Si las circunstancias nos obligan a reformar una vivienda de arriba a abajo nos podemos plantear cómo hacerlo. Esto es, poner la reforma en manos de un contratista o constructor, buscar nosotros a cada uno de los industriales –un albañil, un electricista, un fontanero…– o incluso intentar hacerlo nosotros mismos.
Constructor o no
Como explican desde Plan Reforma la cuestión es elegir precio o comodidad. Al contratar a un constructor principal el proceso nos va a resultar más cómodo. Y es que éste se encargará de subcontratar al resto de industriales.
En este caso, solo tendremos que hablar con una persona para encargar la obra y para conocer su estado. Además, no tendremos que coordinar a todos los industriales. De igual modo, si algo está mal o no está donde debiera, la responsabilidad será únicamente del contratista.
Para elegir uno lo más adecuado es conseguir referencias de personas que hayan trabajado con él. Podemos buscar en Internet o páginas amarillas, pero siempre será mejor hacer caso de la referencia de otras personas.
Si en toda compra o servicio merece la pena dejarse guiar por la experiencia de otros, en lo que atañe a la reforma de una vivienda esa máxima se hace fundamental. Todos aseguran que harán el trabajo bueno, bonito y barato, pero luego… Las quejas y lamentos sobre obras y reformas en casa son frecuentes.
Optar por un constructor es la manera más sencilla, pero será, claro, la menos económica –estamos pagando la garantía y la comodidad–. Nos saldrá siempre más caro puesto que un contratista suele aplicar un porcentaje sobre el presupuesto base de cada industrial.
Al igual que con los constructores, siempre será mejor hacer caso de la referencia de otras personas. En principio nos ahorraremos dinero pero debemos tener claro que a cambio nos tocará organizar la reforma, coordinar a los distintos oficios y eso equivale a tener que lidiar y negociar con cada uno de ellos por separado.
Y un arquitecto
Independientemente de elegir cualquiera de las dos fórmulas anteriores habrá que contar con los servicios de un arquitecto (arquitecto, arquitecto técnico o interiorista).
Además de dar el visto bueno a la obra, el arquitecto nos ayudará a entender y saber lo que nos han presupuestado. Un técnico puede detectar tanto los excesos de algún precio como lo innecesario de algún servicio.
Un técnico podrá responder de manera objetiva a las dudas que surjan como no haría un constructor o un industrial. Su ojo puede anticipar posibles problemas realizando el proyecto.
Fuente: http://www.20minutos.es/
Constructor o no
Como explican desde Plan Reforma la cuestión es elegir precio o comodidad. Al contratar a un constructor principal el proceso nos va a resultar más cómodo. Y es que éste se encargará de subcontratar al resto de industriales.
En este caso, solo tendremos que hablar con una persona para encargar la obra y para conocer su estado. Además, no tendremos que coordinar a todos los industriales. De igual modo, si algo está mal o no está donde debiera, la responsabilidad será únicamente del contratista.
Para elegir uno lo más adecuado es conseguir referencias de personas que hayan trabajado con él. Podemos buscar en Internet o páginas amarillas, pero siempre será mejor hacer caso de la referencia de otras personas.
Si en toda compra o servicio merece la pena dejarse guiar por la experiencia de otros, en lo que atañe a la reforma de una vivienda esa máxima se hace fundamental. Todos aseguran que harán el trabajo bueno, bonito y barato, pero luego… Las quejas y lamentos sobre obras y reformas en casa son frecuentes.
Optar por un constructor es la manera más sencilla, pero será, claro, la menos económica –estamos pagando la garantía y la comodidad–. Nos saldrá siempre más caro puesto que un contratista suele aplicar un porcentaje sobre el presupuesto base de cada industrial.
Al igual que con los constructores, siempre será mejor hacer caso de la referencia de otras personas. En principio nos ahorraremos dinero pero debemos tener claro que a cambio nos tocará organizar la reforma, coordinar a los distintos oficios y eso equivale a tener que lidiar y negociar con cada uno de ellos por separado.
Y un arquitecto
Independientemente de elegir cualquiera de las dos fórmulas anteriores habrá que contar con los servicios de un arquitecto (arquitecto, arquitecto técnico o interiorista).
Además de dar el visto bueno a la obra, el arquitecto nos ayudará a entender y saber lo que nos han presupuestado. Un técnico puede detectar tanto los excesos de algún precio como lo innecesario de algún servicio.
Un técnico podrá responder de manera objetiva a las dudas que surjan como no haría un constructor o un industrial. Su ojo puede anticipar posibles problemas realizando el proyecto.
Fuente: http://www.20minutos.es/