Ourense y Lugo ponen patas arriba la teoría generalizada que explica los motivos -atribuidos a la crisis- del bajón del precio de la vivienda en España. Las dos provincias con menor desarrollo económico y empresarial de Galicia y a la cola en renta per cápita contradicen las estadísticas y no sólo no bajan el precio de sus pisos, sino que lo encarecen. Otra cosa es que los vendan. El fenómeno no obedece a ninguna compleja estrategia urbanística ni empresarial. Sencillamente, es consecuencia de un perfil sociológico.
En opinión del presidente de la federación gallega de empresarios inmobiliarios, Benito Iglesias, ourensanos y lucenses "son, por esencia, por tradición y cultura, ahorradores, y el sistema de ahorro de la última década de los habitantes del interior de Galicia, principalmente del rural, fue el de la inversión en vivienda en las ciudades".
Buena parte de los ahorros de los emigrantes retornados que crearon pequeños negocios en el entorno de sus aldeas de origen han ido a parar al ladrillo. "El pequeño comerciante de Celanova, que no se permite dispendios, dejó de meter el dinero de su trabajo en una cuenta corriente en el banco y optó por comprar un piso. No para venderlo, sino para invertir, pensando en sus hijos", explica gráficamente Iglesias el modus operandi de los gallegos del interior. Como el empresario celanovense no necesita el piso adquirido en la ciudad de Ourense para vivir, "no tiene por qué bajar el precio", concluye el especialista, confirmando la estadística que atribuye a la provincia de Ourense una de las tasas de ahorro más elevadas de España.
Pero esto "es bueno y malo al mismo tiempo", sostiene Iglesias, quien reconoce que esta circunstancia "no ha sido buena para el desarrollo de Ourense". Porque los precios son altos, pero al mismo tiempo hay un alto stock de vivienda deshabitada en las dos capitales de provincia y el poder adquisitivo -con los salarios más bajos de Galicia- es pequeño. El sector empresarial apenas se mueve. Y es que las viviendas a la venta están, además, casi al 100% en manos de estos particulares.
El perfil del ahorrador se complica con los problemas de posibles impagos de los inquilinos. Así que ourensanos y lucenses que no encuentran compradores a sus pisos de precio elevado "optan por tenerlos vacíos antes que arriesgarse a tener un problema con el inquilino". Iglesias arroja el dato: "Ha habido 118.000 ejecuciones hipotecarias (embargos) en España el año pasado y para 2011 se espera que la cifre ascienda hasta los 150.000. Un drama".
Los pisos prácticamente más caros del territorio español no son, por tanto, un indicativo de riqueza o desarrollo ni de la provincia, ni del sector. Más bien al contrario. La crisis económica ha noqueado de manera especial a los profesionales que rodean a la construcción en estas dos provincias gallegas.
El presidente de los agentes inmobiliarios de Galicia reconoce que la situación de los arquitectos ourensanos en este momento es "tremenda: apenas firman proyectos". Y el gerente de la asociación de constructores de Lugo, Eugenio Corral, confirma que la situación es similar en su provincia. "Bajó considerablemente el ritmo de trabajo en el sector porque durante los últimos años dejó de construirse primera vivienda", sostiene Corral.
Sin embargo, los constructores padecen la desertización del ladrillo en menor medida que los arquitectos. Lo asegura el representante de los inmobiliarios y lo confirma el constructor. Y tiene que ver, de nuevo, con el perfil sociológico de estos empresarios. "El constructor de Ourense, como el de Lugo, es fundamentalmente contratista. Buena parte de ellos empezaron como albañiles aquí o en la emigración y regresaron convertidos en constructores de pequeñas, muy pequeñas, empresas familiares", sostiene Iglesias.
Pero otro factor que ha sido determinante en la subida de los precios de la vivienda en Lugo y Ourense obedece a la situación geográfica. En opinión de los representantes del sector, arquitectos y constructores de A Coruña y Pontevedra trabajaron al calor del boom de la construcción que se produjo entre los años 2003 al 2005 -un desarrollo urbanístico que se frenó en 2007, en la antesala de la crisis- gracias a la creación de segundas viviendas, concentradas en las zonas costeras y levantadas entre los años 2005 y 2008. "El interior no era atractivo", matiza el presidente de los agentes inmobiliarios.
Fuente: http://www.elpais.com/
En opinión del presidente de la federación gallega de empresarios inmobiliarios, Benito Iglesias, ourensanos y lucenses "son, por esencia, por tradición y cultura, ahorradores, y el sistema de ahorro de la última década de los habitantes del interior de Galicia, principalmente del rural, fue el de la inversión en vivienda en las ciudades".
Buena parte de los ahorros de los emigrantes retornados que crearon pequeños negocios en el entorno de sus aldeas de origen han ido a parar al ladrillo. "El pequeño comerciante de Celanova, que no se permite dispendios, dejó de meter el dinero de su trabajo en una cuenta corriente en el banco y optó por comprar un piso. No para venderlo, sino para invertir, pensando en sus hijos", explica gráficamente Iglesias el modus operandi de los gallegos del interior. Como el empresario celanovense no necesita el piso adquirido en la ciudad de Ourense para vivir, "no tiene por qué bajar el precio", concluye el especialista, confirmando la estadística que atribuye a la provincia de Ourense una de las tasas de ahorro más elevadas de España.
Pero esto "es bueno y malo al mismo tiempo", sostiene Iglesias, quien reconoce que esta circunstancia "no ha sido buena para el desarrollo de Ourense". Porque los precios son altos, pero al mismo tiempo hay un alto stock de vivienda deshabitada en las dos capitales de provincia y el poder adquisitivo -con los salarios más bajos de Galicia- es pequeño. El sector empresarial apenas se mueve. Y es que las viviendas a la venta están, además, casi al 100% en manos de estos particulares.
El perfil del ahorrador se complica con los problemas de posibles impagos de los inquilinos. Así que ourensanos y lucenses que no encuentran compradores a sus pisos de precio elevado "optan por tenerlos vacíos antes que arriesgarse a tener un problema con el inquilino". Iglesias arroja el dato: "Ha habido 118.000 ejecuciones hipotecarias (embargos) en España el año pasado y para 2011 se espera que la cifre ascienda hasta los 150.000. Un drama".
Los pisos prácticamente más caros del territorio español no son, por tanto, un indicativo de riqueza o desarrollo ni de la provincia, ni del sector. Más bien al contrario. La crisis económica ha noqueado de manera especial a los profesionales que rodean a la construcción en estas dos provincias gallegas.
El presidente de los agentes inmobiliarios de Galicia reconoce que la situación de los arquitectos ourensanos en este momento es "tremenda: apenas firman proyectos". Y el gerente de la asociación de constructores de Lugo, Eugenio Corral, confirma que la situación es similar en su provincia. "Bajó considerablemente el ritmo de trabajo en el sector porque durante los últimos años dejó de construirse primera vivienda", sostiene Corral.
Sin embargo, los constructores padecen la desertización del ladrillo en menor medida que los arquitectos. Lo asegura el representante de los inmobiliarios y lo confirma el constructor. Y tiene que ver, de nuevo, con el perfil sociológico de estos empresarios. "El constructor de Ourense, como el de Lugo, es fundamentalmente contratista. Buena parte de ellos empezaron como albañiles aquí o en la emigración y regresaron convertidos en constructores de pequeñas, muy pequeñas, empresas familiares", sostiene Iglesias.
Pero otro factor que ha sido determinante en la subida de los precios de la vivienda en Lugo y Ourense obedece a la situación geográfica. En opinión de los representantes del sector, arquitectos y constructores de A Coruña y Pontevedra trabajaron al calor del boom de la construcción que se produjo entre los años 2003 al 2005 -un desarrollo urbanístico que se frenó en 2007, en la antesala de la crisis- gracias a la creación de segundas viviendas, concentradas en las zonas costeras y levantadas entre los años 2005 y 2008. "El interior no era atractivo", matiza el presidente de los agentes inmobiliarios.
Fuente: http://www.elpais.com/