La tensión entre Rusia y Ucrania cada vez va a más. Lejos de aplacarse los ánimos, el país está fuertemente dividido y camina hacia el enfrentamiento abierto entre los activistas prorrusos y el gobierno oficial de Ucrania. Las posiciones están cada vez más enconadas, y mientras Occidente insiste en redoblar las sanciones económicas, Rusia lanza un mensaje amenazante a los cuatro vientos y afirma que se defenderá e intervendrá en caso de que se derrame sangre prorrusa.
Este clima prebélico no es el mejor escenario para los mercados financieros, por lo que la bolsa rusa y su divisa, el rublo, caían ayer con fuerza. Pero aunque pudiera parecer que todo este conflicto está muy lejos de nuestras fronteras, lo cierto es que la economía española deber mirar con bastante respeto hacia todo lo que sucede en Ucrania. Porque uno de nuestros sectores que ahora está remontando el vuelo, el inmobiliario, tiene en los clientes rusos (y también en los ucranianos) a unos de sus principales compradores. Lo que suceda en el futuro, por tanto, no será neutral para el ladrillo español.
Lo primero que hay que tener claro es que los clientes tanto rusos como ucranianos que tengan poder adquisitivo alto van a preferir siempre la estabilidad. Por eso, es previsible que salgan de sus países de origen y aumenten las compras de viviendas en el extranjero. Y España es uno de los países que más gustan. Según datos del Consejo General del Notariado que cita la experta Irena Domingo, el interés por los compradores rusos de viviendas en España no ha dejado de crecer y prácticamente se ha multiplicado por cuatro desde 2007.
De acuerdo con un estudio de la inmobiliaria rusa tranio.ru recogido por Domingo, la mayoría de los promotores encuestados indican que los compradores rusos prefieren tener alguna propiedad para uso propio y buscan sobre todo sol y playa. Sus negocios ya funcionan bien, por lo que buscan un sitio para retirarse.
¿Y que sucede ahora que hay inestabilidad? Pues que intensifican su apuesta por España. Tal y como apunta Enric Jiménez, presidente de SomRIE vivienda, firma especializada en el asesoramiento inmobiliario personal, "están aumentando nuestros clientes de Ucrania que nos piden visados de varias semanas" (vacacionales) para venir y plantearse desinvertir en su país y comprar aquí. La cuestión clave es el importe por el que van a comprar, pues si la vivienda supera los 500.000 euros, automáticamente reciben un visado para permanecer dos años en España, según la nueva Ley de Emprendedores que entró en vigor a finales de septiembre.
Y algo similar sucede con los clientes rusos. "El ruso que tiene claro que quiere España es de un perfil más elitista, con muy alto poder adquisitivo", apunta Jiménez. Jesús Duque, presidente de Alfa Inmobiliaria, coincide con este diagnóstico. En su opinión, la crisis puede provocar que la gente con dinero "salga de allí y se vaya a España para escapar de la incertidumbre". Además, como explica Duque, encuentran en nuestro país muchos atractivos, como el clima, la cultura o el hecho de que ya haya en España zonas residenciales donde están instalados ya muchos ciudadanos rusos.
Buscan zonas como el Example en Barcelona o el barrio de Salamanca, en Madrid, donde los pisos superan sin demasiadas dificultades los 500.000 euros, que también dan derecho a la residencia y a escapar de la inestabilidad política. Y desde luego, en lo que a la costa se refiere, siguen teniendo predilección por zonas como Marbella, donde tampoco cuesta mucho encontrar una vivienda de medio millón de euros. Eduardo Molet, experto inmobiliario, apunta que su idea pasa por un primer desembarco (compra de 2ª residencia) pero con la idea de trasladar aquí sus negocios y hacer de España su primer lugar de residencia.
Si es cierto que la crisis puede hacer caer el valor del rublo, pero los expertos consultados no creen que este hecho vaya a frenar a los clientes rusos. Pesará más la idea de buscar estabilidad. "No creo que les afecte mucho porque los rusos siguen estando como estaban. Es más, tal vez compren más debido a la inestabilidad", apunta Irena Domingo. ¿Y si baja el rublo? Según Domingo, el ruso que tiene dinero en estas cantidades suele tenerlo ya cambiado en moneda extranjera, con lo que no habría mayor problema. Por no hablar de que los rusos ya están muy acostumbrados a tener que vivir con una moneda muy inestable.
Fuente: http://www.finanzas.com/