Las Cajas de Ahorros y sus excesos inmobiliarios


Desde que comenzó la crisis financiera, nuestros políticos, banqueros y funcionarios se han jactado de la fuerza relativa del sistema bancario español en comparación con los del Reino Unido, EE.UU. y Alemania. Aunque hay cierto paralelismo entre los problemas que han afectado a las Cajas de Ahorro y los que provocaron la caída de los bancos de Irlanda, también existen diferencias importantes.

Los problemas se derivan de una expansión agresiva en el inmobiliario y la construcción cuando el mercado estaba boyante, seguido de pérdidas importantes, cuando los préstamos fueron mal.

Muchas Cajas de Ahorro prestaron en abundancia a promotores inmobiliarios, constructores y familias compradoras de vivienda, en los años que precedieron a la colisión, lo que les permitió duplicar e incluso triplicar sus balances, durante los años del boom inmobiliario.

Desde entonces, los precios de los inmuebles han caído, algunos deudores se han declarado en bancarrota, y los préstamos de dudoso cobro se han disparado, dejando a muchas de estas Cajas con una necesidad apremiante de capital fresco.

El sistema es probable que se asiente en un millón de viviendas que necesitan ser vendidas y parte de ellas están en el balance de estas entidades. Según el Banco de España, la "exposición potencial de bancos y cajas de ahorro a la construcción e inmobiliario se situó en 180.000 millones de euros, a mediados de 2010.

Pero los males de las Cajas son vistos como una amenaza menor para España, que la que supusieron los bancos irlandeses para Irlanda, debido, en gran medida al tamaño relativo de sus economías.

Los analistas señalan que la cantidad necesaria para rescatar a las Cajas, podrían ser inferior a 90.000 millones de euros en un escenario de estrés, que representan menos del 10 por ciento del PIB español, mientras que en Irlanda se necesita alrededor del 30 por ciento de su PIB.

Además, los tres mayores entidades financieras españolas, Santander, BBVA y La Caixa están en buena forma comparativamente. Por el contrario, los tres mayores bancos irlandeses están total o parcialmente nacionalizados y uno se encuentra en liquidación.

Esta situación ha dado lugar a que el Gobierno haya decidido limpiar las Cajas con urgencia. Y los planes de recapitalización van mucho más allá de los de la reestructuración en la que ya se embarcó y son el preludio de lo que queda por venir.

Por ahora, los mercados han cerrado a cal y canto el acceso a la financiación de las cajas y amenazan con estrangular al sector si el horizonte no se despeja una vez vaya avanzando el calendario de vencimientos de la deuda. La solución para acabar con las dudas pasa por una segunda ronda de recapitalizaciones con dinero público, para después buscar inversores que entren en el capital de las cajas. Esos inversores ya existen: fondos especializados de Reino Unido, Estados Unidos, Oriente Medio y China se han interesado por el sector español y sus activos, eso sí a precios de saldo.

A pesar de todas las incertidumbres acerca de su regulación y sobre el impacto del pinchazo inmobiliario y de la crisis española en las cuentas de resultados de las cajas, las consultoras y los bancos de inversión, que habitualmente colocan los activos de las entidades financieras en el mercado, han recibido acercamientos por parte de inversores especializados interesados en las cajas españolas. Se trata de fondos de capital riesgo especializados en el sector financiero, además de otras instituciones de inversión de países emergentes, atraídos tanto por las redes de oficinas como por activos, su cartera de participadas o las actividades de banca y seguros.

Las estimaciones sobre el dinero que necesitan abren un enorme abanico que va de los 10.000 a los 90.000 millones de euros para afianzar su solvencia, a la vista de lo que exige el mercado. El Estado ha inyectado ya algo más de 11.000 millones, aunque el FROB puede llegar a 99.000 millones.

En condiciones de tensión, el deterioro de los activos del conjunto del sistema financiero español podría superar los 200.000 millones de euros. Para hacer frente a ese desgaste las entidades cuentan con provisiones específicas y genéricas, el dinero que los bancos reservan para hacer frente a la morosidad, por ejemplo, realizadas contra su cuenta de resultados. Además, en las fusiones de cajas se han realizado saneamientos contra el patrimonio por importe de 26.000 millones. A eso se suma el margen de explotación que siga generando el negocio. Y, si se ve que con eso no basta para mantener un elevado nivel de solvencia, serán necesarias recapitalizaciones.

Lo importante es evitar una situación como la de Irlanda que el apoyo a la banca disparó el déficit público y acabó abocando al país al borde de la insolvencia. Para ello, el Banco de España y el Ejecutivo consideran indispensable que las cajas vuelvan a financiarse en los mercados y desean que consigan inversores privados que aporten colchones de capital. Eso parece muy improbable en este momento, al menos a precios normales.

El Ejecutivo y el Banco de España presionan para que las cajas muestren una mayor transparencia, apuntalen su solvencia y aceleren la reestructuración para poner de manifiesto la despolitización de sus órganos de gobierno. "Cuando la percepción de la realidad es mucho peor que la realidad misma, la mejor reacción posible es explicarlo con el mayor detalle", dijo el gobernador del Banco de España.

El Banco de España está empeñado en la recapitalización rápida: ahora mismo eso solo es posible con dinero público. Pero hay un problema: elevar el core capital al ocho por ciento pone en el disparadero a buena parte de los bancos medianos cotizados y dejaría fuera de los límites de la solvencia a bastantes entidades.

Fuente: http://www.realestatepress.es/
 
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