Novacaixa acumula más de 3.000 millones en créditos que tienen el suelo como aval


La caja ya es dueña de otros 1.100 millones en terrenos de promotores que no pudieron pagar. La venta de parcelas es aún más complicada que los pisos por el freno del sector.

De entre todos los activos ligados al ladrillo que acumulan los balances de las cajas no todos preocupan por igual. Es evidente que la actividad inmobiliaria está paralizada, en mínimos históricos, pero a la hora de darles salida y aligerar lastre una vivienda finalizada es menos complicada de colocar con una buena oferta que un piso a medias o, peor todavía, si lo que hay que vender es suelo. Con el pinchazo de la burbuja llegaron también las estrepitosas caídas del valor de los inmuebles, mucho más fuertes en el caso concreto de los terrenos, por mucha autorización para urbanizar que tenga la propiedad. El sector suma más de 13.600 millones de euros en parcelas de las que son dueñas por impagos del promotor. En el caso de Novacaixagalicia alcanzan los 1.157 millones. A esto se añade los créditos todavía en vigor que tienen los propios solares como garantía en caso de quiebra, más de 47.600 millones en préstamos, de los que la entidad gallega, la cuarta con mayor volumen, concentra 3.006 millones.

De esos más de 3.000 millones de euros, la mayoría -en concreto, 2.265 millones-, son terrenos urbanizados, el 75%, por lo que, según la entidad, "el riesgo de depreciación es sensiblemente más bajo". El resto de suelo supone 740 millones. La financiación a promotores y constructores con garantía hipotecaria incluye 4.346 millones de euros en créditos con edificios terminados y 1.887 millones en inmuebles todavía en obras. Otros casi 2.000 millones no tienen garantías. El total de la exposición más directa al ladrillo -sin contar con los préstamos para la compra de vivienda a las familias, con una morosidad muchísimo más baja, de sólo el 1,7%- en la fusión de Caixanova y Caixa Galicia supera los 11.150 millones de euros.

Muy por encima del resto de entidades está el Sistema Institucional de Protección (SIP) que lidera Caja Madrid junto con Bancaja y que se agrupa en Banco Financiero y de Ahorro. Los créditos inmobiliarios que presentan como aval el suelo llegan a los 16.099 millones de euros, según la información remitida por la alianza a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). En terrenos adjudicados por impagos toca los 3.000 millones de euros.

Detrás está Banco Base, el otro gran SIP, con Cajastur a la cabeza junto con la CAM, con 7.778 millones en préstamos avalados con parcelas y 838 en suelo del que ya es propietario. La Caixa está en tercer lugar con casi 4.800 millones y 2.412, respectivamente.

Dos de las cajas vascas, tradicionalmente alejadas del ladrillo, tienen la menor exposición. Vitas y Kutxa, con créditos en el primer caso garantizados con terrenos de 641 millones y 574 en el segundo. En ese mismo grupo se encuentra también Unicaja, una de las pocas entidades que ha seguido en solitario en el baile de la reestructuración, y que no llega ni a los 700 millones de euros.

¿Por qué preocupa tanto la bolsa de suelo que acumula el sector? En realidad, es la pescadilla que se muerde la cola. Con todos los pisos que están sin vender, no hay mercado para viviendas nuevas, ni tampoco entidad que se atreva ahora a seguir impulsando su morosidad con financiación a las promotoras inmobiliarias. Con lo que si un edificio puede seguir perdiendo valor en los próximos ejercicios, el suelo todavía más. De ejemplo vale la estimación que recoge Banco Mare Nostrum, el SIP de Cajamurcia, con una pérdida esperada de entre un 20 y un 30% en viviendas, mientras que en suelo urbano apunta a un 35% y un 50% en el resto de terrenos.

Las cajas superan de largo los 160.000 millones de euros en préstamos a promotores, de los que alrededor de 54.000 millones están calificados como morosos o en riesgo de llegar a serlo, subestándar en lenguaje financiero. El resto del lastre vinculado a una de las actividades más paralizadas hoy en la economía española son los 38.000 millones en activos adjudicados a las entidades como pago en prenda por parte de los empresarios que no pudieron llegar a hacer frente al préstamo formalizado. Mucho dinero y mucho patrimonio que cada vez vale menos.

Por eso La Caixa ya avisó el día de la presentación de su nuevo modelo de negocio, con un banco como núcleo en el que la caja conservará la mayoría de capital, que la mayor parte de su cartera inmobiliaria -incluidas las participaciones accionariales en promotoras y constructoras- se irá para una filial, Servihabitat. Isidro Fainé, líder de la entidad y de la patronal del sector, quiere evitar que la transformación nazca ya medio coja con la sombra que para los inversores pueda suponer el contagio en el balance de la exposición al ladrillo.

Una idea de la que también toma nota Rodrigo Rato, presidente de Banco Financiero y de Ahorro, el SIP de Caja Madrid con Bancaja y otras cinco pequeñas entidades. En su ejemplo concreto, además, el volumen de activos es tan elevado que se han convertido en la principal promotora de suelo del país.

Fuente: http://www.laopinioncoruna.es/
 
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