiento, unas noches que también pueden ser adquiridas a través de la plataforma a un precio que, se_gún indica Dos Reis, es más económico que a través de Airbnb.
Para evitar problemas como el ocurrido en Nueva York para Airbnb, Cosmopolit Home explica que cuenta con un equipo de “embajadores”, personas que, situadas en ciudades como Barcelona, Sídney o Río de Janeiro, se encargan de la difusión y la promoción de la plataforma a nivel local y también de certificar a sus miembros. Así, estos embajadores verifican la identidad y la dirección de cada uno de los usuarios porque, según apunta Dos Reis Pedro: “No queremos falsos miembros que den problemas de seguridad”.
Fuente: http://www.cincodias.com/