Cinco años después de su caída por la crisis financiera de 2008, los precios de los bienes inmobiliarios han vuelto a sus niveles más altos en Gran Bretaña, provocando temor a una nueva burbuja.
Según el último índice publicado por la oficina británica de estadísticas, los precios han aumentado en Gran Bretaña 3,3% en un año -de julio de 2012 a julio de 2013-, rozando su pico de enero de 2008 e incluso superándolo en Inglaterra.
Una situación provocada sobre todo por el alza de los precios en la capital (+9,7%), tomada por asalto por fortunas extranjeras, a diferencia de lugares como Escocia, donde los precios cayeron (-2%) y se mantienen por debajo los niveles máximos de 2008, al igual que en Gales e Irlanda del Norte.
El precio medio de una vivienda en Londres es 438.000 libras (520.000 euros, 703.000 dólares), muy por encima de las 245.000 libras en el conjunto de Gran Bretaña, las 182.000 en Escocia o las 132.000 de Irlanda del Norte.
En un ambiente de recuperación económica, los préstamos inmobiliarios también alcanzaron en agosto su nivel más alto desde 2009, mientras el número de agentes inmobiliarios no había sido nunca tan alto.
La empresa londinense de agencias inmobiliarias Foxtons protagonizó la semana pasada una entrada en bolsa espectacular.
He aquí todos los elementos para resucitar el espectro de una nueva burbuja inmobiliaria, ese proceso de incremento excesivo de los precios por la especulación que suele acabar con una caída descontrolada que arrastra a toda la economía.
Más aún considerando que el gobierno del conservador David Cameron, a la búsqueda de mecanismos para sostener la economía, puso en marcha "Help to buy" (ayuda para comprar).
Mediante este mecanismo, el Estado presta a los compradores hasta el 20% del precio de un bien inmobiliario de hasta 600.000 libras (963.000 dólares, 713.000 euros).
Este dispositivo de ayuda a los compradores ha sido enérgicamente denunciado por la oposición laborista. "Es una cuestión de economía básica, George", dijo el lunes el responsable de cuestiones económicas del partido, Ed Balls, en el congreso anual laborista, dirigiéndose al ministro de Finanzas, George Osborne.
"Si apoyas la demanda inmobiliaria sin actuar sobre la oferta, lo que te ocurre es que los precios suben y suben", criticó.
"Help to buy" no suscita unanimidad ni en el propio gobierno, una coalición entre el partido conservador y el liberal. El democrata-liberal Vince Cable, secretario de Estado de negocios e innovación, avisó de que podría estar alimentando "una nueva burbuja", antes de ser contradicho por el resto del ejecutivo.
"Estamos a años luz de una burbuja inmobiliaria en este país", dijo a mediados de septiembre Danny Alexander, viceministro del Tesoro.
Pero más allá del debate político, el Banco de Inglaterra se toma el tema muy en serio.
La "vieja dama" de la calle Threadneedle, como se apoda a la institución, "es totalmente consciente del riesgo de un alza insostenible de los precios y los créditos y vigilará todo eso de cerca", dijo a finales de agosto su nuevo gobernador, el canadiense Mark Carney.
Carney lanzó al mismo tiempo un mensaje de tranquilidad: "las concesiones de créditos están un poco por encima de la mitad de su nivel anterior a la crisis, y las transacciones a un poco más de dos tercios".
Aunque no niegan el riesgo, los economistas no creen en un peligro inminente.
"El riesgo aumenta", en particular en Londres y en el sudeste del país, "pero estamos en estos momentos bastante lejos de una burbuja inmobiliaria", consideró Howard Archer, de la consultora IHS Global Insight, porque el alza de los precios se limitará "al corto plazo", alimentado por la tímida recuperación económica.
Matthew Pointon, de Capital Economics, estima por su parte que "los temores a una recuperación muy rápida del mercado inmobiliario son exagerados" porque los bancos no muestran "el mismo entusiasmo" que los compradores y están dando préstamos con mucha cautela.
Fuente: http://www.finanzas.com/

