El caso islandés o cómo la justicia española debe abordar el drama de las hipotecas en yenes


La batalla judicial de los afectados por las hipotecas multidivisa ya ha comenzado. Y el primer asalto ha sido a favor de uno de los demandantes.

Hace quince días, el Juzgado de Primera Instancia número 44 de Barcelona declaraba nula una hipoteca multidivisa concedida por Catalunya Banc. En su sentencia, considera que se trata de un producto de gran complejidad, que obligaba al demandante a tener unos conocimientos financieros específicos, además de tener un "carácter especulativo".

Tal y como explican los expertos, las hipotecas multidivisa son híbridos. Son hipotecas que se transforman automáticamente en un derivado financiero referenciado a un índice que fluctúa en un mercado de divisas. "Por lo tanto, estamos ante un producto complejo y de riesgo", explica Óscar Serrano, abogado y socio de Colectiu Ronda.

La sentencia es sólo el primer paso y todavía no sienta jurisprudencia. Además, ha sido recurrida por la entidad financiera en cuestión. Pero, ¿puede marcar el camino a seguir por la justicia?


A simple vista parece una buena noticia para los más de 60.000 afectados por este tipo de producto, según cálculos de la Asociación de Usuarios Afectados por Permutas y Derivados Financieros (ASUAPEDEFIM), que se encarga de la defensa de muchos de ellos. Sin embargo, los abogados piden cautela.


“La sentencia declara nula toda la hipoteca pero no la deuda. Y esto supone un problema porque el demandante debe saldar dicha deuda con la entidad. Y para que pueda hacerlo sólo tiene dos opciones. Vender la casa, y es muy probable que no consiga el dinero suficiente para cubrir la deuda, o pedir una hipoteca. Algo muy difícil en un momento tan complicado como el actual”, explica a El Confidencial Patricia Suárez, presidenta de la asociación que el próximo 12 de febrero abordará en Sevilla los problemas de este tipo de hipotecas y otros derivados financieros.


En su opinión, la justicia española debería inspirarse en la solución adoptada por el Tribunal Supremo de Islandia que tomó cartas en el asunto cuando el sistema financiero quebró y saltaron a la luz los abusos cometidos por las entidades hacia cientos de familias a quienes vendieron hipotecas multidivisa. En ese país no sólo eran ilegales sino que la banca jugó a dos bandas con estos productos. Al mismo tiempo que comercializaba estas hipotecas, apostaban, y especulaban, en contra de la corona para mejorar su cuenta de resultados.


“Fueron declaradas nulas y obligaron a los bancos a que las transformaran en hipotecas tradicionales”, recuerda Óscar Serrano. “En Islandia, el Tribunal Supremo obligó a la banca a transformar en coronas el préstamo inicial. Y es por este camino por donde deberían ir las sentencias en España si queremos que se resuelva la situación de la mejor manera posible para los afectados”, añade Patricia Suárez.


En Islandia eran ilegales, en España no


El caso español y el islandés guardan muchas similitudes respecto a las hipotecas multidivisa pero también algunas diferencias que conviene tener en cuenta.


En primer lugar, y tal y como se ha avanzado, la ley islandesa prohibía expresamente las hipotecas indexadas en divisas. En España no. El Código Civil, en su artículo 1.740 regula lo que es un préstamo y cómo éste se devuelve al prestamista. Pero como matiza Patricia Suárez, "si tomas prestado 10, debes devolver esos 10 más intereses. Hasta aquí normal. Pero lo que no tiene ninguna lógica es que tengas que devolver 10 más 20 veces”.


En Islandia, a pesar de la prohibición, la banca comercializó de manera masiva este tipo de hipotecas, indexadas en divisas extranjeras como el yen, el dólar o el euro. "En España, entre 2004-2005 se vendieron a personas con un nivel cultural y económico muy alto. Muchos pilotos de avión las contrataron", explica Óscar Serrano. "Entre 2007 y 2008 se comercializaron masivamente entre clientes con un perfil mucho más bajo. A personas capaces de entender que la cuota de la hipoteca podía variar pero no que el capital pendiente de amortizar también podía aumentar, incluso duplicarse".


En España, al igual que en Islandia, antes de que el yen y el franco suizo iniciaran su imparable revalorización frente al euro –a partir de 2009-, estas hipotecas eran mucho más atractivas que los préstamos tradicionales. En ambos países, la banca que comercializó estas hipotecas no advirtió a sus clientes de los riesgos reales a los que se enfrentaban si la divisa nacional –el euro y la corona- se devaluaban.


“¿Por qué se vendieron estas hipotecas cuando la coyuntura económica tanto de Japón como de España hacía presagiar un punto de inflexión en las divisas?”, se pregunta Óscar Serrano. “Se veía venir que estábamos a las puertas de la crisis económica en Europa y de la recuperación económica en Japón tal y como ponen los informes elaborados por nuestros economistas”.


En España, tal y como denuncian los abogados, a pesar de que los departamentos de riesgo de las entidades tenían a su disposición informaciones que ya avisaban de un cambio en este sentido, no alertaron a sus clientes.


Cuotas que se duplican y deudas que engordan un 40%


Unos clientes que, en ninguno de los dos países, sabían realmente a lo que se enfrentaban. Conocían el impacto negativo sobre la cuota si se producía un cambio de tendencia pero desconocían que, a pesar de las amortizaciones mensuales, la deuda podía multiplicarse en cuestión de días.


Patricia Suárez contaba recientemente el ejemplo de una pareja que pidió una hipoteca multidivisa en yenes de 516.800 euros. En seis meses, el yen pasó de 169 a 116 euros y la cuota de su hipoteca, de 1.745 a 2.500 euros. El importe del préstamo pasó de 516.800 a 733.000 euros, casi 200.000 euros más.


Además del fuerte impacto sobre la deuda total, estas hipotecas también cuentan con cláusulas abusivas como sucede en los préstamos tradicionales. La más dañina, según explican los abogados, es aquella que establece que si la deuda contraída o capital pendiente aumenta en un 5% o un 10%, el cliente debe amortizar ese exceso o aportar garantías adicionales porque de no hacerlo, el banco puede ejecutar toda la hipoteca. “Es draconiano. Pongamos que ese exceso es del 10.000 ó 20.000 euros, ¿cómo lo amortizo?”, asegura Óscar Serrano quien, no obstante, no conoce ningún caso en el que se haya llegado a activar dicha cláusula.


Entre los afectados, hay quienes han decidido acudir a los tribunales. A otros todavía les salen las cuentas con la hipoteca en yenes y tienen colchón para aguantar a los niveles actuales del yen. Otros se han salido. "Hay quienes han pasado de yenes a francos suizos y de francos suizos a euros. O directamente de yenes a euros. Depende del poder adquisitivo de cada uno ya que hay gente que puede asumir la pérdida y prefiere hacerlo y poner punto y final a esta pesadilla. Pero hay muchos que no pueden hacerlo", añade Óscar Serrano.


Estos últimos, en la mayoría de los casos viven obsesionados con el cambio del yen. Se acuestan y se levantan con la cotización de la divisa nipona, con la evolución de la economía japonesa o con las reuniones del Banco Central Europeo (BCE). Y sueñan con que, algún día, termine esta pesadilla.

Fuente: http://www.elconfidencial.com/
 
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