Nunca antes en la historia de España el sector de la construcción había sufrido un ajuste tan intenso y tan brusco a la vez, al haberse producido en tan poco tiempo. En cantidades (léase viviendas y proyectos de infraestructuras fundamentalmente) y en empleo se ha producido un dramático recorte de efectivos.
Valga como ejemplo el último estudio realizado por el think tank EuropeG en el que compara lo ocurrido en todas las grandes variables de esta actividad. La inversión en construcción ha pasado de representar un 22,2% del PIB en el año 2006 a apenas alcanzar el 11% a comienzos de este ejercicio. Esto supone una reducción en términos relativos de nada menos que el 47% en siete años. Este desplome se explica por el estallido de la burbuja inmobiliaria, con el que se ha pasado de construir más de 700.000 casas al año a edificar escasamente 60.000 en 2012 y por la práctica desaparición de los grandes proyectos de infraestructuras viarias, como consecuencia de la necesidad de atajar el déficit público galopante.
Actividad sin relevo
Esa dramática reducción de la actividad se tradujo en una notable caída del Valor Añadido Bruto (VAB) de la construcción que pasó en el momento más álgido del último periodo expansivo de representar un 14,2% del VAB total de la economía a un 8,6% al final del primer trimestre de este año. Y, lo más curioso, es que pese a ese descenso vertiginoso, el VAB de la construcción en España continúa siendo el más alto de los principales países de Europa.
Esta aparente contradicción no hace sino confirmar lo que muchos expertos y el propio Gobierno reconocen: que hoy por hoy no existe un sector económico en España capaz de tomar el relevo de la construcción y erigirse en motor del crecimiento.
Como consecuencia de este declive, el empleo se ha recortado un significativo 62,2% o 1,7 millones de puestos de trabajo de los casi cuatro que se ha llevado la crisis por delante en todo el país. Conclusión: no se puede recortar mucho más la producción de la construcción, de hecho, la Confederación Española de Asociaciones de Fabricantes de Productos de Construcción (Cepco) calcula que las viviendas iniciadas este año podrían recuperar de manera muy suave la senda alcista y superar las cifras del ejercicio pasado. Y, si no hay mucho más margen para que caiga la actividad, tampoco debería hacer la ocupación o el empleo. ¿Por qué continúa cayendo entonces?
El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver explica que desde mediados de 2011 España “ha estado inmersa en una crisis de desconfianza porque entonces se llegó a pensar que abandonaría el euro. Una situación que aún estamos reabsorbiendo”.
En este contexto, Oliver recuerda que aunque la construcción haya tocado fondo en cantidad y en empleo, solo resta que los precios de las casas terminen de ajustarse en aquellas zonas donde aún no han completado su depreciación. “Pero, si no se hace nada, se corre el riesgo de que la construcción se pase de frenada, de que entre en una fase de recuperación en forma de L por mucho tiempo, ya que el crédito en abundancia del pasado no va a volver y aún resta tiempo para recomponer las finanzas públicas”.
Es Oliver, por lo tanto, de los que opinan que el Gobierno puede y debe hacer más por intentar que esa deseada estabilización de la economía no se prolongue más de lo deseable en el tiempo. “Debe seguir el proceso de desapalancamiento gradual, pero si queremos ganar competitividad y atraer a la inversión extranjera, las infraestructuras son claves”, añade.
El peligro de seguir reduciendo el déficit a costa de la inversión
Año y medio después de que el mundo pensara que España podía salir del euro, cada vez son más las voces que consideran que dado que se ha conseguido reconducir la situación, aunque falta mucho para decir que esté solucionada, “ha llegado el momento de plantear medidas capaces de impulsar la actividad porque, de lo contrario, se espera un largo estancamiento”, asegura el catedrático de Economía de la Universidad Autónoma de Barcelona Josep Oliver.
Por ello, reclama rescatar fórmulas de financiación público-privada, como los peajes en la sombra o el modelo alemán. “Queda mucho por hacer en materia portuaria, ferroviaria e incluso en carreteras y los retornos para el Estado son notables”, advierte. La patronal Cepco recuerda que cada millón de euros que se invierte en rehabilitación de edificios genera 56 empleos y 1.000 millones tienen otros 3.300€millones de retorno fiscal. En infraestructuras, cada millón genera 18 empleos y su retorno fiscal es del 58%.
La demografía será otra de las claves a tener en cuenta
Ni el crédito, ni el margen presupuestario volverán a ser los de antes. Pero existe otra variable, a veces olvidada, como es la población que también en el pasado jugó su papel y de cara a futuro debe ser tenida en cuenta.
El profesor Oliver recuerda que en las últimas proyecciones demográficas que realizó el INE para el corto y medio plazo, la cohorte de edad de 30 a 39 años (que son mayoritariamente quienes crean un hogar y, por tanto, necesitan casa) perderá el 30% de sus efectivos. Por ello, habría que replantear la política de vivienda. Insiste en que si se quiere drenar el gran stock que existe sin vender, “una de las posibles soluciones debe venir por el alquiler”. Para ello, propone introducir desgravaciones potentes a aquellos propietarios que compren para después arrendar. Según uno de sus estudios, en España existen 500.000 jóvenes que ahora viven con sus padres, pero podrían emanciparse y residir de alquiler pagando el 30% de sus ingresos. Todo un potencial.
Fuente: http://www.cincodias.com/